martes, agosto 18, 2009

LA FOTO. Andres Rojo

Se ha hecho cuestión en estos días sobre la decisión de algunos candidatos al Parlamento de la Concertación de utilizar imágenes tomadas junto a la Presidenta Michelle Bachelet, en lugar de tomarse una foto con el candidato del pacto Eduardo Frei.
Ya en la elección pasada hubo críticas y réplicas en el pacto de la Alianza, cuando al momento de los comicios parlamentarios tenían dos candidatos presidenciales -Piñera y Lavín- y los postulantes al Congreso de ese sector debían optar por uno o el otro.
Posiblemente, la forma en que los políticos diseñan sus estrategias de campaña hable más de lo que lo hacen sus declaraciones formales respecto a su opinión acerca del estado de sus propias coaliciones políticas. En el caso de la Alianza, hace cuatro años, era evidente para todos que aparecer con dos candidatos presidenciales distintos significaba mostrar un grado de división importante que afectaba las posibilidades electorales, pero no hubo capacidad de solucionar el entuerto.Lo que sucede con la Concertación, en cambio, apunta a la falta de confianza de los propios representantes de la Concertación para el Poder Legislativo sobre el desempeño electoral de su candidato presidencial, en especial cuando las campañas se han adelantado y han debido sacar ya a la calle sus carteles. Ante la duda, y en especial ante la dificultad de anticipar cuál será el escenario a comienzos de diciembre, varios han optado por asegurarse y usar sus imágenes con la Presidenta Bachelet, que en estos momentos tiene mejor evaluación pública que cualquiera de los candidatos.

Esta es una decisión lógica, a la luz de los datos objetivos que se tienen en este momento, pero al mismo tiempo representa un desapego respecto del candidato presidencial que preocupa a la Concertación porque, así como le sucedió a la Derecha el 2005, tiene un efecto en la confianza que se muestra ante la ciudadanía.

En lo que todos coinciden, en todo caso, es en la tendencia a eludir la presentación de símbolos partidarios en la propaganda, lo que se explica nuevamente por la racionalidad. Si los partidos se encuentran desprestigiados no es recomendable que los candidatos se vean asociados con alguno de ellos.

El problema de fondo es suponer que la gente vota por la foto de los candidatos y no por sus propuestas y posiciones, pero como estas no se informan se produce un círculo vicioso en el que la única información para decidir el sentido del sufragio es la foto.
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