Otro futuro . Yerko Ljubetic
Transcurrido ya el tiempo necesario, se ha abordado profusamente la natural evaluación del nuevo Gobierno, especialmente a partir del crítico contexto en que debió asumir.
Menos énfasis ha habido en la oposición para llevar a cabo la ineludible autocrítica que permita esclarecer las razones de una derrota que puso fin a veinte años de gobiernos de la Concertación. Por el contrario, junto con explicaciones simplistas, que ponen el acento en el actuar de otros, y cónclaves convocados por cumplir, ha habido voces que pretenden constreñir y limitar el debate, ya sea en la profundidad y crudeza que éste necesariamente debe tener, como en los actores habilitados a participar en él.
Tales opiniones parecen desconocer, entre otros, al menos dos hechos que ya debieran ser evidentes. Por una parte, que en la primera vuelta presidencial la Concertación alcanzó sólo el 29% de los votos y, por otra, que la simple continuidad y el evitar que ganara la derecha, contenidos casi exclusivos de la oferta que se realizó al país, estuvieron lejos de seducir al electorado y de provocar el apoyo por inercia que la dirigencia oficialista presumía.....Hacerse cargo de la real dimensión de lo expresado por la ciudadanía en enero implica asumir que hay una etapa, la de los últimos veinte años, de la que podemos sentirnos más orgullosos o más insatisfechos, pero que terminó y que, por lo tanto, ahora debemos imaginarnos un futuro distinto y hoy difícil de predecir.
La clave es abordar ese ejercicio, asumiéndolo como una oportunidad y un imperativo. Las restricciones de ser gobierno ya no existen y eso debería dejarnos espacio para el más amplio diálogo de los sectores democráticos y progresistas, de manera de acercarnos, de un modo inclusivo y participativo, a la construcción de una nueva oferta de futuro para los chilenos.
Que dicha oferta debe ser distinta y renovada es indiscutible. Quienes crean que no es así harían bien en fijarse que, en temas como el de la reforma tributaria y otros que vendrán, la derecha en el Gobierno probablemente termine de hacer las cosas que no alcanzamos, no pudimos o no quisimos hacer en esos veinte años que, nos guste o no, han quedado atrás. [+/-] Seguir Leyendo...
Menos énfasis ha habido en la oposición para llevar a cabo la ineludible autocrítica que permita esclarecer las razones de una derrota que puso fin a veinte años de gobiernos de la Concertación. Por el contrario, junto con explicaciones simplistas, que ponen el acento en el actuar de otros, y cónclaves convocados por cumplir, ha habido voces que pretenden constreñir y limitar el debate, ya sea en la profundidad y crudeza que éste necesariamente debe tener, como en los actores habilitados a participar en él.
Tales opiniones parecen desconocer, entre otros, al menos dos hechos que ya debieran ser evidentes. Por una parte, que en la primera vuelta presidencial la Concertación alcanzó sólo el 29% de los votos y, por otra, que la simple continuidad y el evitar que ganara la derecha, contenidos casi exclusivos de la oferta que se realizó al país, estuvieron lejos de seducir al electorado y de provocar el apoyo por inercia que la dirigencia oficialista presumía.....Hacerse cargo de la real dimensión de lo expresado por la ciudadanía en enero implica asumir que hay una etapa, la de los últimos veinte años, de la que podemos sentirnos más orgullosos o más insatisfechos, pero que terminó y que, por lo tanto, ahora debemos imaginarnos un futuro distinto y hoy difícil de predecir.
La clave es abordar ese ejercicio, asumiéndolo como una oportunidad y un imperativo. Las restricciones de ser gobierno ya no existen y eso debería dejarnos espacio para el más amplio diálogo de los sectores democráticos y progresistas, de manera de acercarnos, de un modo inclusivo y participativo, a la construcción de una nueva oferta de futuro para los chilenos.
Que dicha oferta debe ser distinta y renovada es indiscutible. Quienes crean que no es así harían bien en fijarse que, en temas como el de la reforma tributaria y otros que vendrán, la derecha en el Gobierno probablemente termine de hacer las cosas que no alcanzamos, no pudimos o no quisimos hacer en esos veinte años que, nos guste o no, han quedado atrás. [+/-] Seguir Leyendo...
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