SOLIDARIDAD. Santiago Robles.
Mes de Agosto. En Chile, mes de la Solidaridad, en homenaje al Padre San Alberto Hurtado Cruchaga. El 18 de Agosto, celebramos su día festivo.
Muchos hemos tenido noticias de la solidaridad. Pero, ¿nos hemos preocupado de saber qué es la solidaridad? Un recorrido por las Sagradas Escrituras, nos lleva a una desilusión: no nos encontramos con el término Solidaridad. Pero sí encontramos amor, piedad, compasión, justicia y otros términos similares. AMOR a Dios y a nuestros hermanos; PIEDAD, en nuestra relación con Dios; COMPASION, con nuestros hermanos mas necesitados; JUSTICIA, no sólo en la aplicación de la ley, sino en la concepción de igualdad entre hermanos, lo que llamamos justicia social. En la parábola del “Buen Samaritano”, Evangelio según San Lucas capítulo 10, versículos 25 a 37, Jesús nos da a conocer las bases, tanto ideológicas como prácticas, de lo que hoy conocemos como Solidaridad. Leamos con detención esta parte del Evangelio.
En el ámbito de la “justicia social”, la Iglesia Católica, con su encíclica “RERUM NOVARUM”, en 1891 y posteriormente en “QUADRAGESIMO ANNO”, 1931, nos indica su posición con respecto a la “Cuestión Social”, aparecida en Europa y en el mundo entero, debido a la Revolución Industrial. En esta Revolución Industrial, se crearon grandes industrias, surgieron grandes riquezas en el rubro inversionista, pero los trabajadores llevaron la peor parte. La gran diferencia entre los ingresos de los industriales, su forma de vida, y la pobreza y miseria en que se debatían los trabajadores, fue llamada “la cuestión social”.
En Chile, en 1917, un joven abogado, Alberto Hurtado Cruchaga, entiende el mensaje de su Iglesia Católica, y deseoso de ponerlo en práctica, lo da a conocer a su familia, a sus amigos universitarios, a los trabajadores desempleados, de los que estaba lleno Santiago ,ocupando su tiempo libre en visitarlos y acompañarlos. Conocedor de la voluntad de Dios, que lo quería en el sacerdocio, ingresó a la Compañía de Jesús, para ordenarse de sacerdote en 1931. Su gran dedicación a los niños de la calle, y la miseria de aquéllos que vivían bajo los puentes del río Mapocho, lo llevó a fundar y organizar su gran obra: El Hogar de Cristo, donde, gracias a donaciones particulares, pudo acoger a estos niños y darles techo, comida caliente, sábanas tibias y dignidad. Escribió libros en que trataba temas de sindicalización, Humanismo Cristiano; fundó la Revista Mensaje, pilar de la Iglesia Católica hasta el día de hoy; organizó ciclos de vida cristiana; fue un gran ejemplo para la juventud. El Señor se lo llevó el 18 de Agosto de 1952 y fue canonizado en Octubre del 2005 .
Pero, ¿qué llevó a este santo a efectuar este inmenso trabajo a favor de sus hermanos mas postergados?: fue el convencimiento de que el mensaje de Jesús hay que tomarlo en serio y llevarlo a la práctica. Solidaridad (del término en latín SOLIDARITAS), es el convencimiento de que todos los hombres, porque somos hijos de Dios, somos iguales ante la ley de Dios y las leyes humanas. Esto no sólo como concepto teórico, sino como aplicación práctica: equidad en la distribución de los ingresos, justicia social, viviendas dignas, profesionalismo en la educación, respeto a la dignidad de las personas. En su libro, “¿Es Chile un País Católico?”, el Padre Hurtado nos da ya, en esos años, algunos consejos útiles acerca de esta materia. Por otro lado, basta con leer su tesis para obtener su título de abogado, para entender que siempre estuvo presente en él, la justicia social y el amor a los más desposeídos
Para entender la solidaridad, es necesario poner a Dios en el lugar que le corresponde: en nuestro interior, en nuestro entorno, en el trabajo, junto a nuestros hermanos, junto a los mas desposeídos. Sólo así superaremos nuestro egoísmo, y tomaremos la mano a aquellos que nos la tienden pidiendo una ayuda, aunque esta mano esté sucia, mal oliente, no importa, tomémosla con cariño. Sólo así practicaremos la Solidaridad.
El 18 de Agosto, celebramos a nuestro santo Padre Hurtado. Quizás en este día nos sintamos generosos y aportemos algo de lo que tenemos. Pero, esta generosidad no es solidaridad. Quizás, ya es hora que dejemos de lado nuestro egoísmo y nos integremos algún grupo, ya sea pastoral o no, que vaya a compartir con los mas desposeídos. Lentamente, iremos entendiendo algo de lo que es la Solidaridad. El único pago que recibiremos por esta actividad, será sentir la alegría profunda de contemplar esas caras agradecidas de quienes reciben nuestra Solidaridad. Pero, hay una recompensa mayor aún. En aquel día, en que comparezcamos frente a nuestro Creador, escucharemos la voz de Jesús que nos dirá “ven bendito de mi Padre, a gozar del Reino que estaba reservado para ti, desde el inicio de los siglos: porque tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; estaba desnudo y me vestiste; era peregrino y me diste alojamiento, enfermo y me visitaste, en la cárcel y me fuiste a ver”.
SANTIAGO ROBLES VALENCIA
Muchos hemos tenido noticias de la solidaridad. Pero, ¿nos hemos preocupado de saber qué es la solidaridad? Un recorrido por las Sagradas Escrituras, nos lleva a una desilusión: no nos encontramos con el término Solidaridad. Pero sí encontramos amor, piedad, compasión, justicia y otros términos similares. AMOR a Dios y a nuestros hermanos; PIEDAD, en nuestra relación con Dios; COMPASION, con nuestros hermanos mas necesitados; JUSTICIA, no sólo en la aplicación de la ley, sino en la concepción de igualdad entre hermanos, lo que llamamos justicia social. En la parábola del “Buen Samaritano”, Evangelio según San Lucas capítulo 10, versículos 25 a 37, Jesús nos da a conocer las bases, tanto ideológicas como prácticas, de lo que hoy conocemos como Solidaridad. Leamos con detención esta parte del Evangelio.
En el ámbito de la “justicia social”, la Iglesia Católica, con su encíclica “RERUM NOVARUM”, en 1891 y posteriormente en “QUADRAGESIMO ANNO”, 1931, nos indica su posición con respecto a la “Cuestión Social”, aparecida en Europa y en el mundo entero, debido a la Revolución Industrial. En esta Revolución Industrial, se crearon grandes industrias, surgieron grandes riquezas en el rubro inversionista, pero los trabajadores llevaron la peor parte. La gran diferencia entre los ingresos de los industriales, su forma de vida, y la pobreza y miseria en que se debatían los trabajadores, fue llamada “la cuestión social”.
En Chile, en 1917, un joven abogado, Alberto Hurtado Cruchaga, entiende el mensaje de su Iglesia Católica, y deseoso de ponerlo en práctica, lo da a conocer a su familia, a sus amigos universitarios, a los trabajadores desempleados, de los que estaba lleno Santiago ,ocupando su tiempo libre en visitarlos y acompañarlos. Conocedor de la voluntad de Dios, que lo quería en el sacerdocio, ingresó a la Compañía de Jesús, para ordenarse de sacerdote en 1931. Su gran dedicación a los niños de la calle, y la miseria de aquéllos que vivían bajo los puentes del río Mapocho, lo llevó a fundar y organizar su gran obra: El Hogar de Cristo, donde, gracias a donaciones particulares, pudo acoger a estos niños y darles techo, comida caliente, sábanas tibias y dignidad. Escribió libros en que trataba temas de sindicalización, Humanismo Cristiano; fundó la Revista Mensaje, pilar de la Iglesia Católica hasta el día de hoy; organizó ciclos de vida cristiana; fue un gran ejemplo para la juventud. El Señor se lo llevó el 18 de Agosto de 1952 y fue canonizado en Octubre del 2005 .
Pero, ¿qué llevó a este santo a efectuar este inmenso trabajo a favor de sus hermanos mas postergados?: fue el convencimiento de que el mensaje de Jesús hay que tomarlo en serio y llevarlo a la práctica. Solidaridad (del término en latín SOLIDARITAS), es el convencimiento de que todos los hombres, porque somos hijos de Dios, somos iguales ante la ley de Dios y las leyes humanas. Esto no sólo como concepto teórico, sino como aplicación práctica: equidad en la distribución de los ingresos, justicia social, viviendas dignas, profesionalismo en la educación, respeto a la dignidad de las personas. En su libro, “¿Es Chile un País Católico?”, el Padre Hurtado nos da ya, en esos años, algunos consejos útiles acerca de esta materia. Por otro lado, basta con leer su tesis para obtener su título de abogado, para entender que siempre estuvo presente en él, la justicia social y el amor a los más desposeídos
Para entender la solidaridad, es necesario poner a Dios en el lugar que le corresponde: en nuestro interior, en nuestro entorno, en el trabajo, junto a nuestros hermanos, junto a los mas desposeídos. Sólo así superaremos nuestro egoísmo, y tomaremos la mano a aquellos que nos la tienden pidiendo una ayuda, aunque esta mano esté sucia, mal oliente, no importa, tomémosla con cariño. Sólo así practicaremos la Solidaridad.
El 18 de Agosto, celebramos a nuestro santo Padre Hurtado. Quizás en este día nos sintamos generosos y aportemos algo de lo que tenemos. Pero, esta generosidad no es solidaridad. Quizás, ya es hora que dejemos de lado nuestro egoísmo y nos integremos algún grupo, ya sea pastoral o no, que vaya a compartir con los mas desposeídos. Lentamente, iremos entendiendo algo de lo que es la Solidaridad. El único pago que recibiremos por esta actividad, será sentir la alegría profunda de contemplar esas caras agradecidas de quienes reciben nuestra Solidaridad. Pero, hay una recompensa mayor aún. En aquel día, en que comparezcamos frente a nuestro Creador, escucharemos la voz de Jesús que nos dirá “ven bendito de mi Padre, a gozar del Reino que estaba reservado para ti, desde el inicio de los siglos: porque tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; estaba desnudo y me vestiste; era peregrino y me diste alojamiento, enfermo y me visitaste, en la cárcel y me fuiste a ver”.
SANTIAGO ROBLES VALENCIA
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