Marcelo Bielsa: Una lección ética y democrática. Rodrigo Ahumada Durán. Filósofo e historiador
En una columna anterior he señalado que no soy especialista en fútbol ni en temas deportivos. Sin embargo, sí soy especialista en ética, no solamente la he enseñado más de 20 años en diversas universidades tanto en pregrado como en posgrado, sino que la estudié como especialidad en Toulouse (Francia) en el CIREP (Centre Indépendant de Recherche Philosophique), con los discípulos del filósofo Jacques Maritain.
La Conferencia de Prensa dada por Marcelo Bielsa en el día de ayer, es uno de los testimonios éticos más notables que he tenido la ocasión de ver y de escuchar a lo largo de mi vida.
¿Qué es un testimonio ético? Sencillamente la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. La conformidad entre la teoría y la praxis.
En síntesis, cuando los valores morales como la prudencia, la justicia, la fortaleza, la honestidad, la transparencia, la veracidad, la humildad, la gratuidad… se hacen carne o verbo en el testimonio de vida de una persona. Marcelo Bielsa, más allá de su calidad profesional que está fuera de toda discusión, es sobre todo una persona íntegra y es justamente por eso que ha dejado una huella profunda en el alma del chileno común, más allá si les gusta o no el fútbol. A diferencia de lo que señala Segovia, Marcelo ha puesto el centro de la actividad deportiva, en este caso el fútbol, en los jugadores y en los hinchas, es decir en las personas y no en los factores económicos. Por algo cuenta con el apoyo explícito de figuras emblemáticas del fútbol chileno de Elías Figueroa a Marcelo Salas, sin mencionar tantos otros.
Su sencillez, su amor por el trabajo bien hecho, su sentido de la responsabilidad, su obsesión por construir sin destruir, su permanente vocación de servicio, y tantas y tantas cosas que no alcanzaría a enumerar en esta modesta columna de opinión, que no pretende ser otra cosa que un sincero homenaje de gratitud a alguien que no ha buscado otra cosa que realizar un trabajo que para él es normal -y para mí es excepcional-, donde la única motivación ha sido, como el mismo lo ha reconocido, su vocación, que es lo único que causa felicidad o gozo. Hoy día que ha pasado a ser una moda llamar “ético” cualquier comportamiento que parece “políticamente correcto” aunque a todas luces sea inmoral, Bielsa nos ha recordado la grandeza y la miseria de la condición humana con una calidad de vida intachable, digna de admiración, sobre todo al tener la hidalguía de reconocer públicamente que no puede trabajar con el candidato a la ANFP Jorge Segovia, porque no comparte ni su discurso ni su proyecto.
¿Por qué una lección democrática? Se ha repetido hasta el cansancio por parte de la lista opositora a Harold Mayne-Nicholls de faltas a la democracia y de un comportamiento “fascista”. Marcelo Bielsa nuevamente coloca las cosas en su lugar al señalar que lo fundamental de la democracia es la participación, criticando la actitud majadera por parte de la oposición de menospreciar a los actores fundamentales del fútbol, jugadores (incluido al presidente del SIFUP) e hinchas, como si su opinión no valiera nada porque sencillamente no son accionistas o no tienen participación económica ni votan.
También se ha acusado de fascismo a Harold Mayne-Nicholls por criticar el cambio de posición de la gente que a última hora decidió cambiarse a la lista de Segovia. El derecho a cambiar de opinión y de posición son lícitos en ética, en eso Marcelo Bielsa tiene razón. Sin embargo, ellos solamente se justifican cuando son el fruto de una decisión de una conciencia recta y verdadera, y no por oportunismo o ventajas políticas de último momento. ¡Qué escándalo, cómo se manosea el nombre de la democracia con tal de obtener cualquier fin!
Marcelo ¡Gracias por tu lección de humanidad! Espero sinceramente que sigas con nosotros no solamente haciendo crecer a nuestro fútbol, sino haciéndonos crecer como personas. Si en una de esas ya no estás más porque nuestra pequeñez humana, mezquindad y egoísmo o nuestras ambiciones de poder te colocaron en un laberinto sin salida, quiero que sepas que esas miserias humanas no representan en modo alguno el pensar y el sentir de la mayoría de los hombres y mujeres que forman parte de este país, que a pesar de todo tú has sido capaz de amar como nadie.
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