A la luz de una vela .Cristián Warnken

Mientras en algún rincón de Chile alguien repara el Sistema Interconectado Central, se me cruzan los cables: comprendo que todavía no hemos terminado la primera tarea histórica que nos dejó Portales: el robo hormiga, el pillaje y la pillería se han hecho lamentablemente endémicos en esta latitud.
Es la “virtud”, más que el “orden”, lo que está hoy en peligro en Chile. ¿Qué nos ha pasado? Más grave aún que el que las viejas casas del Chile Profundo estén en el suelo, es que nuestras convicciones y virtudes republicanas, que nos han distinguido en el concierto de América, comiencen a sufrir daños estructurales. Estamos recién empezando a conocer premuras en gastarse el presupuesto antes de dejar el poder de parte de la administración saliente, sumado a despilfarros y mangas anchas que no se condicen con nuestra condición de país austero.
Pero esto sigue… El mismo Presidente de la República recién asumido, quien debe ser el modelo superior de la virtud portaliana, usando esta vez la excusa del terremoto, no ha cumplido lo que prometió al país: desprenderse de todas las acciones de LAN antes de asumir. Y su desvinculación de Chilevisión no es de verdad, sino a medias.
Con esta inexcusable y peligrosa desprolijidad, el Presidente puede involuntariamente estar enviando esta señal a los jóvenes: que no importa incumplir lo prometido en los plazos prometidos. ¿Eso se llama “excelencia”? Yo quiero que a este gobierno le vaya muy bien (sobre todo en estas difíciles horas de la reconstrucción), pero me deja perplejo que una parte de la elite, que debiera ser nuestro modelo de virtud republicana y probidad, mantenga un silencio cómplice sobre este sensible tema. ¿Tan bajas están nuestras varas con las que medimos la impecabilidad?
En la noche, mientras leo la carta de Portales a la luz de una vela, siento que ese silencio inquietante es de los que preparan o preceden a las peores catástrofes. [+/-] Seguir Leyendo...
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