viernes, noviembre 24, 2006

...A UN AMIGO LO QUIERO, LO CUIDO...Y LO PERDONO.....


AMISTAD, también un divino tesoro: en tiempos inquisidores de brujas.
Por Alejandro Salas
Dice alguien por ahí que la responsabilidad política pertenece al mundo de la ética y la moral, más allá de lo que resuelvan los tribunales. Cierto, pero hay que tener plena conciencia de que este tipo de afirmaciones más que abogar por la responsabilidad política, está cuestionando el fondo del modelo de justicia y, con ello, la fe pública en nuestras instituciones. Que vivimos en tiempos de crisis moral, valórica, o como quiera llamársele, es un asunto que trasciende hechos específicos de corrupción, pues convivimos en una sociedad permisiva y no libre; donde no existe un factor común a todos que pueda hacernos sentir que: del esfuerzo de todos, todos nos beneficiamos; en la que -cada vez- más nos alejamos de la equidad y la justicia; en la que el más poderoso y el más débil creen que sólo sobreviven solos, aunque ninguno se salve; donde nadie cree ni quiere salvarse; en la que ni Dios ni el bien existen, hasta que se meten las manos y las patas; acaso un mundo donde la amistad no cuenta. A un amigo lo quiero y lo cuido, sin sacar cuentas de si me sirve o no me sirve, si me daña o no me daña y, como vivimos en tiempos en que debemos construir un mundo más justo, es precisamente la amistad la materia prima de la que ha de cultivarse. A un amigo que es acusado por un crimen lo quiero, lo cuido sin sacar cuentas, le pregunto directamente y si me responde que es inocente, entones le creo y le cuido más que nunca, aunque me juzguen a mí también, sin excusarme en bienes superiores, ni de nación ni de nada, pues no hay bien superior a la amistad. A un amigo lo quiero y sigo cuidando si aboga por su inocencia, aunque todas las pruebas le condenen; aunque las marcas de su calvario sangren en mí también. A un amigo lo quiero si -por todas sus miserias y egoismos- me ha mentido y, con ello, me ha dañado al punto de lo irreparable, pues mi deber es cuidarlo: a un amigo que me ha hecho tanto daño por creer en él y cuidarlo…, ay, con un amigo así, mi deber es perdonar para que pueda iniciar el camino de perdonarse así mismo y recociliarse, pues es de humanos pecar y la amistad es regalo de Dios. Estoy claro, no me crean ingenuo, así no funciona el mundo de hoy. Estos tiempos deben parecerse mucho a los de la decadencia medieval, para que las instituciones defiendan las mezquindades del poder y actúen -cual inquisidores tras las brujas- tras el chivo que viene a expiar los pecados del mundo. Juanito Michel es mi amigo, lo quiero y lo cuido… sin sacar cuentas… pues sólo el bien superior de la amistad puede permitirnos un mundo mejor y más justo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

el mundo mejor fundado en la amistad.
pero en que amistad? en la amistad más amiga?.
el mundo mejor no se construye sobre la amistad, se construye sobre la justicia.

25 noviembre, 2006 19:11  

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