martes, marzo 23, 2010

Legislaremos escuchando a la gente Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

Honorables senadoras y senadores de la República, amigas y amigos.
Acabamos de rendir un sentido homenaje a las víctimas del terremoto que asoló al país el pasado 27 de febrero. A nuestros muertos y a sus familias le hemos hecho el homenaje del silencio. De un silencio profundo, conmovido y fraterno.
Ahora, a través de mis palabras, quisiera que todos y cada uno de los senadores y las senadoras de Chile le rindamos un segundo homenaje. Queremos decirle a todo el país que el Senado de la República, que nosotros, como un solo grupo humano dedicados al servicio público, sabremos actuar al servicio de la patria......Hablaremos con el testimonio, con el diálogo y con la determinación de reconstruir. Ese será nuestro homenaje. Yo, junto a José Antonio Gómez, me comprometo y los comprometo, porque los conozco y los sé capaces de lo mejor para Chile. Ese es nuestro compromiso, de aliento y de esperanza para todos los que perdieron un ser amado, para todos los que perdieron todo lo que tenían o lo que con tanto esfuerzo construyeron.
Sabemos lo que tenemos que hacer. Chile siempre ha sabido como actuar en estos momentos cruciales. Lloramos nuestras perdidas, enterramos nuestros muertos, trabajamos unidos y levantamos nuestros hogares, pueblos y ciudades.
Si. Amigas y amigos. También nosotros sabremos aportar para poner a Chile de pie. El país nos necesita y el país nos tendrá a su servicio, por sobre cualquier pequeñez o consideración menor.
Sé lo que es enfrentar y padecer los efectos de un terremoto. Vengo de una región que en 1997 tuvo que ponerse de pie y comenzar la reconstrucción. Conozco las dificultades que se presentan.
He visto como se presentan las trabas burocráticas. Se lo que cuesta coordinar esfuerzos y aunar voluntades. No podemos dejar que los errores y deficiencias superen el trabajo conjunto bien hecho, eficiente y oportuno. Pondremos nuestro mejor empeño para que la reconstrucción sea eficiente, rápida y participativa.
El Senado estará en terreno. Vamos a legislar a favor de un extenso territorio afectado donde se concentra la mayor parte de nuestra población. No vamos a legislar con los ojos cerrados. Vamos a ver, evaluar, dialogar y conocer. No vamos a dejarnos guiar por lo que se nos dice sino por lo que comprobemos. Esa es la actitud responsable que debemos asumir y es lo que haremos.
Tengo una visión humanista y cristiana de la vida. Otros son humanistas y laicos en este hemiciclo. Pero todos vamos a coincidir en esto: una catástrofe como la que vivimos no es algo que le pasó a las cosas, es un drama que le ha pasado a la gente. No basta con levantar edificios. Tenemos que levantar comunidades que quieren reconstruir su vida y salir adelante.
Reconstruir la vida es tomar en cuenta a las personas que tienen que recomenzar. Ningún tecnócrata o grupo de tecnócratas pueden tomar decisiones por las comunidades. La participación en las decisiones y el respeto a las personas es algo fundamental. Vamos a legislar para la gente y desde la gente.

Rol del Senado

Nuestra república inicia hoy una nueva etapa y el Senado tiene la obligación de responder a este momento histórico.
Debemos escuchar a diario en este hemiciclo, en salones y pasillos, las voces de los ciudadanos del agro y el transporte, de profesores, estudiantes, gente de mar y de la construcción. La nación esta cambiando a paso acelerado y son esas las voces que hablaran fuerte y claro entre nosotros, promoviendo leyes, impulsando acuerdos.
La altura de nuestros desafíos nos hace responsables de la gobernabilidad nacional, pero más aun, somos responsables de promover una vida mejor para nuestra gente. En los últimos días hemos visto con emoción y orgullo como el caminar de nuestro país no está dispuesto a detenerse ni por las peores pruebas. Y la prueba es grande para este parlamento. Su historia republicana lo ha instalado donde se forja la construcción de un país con identidad, pero que confía cada vez más en la diversidad de su riqueza espiritual y material.
Es por todo lo anterior que nuestro principal desafío es responder a la complejidad de los grandes acuerdos, aquellos que definen el futuro de nuestra nación y su territorio. Y para lograrlo, debemos dar garantía de un dialogo comprometido pero fraterno, siguiendo el ejemplo de la amistad cívica y la, a veces esquiva, generosidad política.

Dignificación de la política

Soy consciente del desgaste de nuestra institución y de la visión crítica que muchas veces la ciudadanía tiene con el trabajo realizado en Valparaíso. Hemos de ser francos; aunque nos duela, en ocasiones la calidad legislativa del trabajo en el Senado, así como nuestro distanciamiento con la gente, ahonda aun más esa percepción ciudadana.
No cabe duda. El estar a la altura de nuestros más profundos valores democráticos es la única forma de devolverle la dignidad a la política. Hoy más que nunca, nuestro país necesita del fortalecimiento democrático, de sus instituciones y en especial del Senado como garante de los derechos democráticos.
Invito a mis colegas senadores a responder al evidente llamado ciudadano, a liderar el dialogo nacional, a iluminar el proceder legislativo y compartir nuestro trabajo con las chilenas y chilenos que hoy no sienten al parlamento como la piedra angular del ejercicio de la democracia ni del servicio público.

CONCERTACIÓN

Se puede servir a Chile desde el gobierno y desde la oposición. Para servir al país hay que tener valores claros, un proyecto de país, disponer de propuestas que entreguen una vida mejor a los chilenos, mostrar y demostrar que se sabe hacer avanzar al país.
Esto es lo que hemos hecho en la Concertación y lo que hemos probado en una larga trayectoria. Sabemos poner a Chile antes que nada.
Seremos una oposición democrática a cabalidad. Estaremos siempre abiertos a los acuerdos, productos del diálogo. Los acuerdos se logran confluyendo y aceptando como válidos los puntos de vista del interlocutor. Vamos a aprobar todo lo que tengamos la convicción que favorece a Chile; vamos a proponer todo lo que nos interpreta y que no veamos representado en las propuestas de Gobierno.
De este modo creemos estar a la altura de las circunstancias. Quiero pedirles a todos los chilenos y a todos los sectores que se pongan al servicio de Chile y de su gente.
Cada uno en el lugar que le corresponde, debe dar un paso al frente. Cuando la patria llama hay que entregarse por entero. No pueden haber puestos vacios. No puede haber responsabilidades que no se llenen. No puede existir privilegios del bienestar personal por sobre el bien común.
Al patriotismo no se le pone precio de mercado. Uno no pregunta cuanto me conviene para entregarse al servicio público sino que dice de inmediato "aquí estoy". En la Concertación así lo hemos hecho y demostrado siempre y eso es lo que esperamos de los demás. Ninguna otra actitud se condice con nuestras tradiciones republicanas ni prestigia la democracia que hemos sabido construir entre todos.
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