viernes, diciembre 15, 2006

..LA CONCERTACIÓN POST-PINOCHET...D.HERRERA..

Pinochet ha muerto.
Individualmente, todos los que vivivimos su dictadura tuvimos estos días que hacer un cambio de folio. Personalmente evalué las consecuencias de su régimen, y como llamamos los abogados, determiné el lucro cesante y el daño emergente. Sumando y restando, el personaje deja una huella profunda en todos los que nacimos a la política bajo su tiránico gobierno. Me declaro orgulloso de haber sido opositor a él desde el primer día. Con trece años a 1973, percibí la naturaleza del régimen que se imponía por la fuerza. Tuve esa oportunidad al conocer de inmediato casos de parientes y familiares de amigos que sufrieron atropellos a los derechos humanos.
Una anécdota personal. El 15 de Septiembre de 1973, mi madre me mandó a hacer cola frente al entonces Almac de Ñuñoa para comprar un pollo. Mientras hacia la fila, un Carabinero me sacó a lumazo de ella porqué consideró que estaba fuera de la cola. Aunque el hecho sea pedestre, ese cabro de 13 años intuyó que la cosa iba ser abusiva desde el principio. Hechos posteriores más atroces me confirmaron esta intuición.
Pero la pregunta que nos debemos hacer hoy es colectiva: ¿esta vigente la principal creación opositora a Pinochet, la Concertación de partidos políticos por la Democracia, luego de la muerte del tirano? La derecha, que de paso pagará caro su descaro al brindarle homenajes al dictador difunto, lanzó a través de sus dos cadenas periodísticas y sus Opinólogos tradicionales propios y conversos la teoría de que muerto el tirano, se acaba el aglutinante ético e histórico de la Concertación, y que solo nos uniría el poderoso cemento de ser gobierno y compartir el poder.
Mi primera reflexión es que parte de la tarea que nos unió está cumplida: Reestablecer la Democracia en Chile y consolidarla.
Lo segundo, es que hay una tarea pendiente: Resolver el dilema de la desigualdad económica y social que afecta a la sociedad chilena y que impide cerrar la enorme brecha que separa a ricos y pobres.
Para muchos de nosotros, la Concertación se justifica en la medida que esta segunda tarea pueda ser resuelta en los próximos años. Por cierto que al interior de nuestro conglomerado político hay visiones distintas acerca de cómo resolver esta segunda tarea. Dentro de mi partido, la DC, coexisten al menos dos visiones y estrategias que, lenta pero inexorablemente, nos llevarán a un debate definitivo respecto a que debemos hacer con la desigualdad social evidente.
Es claro que viene un período de reflexión en donde ya algunos han tomado posición. Son los que estiman que no se debe modificar o rectificar el modelo sino que la idea es profundizarlo.
Para ellos el tema de fondo es modernizar la política y purgarla de la corrupción y la mediocridad que actualmente complican a los partidos políticos. Loable tarea. Hay que apoyarla.
Otros, pensamos que es el momento de plantear una estrategia de largo aliento que conduzca a la Concertación y en especial, a la DC, a enfrentar un cambio en las condiciones sociales de Chile, que nos lleve a instalar una Economía social de Mercado necesaria para resolver las desigualdades afligen a las mayorías. Pinochet ha muerto. Manos a la obra.