lunes, diciembre 13, 2010

UN CHILE IRRESPONSABLE . Jorge Pizarro. Presidente del Senado

Se ha vuelto recurrente en nuestro país que tengan que ocurrir grandes tragedias, con muerte o peligro para la vida de chilenos, para que la sociedad chilena tome conciencia de la necesidad de solucionar problemas que son evidentes, pero que no están en la agenda diaria.
El terremoto desnudó falencias en los procedimientos de emergencias y en las comunicaciones; el accidente de los mineros, desnudó las malas condiciones en que laboran miles de trabajadores en Chile; el accidente de la Ruta 78 nos mostró que las vías concesionadas no siempre tienen los estándares de seguridad exigidos, y este horrible incendio en la Cárcel de San Miguel vuelve a poner en el tapete en problema del hacinamiento en los penales.


Lo más dramático es que el problema del hacinamiento carcelario, tiene un origen muy claro y tiene que ver con cómo la sociedad chilena ha aceptado y validado el discurso que por años han levantado algunos actores políticos: la supuesta irrupción de una delincuencia desbordada, la puerta giratoria de la Justicia y la necesidad de encarcelar a cualquiera, por cualquiera falta o delito.

Esos personeros y partidos políticos deben asumir su responsabilidad por haber construido por años la idea de que Chile es un país inseguro, cooptado por la delincuencia y amenazado por hordas de antisociales que -según este discurso demagógico- tienen en jaque a las familias chilenas.

Millonarias inversiones en seguridad, desconfianza total entre los vecinos, barrios enteros segregados y cerrados. Estos son algunos de los efectos que esta sensación ficticia de inseguridad han provocado en la población, más aún en los grandes centros urbanos. Pero el efecto más nocivo ha sido la instalación de una suerte de circo romano en donde la Opinión Pública valora enormemente un discurso represivo y tajante respecto de la delincuencia y los delincuentes. Quien proponga más años de cárcel, más dureza en las condenas y las penas del infierno, es quien se lleva los aplausos y los votos: la puerta giratoria fue y ha sido el capital político de importantes personeros políticos. ¡Qué irresponsabilidad!

Este es un mea culpa que debemos hacer todos los chilenos. En especial la Concertación, pues no supo levantar un discurso más responsable, inclusivo. Humanitario y solidario con nuestros compatriotas. Uno de los jóvenes muertos estaba preso por vender películas piratas. Esto es indignante; es cierto que se trata de una falta, de un delito contra el derecho de propiedad de la industria fílmica, pero esa falta no amerita mandarlo a la muerte por negligencia del Estado en materia carcelaria. Pero sin duda que es desproporcionada la forma en que se protege el derecho a la propiedad privada, en desmedro de los otros de derechos que poseen las personas.

Esta manera de entender el combate a la delincuencia, tiene una sola cara: la represión. Esto es fruto lamentablemente de un diseño comunicacional de hace años, donde la puerta giratoria fue su estandarte.

Chile tiene una responsabilidad moral al haber permitido que se acepte que prácticamente todos los delitos sean merecedores de cárcel, sin opciones a efectiva rehabilitación, reinserción social y acompañamiento a quienes han delinquido por necesidad o por efecto de las drogas. Hay que ser claros; hay que enviar a la cárcel y proceder con dureza penal con quienes pertinazmente han demostrado desprecio por la vida, la seguridad de las personas y que han demostrado ser delincuentes avezados. A ellos hay que darles oportunidades y que se respeten sus derechos básicos como ser humano.

Pero existen muchos otros que no son delincuentes, que son primerizos o que han incurrido en conductas indebidas por la droga, la falta de trabajo o la contaminación social con malos elementos sociales. La Corte Suprema ha advertido la bomba de tiempo que se guarda en los penales de Chile y lo que no queremos es otro anuncio "revolucionario", esta vez en el tema carcelario. Queremos seriedad y que se asuma la responsabilidad por cómo se ha utilizado electoralmente el tema de la seguridad ciudadana para ganar votos y espacio en los medios de comunicación