viernes, diciembre 15, 2006

...APORTE DE C. CHOQUE...

La excusa
Cuentan que un anciano de Parinacota ya no podía salir de cacería para alimentar a su familia, razón por la cual le pide a su hijo que se encargue de ello.
El hijo sale a cazar y regresa rápidamente con una Viscacha (similar a la liebre) para la cena.
Al día siguiente regresa sin haber cazado nada y se excusa diciendo que no hay animales.
Al día siguiente tampoco trae nada y se excusa nuevamente. Intrigado, el anciano sale a verificar como cazaba su hijo, y lo encuentra sentado junto a unas yaretas (arbusto del altiplano).
El anciano le pregunta qué hace allí.
El hijo le responde:
“Silencio, estoy esperando que las Viscachas se estrellen contra las rocas. ¿Te acuerdas de la primera Viscacha que traje a casa?”.
“Bueno se paciente, padre, seguro que más tarde otro se estrellará contra las rocas.”
Muchas veces, como en esta historia aymara ancestral, nos quedamos esperando los éxitos en la vida nos vengan de pura suerte o damos excusas para encubrir nuestra falta de responsabilidad y perseverancia.
“No tengo tiempo”, “No tengo recursos”, “No se como hacerlo” etc. Son la distancia más corta entre la responsabilidad y la irresponsabilidad. Cuando damos una excusa no nos hacemos responsables y dejamos de perseverar.


La Perseverancia

En el Antiguo Tiwanaku (Imperio Aymara 1.500 A.C. al 1.100 D.C.) una mujer busco a un Amauta (Sabio) con el fin de que le hiciese una pócima para reconquistar al marido. Era un guerrero Aymara que había regresado de la guerra después de meses y no quería saber nada de ella.

El Amauta le pidió que consiguiese un pelo de un Puma. La mujer, decidida a recuperar al marido, se dirigió a las Montañas y ubicó al Puma. Diariamente le llevaba un trozo de Carne. Al comienzo el Puma no permitía que la mujer se le acercase, pero ella fue acercándose poco a poco. Un tiempo después la mujer pudo darle la carne y quedarse junto a él, hasta que un día, cuando el animal estaba durmiendo, le saco el pelo que necesitaba y se fue donde el Amauta.
La Mujer le pidió la pócima, pero el Amauta le respondió sonriendo:
“Mujer, ya no la necesitas. Si has logrado conquistar con amor y paciencia a un Puma feroz, igualmente podrás reconquistar a tu marido”.
Hoy en día la paciencia es una cualidad olvidada, pues los cambios y la tecnología nos acostumbran a esperar resultados inmediatos.
Tenga paciencia con los ciclos naturales de la vida y el trabajo: persevere fertilizando y siendo paciente pues solo así pueda obtener el resultado que anda buscando.