jueves, febrero 25, 2010

Al “Pan” Pan y al “Vino” vino. Manuerl Roman.

El hombre es el único ser en la tierra que tropieza muchas veces con la misma piedra. Estamos viviendo un momento difícil, como muchos otros que hemos vivido, sin embargo en esta oportunidad no estamos caminando hacia una reflexión interna para la generación de un dialogo fraternal que nos lleve a concluir en que nos equivocamos. Miramos a la vereda del frente y tratamos de vaciar nuestras culpas en numerosas variables, pero el problema está en nosotros como organización: perdimos el camino y nos olvidamos de nuestras raices.
Perdimos el camino, en la medida que postergamos nuestras propuestas y formas de hacer política. Nos olvidamos del partido de vanguardia cristiana social comunitaria, nacional y popular. Nos alejamos de la base social y nos olvidamos de que el partido lo hacen los militantes y adherentes. Nuestro partido se convirtió en una oligarquía de poder que dio espacio al clientelismo político; convirtiendo incluso a militantes en verdaderos clientes de causas particulares y personales. Nos empapamos con el concepto “progresista” cuando el sólo hecho de optar por la propuesta cristiana nos hace progresistas y revolucionarios. Nos olvidamos que el PDC fue grande cuando estaba junto al pueblo y compartiendo sus causas justas y reivindicativas; cuando luchábamos por la participación social, por la creación de tejido social, por el desarrollo para el bienestar de los trabajadores, de la mujer, los campesinos, la juventud. Este es el camino que dejamos de lado, dejamos de lado la justicia social.....Recuperar nuestras raices, es volver a retomar el camino, volver a sentirnos parte de una comunidad política que tiene como objetivo “servir a los demás”, servir desde nuestra propuesta cristiana donde está presente la solidaridad, la tolerancia, el sacrificio, la fuerza de la convicción de lo que somos que se encierra en el concepto “vanguardia cristiana social comunitaria”. El mejor ejemplo de nuestra propuesta está en lo que se denomino “Revolución en Libertad” se convirtió en algo concreto mucho de lo que nos mantuvo la motivación para estar en política. Se chileniza el cobre, como el primer paso para su nacionalización; se crea la organización de mujeres, como una forma de iniciar el proceso de reivindicación de género; se transforma el sistema educacional, fortaleciendo la educación pública, permitiendo que no queden jóvenes sin estudiar; se pone en marcha la reforma agraria, entregando tierras al que la trabaja; se apoya a los pirquineros, a los pescadores artesanales, a los artesanos o micro productores a través de la creación de cooperativas de trabajo; se alfabetiza en todo el país; se promueve la cultura y las artes a través de la promoción popular; se abren las puertas a quienes no son sujetos de crédito en el sistema financiero privado, apoyando y promoviendo las cooperativas de ahorro y crédito; se apoya y promueve la creación de tejido social, como una forma de participación para darle solidez a la democracia. En este sentido se ponen en marcha lo que nuestros camaradas fundadores y Jaime Castillo, nos decía, teoría y práctica. Esta forma de hacer política está vigente. Muchos dicen que lo anterior es retroceder, pues bien, decir esto es decir que la propuesta cristiana no tiene cabida en nuestro actual espacio, les digo que cuando aprobaron la ley que desperfilo a las juntas de vecinos, entonces se retrocedió. Cuando el neoliberalismo depredador, fomenta el enriquecimiento de unos pocos a costa de los muchos, cuando se mercantiliza todo, cuando se promueve el individualismo y se elimina la solidaridad; cuando el señor mercado está destruyendo nuestro hábitat y dejando menos espacios para la vida, nuestra propuesta cristiana se hace más relevante y vigente.
Sin embargo, cada día podemos visualizar que hemos aprendido poco, porque en vez de reflexionar en base a nuestros propios errores, sobre la marcha, sobre lo que existe y sobre lo que se ha construido en este último tiempo, a mi juicio erradamente, se pretende seguir avanzando en la misma dirección. Hoy hacen una convocatoria, a los sectores no conservadores del PDC a unificar fuerzas, ante lo cual me parece importante para tener una propuesta, sin embargo le pregunto a muchos de ellos ¿qué hicieron en todos estos años de concertación por mantener nuestra propuesta? ¿Ahora muchos rasgan vestiduras, cuando por mucho tiempo bailaron al son de la oligarquía que manejaba el poder, convirtiéndose en clientes políticos? ¿Cuántos de los que hoy hacen el llamado, avalados por la oligarquía reinante se sentían dueños de repartir la credencial de “chascones” o “progresistas”? ¿Cuántas puertas cerraron a quienes de una u otra manera tratábamos de hacer política social comunitaria en el mundo social porque iba en contra del poder establecido? ¿Cuánto durara esta toma de conciencia, que es producto de una fuerte caída y no de una convicción de habernos equivocado de camino?
En ningún caso estoy en contra de dialogar y proponer, sin embargo creo fuertemente que tenemos que decir las cosas como las sentimos y como las hemos visto, que provoque debate. Porque lo único que es de mi interés que volvamos a reconstruir una organización política que sea: Vanguardia Cristiana Social Comunitaria.
Manuel Román Jiménez
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