jueves, enero 31, 2008

Un modesto homenaje a Patricia Verdugo. O.Aravena.

Corría el mes de octubre del año 2001 y a lo largo y ancho del Parque Forestal de Santiago eran miles las personas que en forma alegre y familiar comenzaban a llenar cada rincón de este histórico y hermoso lugar.En su extensión desde la Estación Mapocho en el poniente hasta la Fuente Alemana en el oriente se montaron tres monumentales escenarios que servían de tribuna para destacados artistas nacionales- A su vez cientos de stands daban expresión a las miradas cotidianas de la ciudadanía organizada. Artesanos, Plásticos, Cocina Chilena, y diversas muestras culturales se tomaban cada mesón de estos espacios ordenados en uno de los tramos del parque.En el escenario que se encontraba a un costado de la Fuente Alemana, me encontraba yo. Con mucho calor. Algo sorprendido pues si bien estimábamos que habría una buena asistencia de público nunca imaginamos que tanta. (Según Carabineros, esa versión de la Fiesta de la Cultura reunió a más de 800 mil personas)Me correspondió presentar los distintos artistas que durante la tarde subieron hasta este escenario. El Tío Lalo Parra, Saiko con Denise Malebran, el Grupo Congreso y Patricia Verdugo.Si. Patricia Verdugo. La misma periodista que abrió muchos ojos de chilenas y chilenos, que concientes o inconcientes se negaban a reconocer la sistemática violación a los Derechos Humanos durante la Dictadura.Ella con su altiva “pequeñez de estatura” se puso adelante, casi en el borde del escenario, frente a miles de personas en su mayoría jóvenes que lo más probable no sabían quien era. Muchos esperaban a lo mejor una cantante de música pop, o una solista de baladas.
Pero no. Era Patricia Verdugo. Nuestra periodista valiente. Valiente como muchos hombres y mujeres que no recurrian a hablar de los cuentos de alcoba de la farandula, sino que recurrian a su pluma para denunciar lo injusto, lo oprobioso, de una Dictadura.La misma a la cual su padre lo torturaron hasta la muerte. La misma que encabezó las manifestaciones callejeras de “Mujeres Por La Vida”. La misma que "relató" para todo Chile y el mundo entero la tragedia de Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas Denegri. La misma Patricia Verdugo que fue capaz de describir los momentos de martirio de nuestro André de la Victoria.
Ella sola, frente a un público que iba a pasar una tarde de alegría primaveral.
Entonces comienza a hablar y a los pocos segundos ella dice que solo quiere contar una breve historia sobre su padre que fue secuestrado desde su casa…Y lee un fragmento de “Bucarest 187”. Libro que relata justamente lo vivido en esos hechos.Termina de leer. Y a continuación dice, después de que ya todo el público guarda un silencio total... ”Yo evito pensar y hasta hablar de esta parte de la historia, porque duele demasiado. Imaginar el terror que sintió. Imaginar como le habrá saltado el corazón en el pecho al salir de la casa, sin poder siquiera escribir una nota pidiendo auxilio. Encontramos su cuerpo varios días más tarde en el río Mapocho, el río que atraviesa mi ciudad. En su cuerpo había huellas de tortura.
De la peor de todas no había huella evidente. Solo el examen de sus pulmones podía indicar que el agua en que fue ahogado no era el agua de ese río café y barroso que fue tumba de tantos en mi país".”Durante muchos años cuando cruzaba con mi vehículo algún puente del Río Mapocho; no era capaz de mirar hacia el río; Siempre imaginaba ver pasar el cuerpo de mi padre que había sido asesinado por la Dictadura”A esas alturas el público, la producción tras el escenario, todas las personas que nos encontrábamos ahí, nos comenzaba a colocar la “piel de gallina”Y Patricia Verdugo, continua…”Sin embargo en una ocasión la luz roja de uno de los puentes, duro mas de lo común, y fue inevitable dirigir la vista hacia el río. Es entonces cuando vi…gaviotas. Si, Gaviotas que desde el mar llegaban hasta este río que lleva en sus aguas nuestra historia y ahora nuestros dolores.Entonces entendí.Esas gaviotas, no eran más que cada uno de quienes cayeron a ese río muertos por la ignominia. Pero que a pesar de todo ello siguen junto a nosotros. Como mi Padre.Entonces entendí.Entendí además el sentido profundo de esa hermosa canción de Illapu “Que hacen aquí”.
Por ello esta tarde los invito a mantener el silencio, mirar hacia nuestro Río Mapocho y recordar a los que a pesar del dolor siguen junto a nosotros, escuchando esta hermosa canción de Illapu.Entonces, con la música de Illapu de fondo, viendo a esa pequeña “gran” mujer en silencio mirando hacia el infinito de ese Parque Forestal, las lágrimas de todos los que estábamos ahí eran inevitables. Artistas, equipo de producción, público, emocionados por una mujer valiente. Emocionados por una mujer que jamás busco figuración, solo colocar el dedo en la llaga de la injusticia.Una mujer que nos enseño que “Los poderosos lo son justamente porque "pueden" impedir ser castigados. La clave es hacerles difícil la tarea, ojalá imposible. Es la lucha entre la ética y la corrupción desde el principio de los tiempos”.Una mujer que más que nunca esta junto a nosotros.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Osvaldo, que gusto me da encontrarte aquí. Linda tu nota, muy emotiva y conmovedora, sobre todo porque hace pocos dias escuche en un video a Isabel Allende hablar de la Pasión... Y claramente tu nota habla de pasión, la pasión de una gran mujer. Me alegra que un tremendo hombre como tú, tenga la altura suficiente para reconocer esa fuerza y entrega que llevamos las mujeres dentro y que generosamente damos al resto, sin esperar recompensas sino que simplemente disfrutando la entrega.
Me gusta como escribes.
Un cariñoso abrazo para ti.
Crespa.

11 noviembre, 2009 15:31  

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