jueves, marzo 15, 2007

..EDITORIAL...REVISTA IMPACTO.....M.VERDUGO.

Veintitrés medidas anunció la presidenta de la República, Michelle Bachelet para superar el incordio en que se transformó el Transantiago. Algunas de las medidas propuestas debieron formar parte del paquete inicial para dar partida al nuevo sistema de transportes de la capital. Decisiones tan básicas como disponer de equipos de pre pago, corredores diferenciados; consultar a los organismos intermedios de la sociedad para conocer sus necesidades básicas en transporte; aumentar el horario de servicio del Metro debieron ser parte del proceso desde el inicio. ¿Qué pasó? ¿A quiénes se pagaron los 12 millones de dólares en “estudios” fallidos del sistema? ¿Dónde estudiaron esos profesionales? ¿Obtuvieron becas? Revista Impacto en esta edición reitera algo que para los ortodoxos del gobierno suena a pecado, a involución. EL ESTADO, sí, el vilipendiado Estado debe asumir este servicio público. Las naciones de verdad de primer orden mantienen bajo su alero la entrega de este vital servicio. En Chile los privados lo hicieron mal en el antiguo sistema y lo hacen mal hoy en el nuevo. El Estado como mínimo debe estar a cargo de la policía, las fuerzas armadas, la educación, la salud, la justicia y, en la ciudad, debe proporcionar los medios de locomoción. Nadie debe llamarse a escándalo cuando clamamos por un mayor rol del Estado. La iniciativa privada busca el lucro personal, individual, y, si de rebote le cae a la gente y al país mejor, pero no son éstos últimos los que están en su mente cuando explotan un negocio. Creemos que de las medidas anunciadas las que se refiere a la creación de una figura que deberá velar por el correcto funcionamiento del sistema se encuadra en lo correcto. Hoy, que está de moda hablar de la Guerra del Pacífico, no olvidemos que cuando todo se veía cuesta arriba, en un acto claro de reconocimiento de errores, se nombra a un ministro en campaña y la situación cambia. Hoy, debe reconocerse la comisión de errores. El Ministro Espejo ha sido valiente, claro, fuerte para enfrentar la crisis, pero ha defendido lo indefendible. El sistema nació mal. Se creó entre cuatro paredes, sin consulta a los directamente afectados, se eliminó a cientos de pequeños empresarios para favorecer al gran capital. Aquí están los resultados. El sistema, a la larga va a funcionar, pero el proceso traumático que significó su puesta en marcha pudo evitarse si hubiese existido algo menos de soberbia intelectual y de desprecio por el saber natural. Pequeñas sugerencias que, sumadas a las 23 anunciadas por la Presidenta, pudieran contribuir e mejorar la situación: entradas diferidas para los estudiantes (media y universitaria); que el estado asuma un rol decisivo; que se analice la funcionalidad de desaguar todo el sistema en el Metro. Pobre Santiago, las cosas que se hacen en tu nombre