viernes, noviembre 28, 2008

ELECCIONES UNIVERSALES PARA LA NUEVA DIRECTIVA DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA. G.Ascencio


La renuncia de Jorge Burgos a encabezar una mesa directiva representativa de los diferentes grupos o lotes que hay al interior de la Democracia Cristiana, es una noticia esperanzadora, porque abre una oportunidad para mas democracia dentro del partido
Desde la última elección municipal hemos asistido a la pretensión de algunos, como dijera el alcalde Orrego, de “tomarse el Partido”, sin darse cuenta que, mas allá de las fronteras de la capital hay un partido que merece respeto.
Dos tercios de la votación de la Democracia Cristiana se origina en las regiones. Y algunos siguen pretendiendo que la dirección se puede constituir solo por la voluntad de determinados grupos de poder que cada vez representan a menos militantes.
El fracaso de Burgos por imponer esta forma de hacer política abre una gran oportunidad para más democracia al interior del partido. Los problemas de la democracia se arreglan con más democracia.
Hace tres semanas pedí que la próxima directiva de la DC y la totalidad de su Consejo Nacional fuesen elegidos en enero del próximo año, por votación directa de todos los militantes del Partido, aminorando así la intención de “tomarse el Partido” de cualquiera que lo pretenda. En un contexto así, cualquiera tiene derecho a ser el candidato, incluso el propio Burgos, pero cualquiera de ellos requiere de la legitimidad que sólo da la participación de todos los miles de militantes de todo chile
También afirmé que es necesario abrir el espacio a la discusión de los temas respecto de los cuales los chilenos nos reclaman definiciones.
No es posible que algunos se opongan a la legítima demanda de reajuste mínimo a los trabajadores fiscales, mientras le rinden homenaje al ideólogo de la dictadura. Esta no es la renovación que el partido necesita.
Preferí ayer, hoy y mañana un Partido como dijera Tomic, “siendo la espada y el escudo de los pobres”.
Los jefes de grupos o lotes, en Santiago no pueden seguir impidiendo la expresión de los militantes. Ya lo hicieron con los acuerdos del V Congreso Ideológico, que se han negado a difundir y a implementar, como era su obligación. Pero claro, en ese Congreso se expresaron los militantes, aquellos en los cuales estas cúpulas iluminadas no creen.
El 26 de octubre la DC no eligió sólo dos alcaldes, como se ha pretendido transmitir. Navarro en Los Andes recupera el municipio, que estaba en manos de la UDI, para la DC. Arriagada, Inostroza y Puyol siguen representando al Partido, con altísimas votaciones, en comunas pobres de la zona sur de Santiago.

Pereira en Coquimbo triunfa con los argumentos de la probidad, luego de tanto desorden que hubo en esa comuna. Aguila y seis camaradas más hacen lo propio en las 14 comunas que represento en el parlamento. Para que decir de los camaradas que, con mucho esfuerzo logran ser electos como concejales en todo el país.
Así en todo Chile, los democratacristianos hacen su tarea. Lamentablemente, ellos no existen, para la élite que se cree predestinada a dirigir el partido.
No hay dos opciones. El Partido tiene que ser convocado a elegir a sus autoridades, en un proceso universal, amplio y generoso, donde se discutan ideas y no edades; donde lo que importe sea la capacidad de representar los anhelos de justicia social de quienes seguimos la enseñanza de nuestros fundadores y no el tono del pelo o el color de los ojos de los dirigentes.
Una vez mas la Democracia Cristiana tiene una oportunidad. Si queremos seguir representando a alguna proporción importante de chilenos debemos solucionar nuestros problemas internos con más democracia y después entregar propuestas serias que apunten a tomar definiciones acerca de los principales problemas que afectan a nuestra sociedad.
Protección de los trabajadores y sus ahorros previsionales; fortalecimiento de la educación pública sobre el lucro privado; democratización de los gobiernos regionales; fortalecimiento de la estructura municipal del país; inscripción automática y voto voluntario; reforma tributaria que grave mas las utilidades de las grandes empresas y reduzca la carga de las personas; Estado activo a favor de políticas que mejoren la productividad de las empresas de menor tamaño, etc., son definiciones que hoy el país nos reclama. Hacia allá deben estar orientadas nuestras discusiones.
Para ello, nada mejor que una elección universal, que devuelva la soberanía a los militantes de todo el país, renunciando, ojala para siempre, a la pretensión de algunos, de ganar la dirección evitando la participación de las bases del partido. Una elección de esta naturaleza puede realizarse perfectamente, en enero del año 2009.
Fraternalmente,

GABRIEL ASCENCIO MANSILLA
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