lunes, septiembre 04, 2006

...QUÈ TE PASA PABLO?...

Por Myriam Verdugo.


Anoche Pablo Longueira sorprendió a muchos. Su discurso, fue coincidente en gran parte con el diagnóstico que muchos demócrata cristianos tenemos sobre lo que pasa en lo país y sobre la posibilidad, cada vez más cercana, de una explosión social que ni los arios de nuestro partido ni nuestra realeza son capaces de visualizar.
Pos supuesto que se trata de la posición oportunista de quien, ladinamente, asume el discurso y la realidad de la gente real. De la mujer, del poblador, del trabajador, del joven sin esperanza que pueblan Chile. Dijo que en el gobierno pasado los grandes empresarios doblaron su capital y la pregunta es ¿dónde está la fila de los pymes que doblaron su capital?
Nuestros jóvenes camaradas, que no son capaces de comprender desde su virtualismo técnico y profesional -vivido desde sus oficinas con hermosa vista, su rápido tránsito desde sus hogares en el sector Oriente hasta el aeropuerto a través de vías concesionadas para entregar su experta opinión a países centroamericanos o africanos- seguramente escucharon con escándalo al senador UDI que habló en forma reiterada de un Chile donde se coluden el poder político y el económico. No estoy dijo por perpetuar este poder económico y declaró sentirse cercano a la clase media y los pobres de este país. Como para preguntarse genuinamente ¿qué te pasa Pablo? sobre todo si conocemos cuál es su cuna política: la dictadura militar.
Populistas es el calificativo para los oportunistas. Autoflagelantes es el apelativo para los que permaneciendo en la coalición gobernante llaman la atención sobre las escandalosas desigualdades existentes.
¡Qué dramático es que se pontifique desde la academia sin conocer la cruda realidad de millones de chilenos!
Esos mismos camaradas con certeza no conocen el dramático periplo del ex presidente de la democracia cristiana de una comuna de Santiago que teniendo un dramático diagnóstico debió esperar meses para que, con ayuda de camaradas y saltándose todas las normativas de nuestro sistema de salud , pudiera conseguir hora para ser operado en los próximos dos meses como máximo.
Tampoco conocieron a una ilustre camarada, de nuestra golpeada clase media, que murió haciendo cola en unas oficinas municipales para acceder a la gratuidad en el retiro de la basura. Mucho menos conocen de las esperas y los atrasos por “culpa” del Transantiago, tampoco de las calles que no necesitan lomos de toro para obligar a disminuir la velocidad, ni de los horarios extenuantes cumplidos en condiciones lamentables para conseguir aumentar magramente los ingresos.¿Qué te pasa Pablo? ¿Estás conociendo el Chile real? ¿El Chile de la desigualdad y de la consagración de una clase dorada? Para nosotros se trata de una realidad que conocemos desde hace mucho. Esperamos que algunos de nuestros compañeros de ruta también se acerquen a ella.