miércoles, noviembre 18, 2009

El Silencio En La Perplejidad. Rodolfo Fortunatti

Suele sobrevenir el silencio en la palabra cuando ocurre un cambio súbito de expectativas. Cuando sucede uno de aquellos vuelcos que en lugar de animarnos, nos sume en la perplejidad. Es lo que ha ocurrido con los activos y creativos analistas, opinantes y relatores políticos proclives a Marco Enríquez, tras conocerse la última encuesta CEP. No es que no hayan reaccionado. Es que lo hicieron y con oportunidad. Hablaron siguiendo el libreto preconcebido. Marco es el único que crece, remacharon. Y después callaron.
Esperaban más de lo que mostró la CEP. Aspiraban alcanzar el ambicioso umbral del 20 por ciento. Y no lo consiguieron pese a los generosos sesgos del sondeo. La fuerte sobrerrepresentación en la muestra de los menores de 34 años —segmento donde Enríquez concentra dos tercios de su respaldo—, no es poco decir. Como que le permitió al diputado mantenerse en el 17 por ciento, y en el tercer lugar de la competencia.
No fue éste sin embargo el único motivo de circunspección. La noticia sobre la marcha de la campaña en la Quinta región, vino a acentuar un sentimiento de pérdida que hasta entonces era sólo intuitivo. Según el último sondeo de la Universidad Católica de Valparaíso, Carlos Ominami estaría recibiendo no más de un 15 por ciento de apoyo. Situado a bastante distancia del 39% que, en su reñida competencia, acumulan los candidatos de la Concertación Ignacio Walker y Nelson Avila, y del 34% que reúnen Marcelo Forni y Lily Pérez; Ominami se estaría perdiendo. De ahí la preocupación de Guido Girardi por el destino del senador, que, huelga decir, es una preocupación por la suerte del progresismo, el sector que saldrá peor parado de las crisis habidas en la Democracia Cristiana y en el Partido Socialista.
Confirman dicha percepción los datos que arroja la encuesta PUCV sobre los distritos 10 y 12. Así pues, en el distrito 10, por donde Enríquez es diputado, los más aventajados son Eduardo Cerda, de la Concertación, y Andrea Molina, de la Alianza. Mientras que en el distrito 12 prometen imponerse en la justa un candidato de la Concertación y otro de la Alianza, con lo que Marcelo Trivelli, la opción preferente de Enríquez y Ominami, estaría viendo frustrado su deseo de conseguir un asiento en la Cámara.
Estamos hablando de la cuna del marquismo. De un territorio donde Enríquez alcanza su más alta cumbre de adhesión. Lugar donde asimismo se libran de manera crucial las tensiones que afectan al socialismo. Lucha emblemática, qué duda cabe. En todo caso determinante para el éxito de la estrategia liderada por Enríquez.
Enríquez ha resuelto apoyar con todo las candidaturas de Ominami y Trivelli, cediéndoles incluso su franja televisiva. Lo cual tiene lógica, pues hoy como nunca el independiente está obligado a fortalecer la imagen de triunfo parlamentario y, de este modo, alejar la sensación de futilidad que empieza a instalarse en el riñón de su cruzada. Aquí radica precisamente el valor político de las recientes encuestas; en forzar las nuevas prioridades de la alternativa que un día abrigó la esperanza de pasar a segunda vuelta.
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