SALUDO DE S.E. LA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA,MICHELLE BACHELET,AL SER CONDECORADA POR LA DEMOCRACIA CRISTIANA,EN EL ANIVERSARIO 52 DEL PDC
Santiago, 28 de Julio de 2009
Estimadas amigas y amigos de la Democracia Cristiana:
Yo quiero decirles que siento una inmensa alegría de estar aquí compartiendo con ustedes esta ceremonia en el marco del cumpleaños número 52 de la Democracia Cristiana, por el aporte que ustedes han hecho para construir un Chile mejor, desde sus inicios.
Y al mismo tiempo, una gran emoción y gratitud por el honor que han conferido al entregarme esta condecoración partidaria.
Y por cierto, nuevamente mis saludos más afectuosos con motivo del cumpleaños, del aniversario del Partido Democratacristiano.
Yo sé lo que representa el honor que me están haciendo hoy, en este día tan significativo, al condecorarme con este hermoso emblema. Entiendo el hermoso significado de esta flecha roja que nos ha hecho recordar aquí Juan Carlos Latorre, con tan elocuentes palabras, y me conmueve el canto de una comunidad que entona de pie sus ansias de un mundo mejor. Y en ustedes yo he visto la hermandad hecha canto, cuando se unen en este himno de amor a Chile y de fe en una causa:
Con la flecha encendida en el pecho
Llama de eterna inquietud
Bajo el cielo azul
Limpio el corazón
Marcha la juventud.
Sí, amigas y amigos, “con la flecha encendida en el pecho”, esa flecha que hoy ustedes han querido compartir conmigo. Y yo la acepto, la recibo con emoción y con humildad, pero orgullosa de ser la destinataria de su generosidad.
Y este acto es también una demostración tangible de la vitalidad del movimiento ciudadano construido por las fuerzas de centro izquierda. Somos una corriente que por cierto integra a sus partidos, pero que a la vez ha sido capaz de interpretar a la mayoría de los chilenos en estos años y que tiene aún muchas tareas por cumplir.
Ya hemos escuchado a Eduardo, a quien muy profundamente agradezco sus palabras y su amistad, y comparto, por un lado, el balance del gran legado que han desarrollado nuestros gobiernos de la Concertación, los gobiernos del Presidente Aylwin, del Presidente Frei, del Presidente Lagos, pero también comparto sin ninguna duda y con mucha fuerza sus anhelos, sus sueños, sus compromisos.
Y mirándolos a ustedes, contagiándome de su entusiasmo, viendo los rostros que me han acompañado en las buenas y en las malas, tengo que reconocer que vuestro partido ha demostrado tener una asombrosa capacidad de levantarse, de salir a la luz cuando más se le necesitaba, cuando el país pide un rumbo y una esperanza.
Y así, en este cumpleaños yo no puedo dejar de pensar que este partido ha nacido más de una vez, porque un partido nace cuando nace su emblema, cuando unos brazos jóvenes levantan su bandera al viento, cuando alguien grita ¡Juventud chilena! y de muchas gargantas emerge la respuesta vibrante, confiada y resuelta: ¡Adelante!Uno nace en política cuando alguien declara que aquí se ha llegado para hacerse presente en la historia. Y eso fue lo que ocurrió justamente cuando un joven venido de Antofagasta, de nombre Radomiro, elocuente como pocos, dijo de una vez y para siempre: ¡Patria, patria nuestra, con tu nombre en el pecho se ha puesto de pie tu juventud!
Y esa clarinada, Chile la escuchó por primera vez a fines de la década del 30. Fue la Falange Nacional con Eduardo Frei, Bernardo Leighton, Radomiro Tomic, Ignacio Palma, el creador del símbolo de la flecha roja, y tantos otros.
Y nacieron de nuevo en 1957, oficialmente, podríamos decir, cuando había que prepararse para darle gobierno al país. Estaban estrenando entonces el nombre del partido. Eran los mismos y eran más. Eran la Patria Joven.
Y yo me atrevería a decir que la Democracia Cristiana tuvo que nacer de nuevo para que la democracia tuviera un nuevo amanecer en Chile.
Y permítanme, y compartía con Eduardo al ingresar acá, que hoy día había sido un día muy especial en mi agenda como Presidenta, porque hoy día se celebra el Día del Campesino y se celebra porque hace 42 años, en esa misma Moneda en que hoy día estuvimos celebrando con un grupo de dirigentes campesinos este Día del Campesino, hace 42 años Eduardo Frei Montalva promulgaba la Ley de Reforma Agraria, como recordaba Eduardo, cambiándole la vida y entregándole dignidad a tantos y tantas en nuestro país.
Y fíjense que ahí había dirigentes jóvenes, pero había muchos jóvenes de espíritu que habían estado en esa ceremonia en La Moneda y sentían particularmente emoción poder hoy día celebrar este Día del Campesino y por tanto, también, el día en que se promulgó la Reforma Agraria.
Muchos de ellos contaban que porque siempre lucharon, y probablemente muchos están aquí, porque me dijeron “nos vemos más ratito en el acto”, muchos de ellos contaron cómo, por haber luchado, por haber luchado por mejorar la vida de los trabajadores del campo, por la gente del campo, de la agricultura familiar campesina, muchos de ellos luego recibieron en dictadura un gran castigo.
Pero ahí siguen, siguen ahí luchando, dirigiendo a la gente en el campo, por más derechos y más oportunidades cada día.
Y sabemos que la dictadura fue implacable con quienes podían encabezar el tránsito a la libertad. Y subsisten muchas dudas aún sobre la muerte del Presidente Eduardo Frei Montalva, pero también soy una convencida que la verdad se está abriendo paso y terminará imponiéndose, y Chile sabrá la verdad de lo sucedido con el Presidente Eduardo Frei Montalva.
La Democracia Cristiana ha demostrado tener raíces firmes. Lo demostró ayer, lo demuestra hoy. Y quienes se han ilusionado con sacarla del camino y han declarado su decadencia, se han equivocado medio a medio.
Y en un día como éste no puedo dejar de rendir un homenaje a uno de los vuestros que se ganó el respeto y el cariño del pueblo de Chile. Y me refiero a don Patricio Aylwin, que demostró sabiduría y coraje al encabezar la transición. Yo decía, don Patricio, que usted demostró sabiduría y coraje al encabezar la transición. Su contribución al reencuentro de los chilenos en torno a la cultura de los derechos humanos y la libertad, serán reconocidas por la historia.
La Concertación tiene que sentirse orgullosa de esta gran obra realizada por sus cuatro gobiernos. Y eso no significa carecer de espíritu autocrítico, pero lo primero es lo primero. Y el país ha mejorado en todos los planos en estos años. Y creo que Eduardo hizo un muy buen balance de todo lo que hemos hecho estos cuatro gobiernos de la Concertación.
Y esto es fruto de una conducción progresista moderna, que no ha hecho concesiones al populismo, y que hoy muestra el horizonte del desarrollo. Y que ha sido capaz de que el progreso siga mejorando la vida de cada uno de sus hijos e hijas.
Yo decía que hoy día había sido un día muy especial, porque habíamos partido celebrando el Día del Campesino, y luego estuvimos en una actividad con adultos mayores, entregando los recursos que ellos ganaron al concursar a este fondo, a este fondo nacional de concursos para ir fortaleciendo la capacidad de esta enorme masa de chilenas y chilenos organizados, trabajando con energía cada día para hacer de la vida, de sus vidas, de sus comunidades, una sociedad mucho mejor.
Y lo comento porque también quiero decir que esta gran prioridad por los adultos mayores partió en el gobierno del Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y el trabajo que él y la señora Martita realizaron ahí fue encomiable, y sin duda lo que hoy día tenemos, y por eso yo siempre digo que lo que yo he podido hacer se para sobre los logros de los tres gobiernos de la Concertación anteriores. Y cada uno de nosotros, con nuevas etapas, con nuevos desafíos.
Lo que juntos como Concertación le hemos mostrado también a tantos en el mundo, que nos miran con reconocimiento y con admiración, es cuanto puede lograr el acuerdo amplio de los progresistas cuando convierten el pluralismo en síntesis creativa, en mayoría política capaz de construir una sociedad y una nación más justa, por un lado, y también próspera, por el otro.
Nos hemos unido para construir, porque no nos basta con criticar.
Nos hemos unido para hacer que la mayoría decida y que las minorías sean respetadas. Para lograr que el poder del dinero, sea compensado por el poder de los que somos más.
Nos hemos unido para que nunca más la fuerza se imponga sobre la razón; para que prime el respeto de la dignidad de los ciudadanos; para que la cultura de la libertad sea la base de nuestra convivencia; para buscar la prosperidad del país, pero al mismo tiempo, repartir los frutos de esa prosperidad, para que nadie pueda comprar conciencias o vender ilusiones.
Nos hemos unido para proteger a los grupos sociales históricamente postergados, para ampliar los horizontes de las mujeres, de los jóvenes, para transitar al desarrollo pleno; para llevar el poder más cerca del ciudadano; para hacer de Chile un nombre respetado en cualquier latitud.
Y mientras más avanzamos, más nos damos cuenta de todo lo que nos falta por lograr. Pero eso es natural, cuando uno sube más alto, mira más lejos.
Pero una cosa podemos decir sin temor a equivocarnos: escogimos el camino correcto y sus frutos están a la vista.
Y por eso quiero decir que tenemos que sentirnos orgullosos de los cuatro gobiernos de la Concertación.
Pero permítanme ahora, porque creo que éste es el lugar y el momento para valorar el aporte que la Democracia Cristiana hace a mi gobierno.
Aprecio inmensamente la lealtad democratacristiana y la contribución específica que hacen cotidianamente los ministros y ministras, subsecretarios y subsecretarias, y otros funcionarios y funcionarias que pertenecen a las filas del partido.
Y como no puedo nombrarlos a todos, y espero que ninguno se me ofenda, yo quiero sintetizar mi afecto y mi aprecio hacia todos ellos en el nombre de Edmundo Pérez-Yoma. Gracias Edmundo por tu contribución.
Amigos y amigas:
Mi gobierno encarna un rumbo exitoso que hay que mantener. Y es precisamente la Concertación, la coalición más exitosa de la historia nacional, la que está en condiciones de seguir asegurando gobernabilidad y prosperidad en nuestro país.
Y valoro inmensamente que la Concertación se encuentre hoy unida tras un solo candidato, el ex Presidente Frei.
El movimiento progresista, que tiene el mérito histórico de haber encabezado el proceso de democratización de Chile, fue capaz de asegurar la gobernabilidad y de abrir la más fructífera etapa en la vida del país. Y estoy segura que esas banderas, las del crecimiento sustentable y la protección social, las de la unidad nacional en torno a los valores de la solidaridad y de la justicia, todas aquellas banderas que siguen plenamente vigentes, recibirán un nuevo voto de confianza del pueblo chileno.
Amigos y amigas de la Democracia Cristiana:
Me siento muy honrada con la distinción que me ha entregado el Partido de Frei Montalva, de Bernardo Leighton, de Radomiro Tomic, de Ignacio Palma, de Jaime Castillo Velasco, de Manuel Bustos, pero también quiero aquí recordar, tampoco puedo nombrarlos a todos y uno puede ser injusta, también a los que hoy día están con nosotros pues, a Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en primer lugar, Edgardo Böeninger, Alejandro Foxley, por cierto Juan Carlos Latorre, Andrés Zaldívar, Gabriel Valdés, Andrés Aylwin, Soledad Alvear, por nombrar a tantos y tantas chilenas y chilenos admirables.
Camaradas:
Envío desde aquí un abrazo a todos los hombres y mujeres que militan en las filas de la Democracia Cristiana, segura que van a seguir trabajando día a día, permanentemente, con todas sus fuerzas, fieles en su amor a la patria y en este anhelo común de seguir en Chile construyendo un país cada día más justo, más humano, más solidario, pero más humano y más solidario para todos y todas las hijas e hijos de nuestra patria. Porque a eso es lo que hombres y mujeres de la Democracia Cristiana decidieron hacer cuando ingresaron a las filas de su partido.
Así que muchas gracias por esa labor permanente, hay mucho que hacer, así que a seguir trabajando para que Chile pueda tener ese presente y ese futuro que los chilenos y chilenas merecen, ansían y añoran y quieren seguir construyendo.
Muchas gracias a todos, muy feliz cumpleaños y muchas gracias por este tremendo honor que me han conferido.
Santiago, 28 de Julio de 2009.
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Estimadas amigas y amigos de la Democracia Cristiana:
Yo quiero decirles que siento una inmensa alegría de estar aquí compartiendo con ustedes esta ceremonia en el marco del cumpleaños número 52 de la Democracia Cristiana, por el aporte que ustedes han hecho para construir un Chile mejor, desde sus inicios.
Y al mismo tiempo, una gran emoción y gratitud por el honor que han conferido al entregarme esta condecoración partidaria.
Y por cierto, nuevamente mis saludos más afectuosos con motivo del cumpleaños, del aniversario del Partido Democratacristiano.
Yo sé lo que representa el honor que me están haciendo hoy, en este día tan significativo, al condecorarme con este hermoso emblema. Entiendo el hermoso significado de esta flecha roja que nos ha hecho recordar aquí Juan Carlos Latorre, con tan elocuentes palabras, y me conmueve el canto de una comunidad que entona de pie sus ansias de un mundo mejor. Y en ustedes yo he visto la hermandad hecha canto, cuando se unen en este himno de amor a Chile y de fe en una causa:
Con la flecha encendida en el pecho
Llama de eterna inquietud
Bajo el cielo azul
Limpio el corazón
Marcha la juventud.
Sí, amigas y amigos, “con la flecha encendida en el pecho”, esa flecha que hoy ustedes han querido compartir conmigo. Y yo la acepto, la recibo con emoción y con humildad, pero orgullosa de ser la destinataria de su generosidad.
Y este acto es también una demostración tangible de la vitalidad del movimiento ciudadano construido por las fuerzas de centro izquierda. Somos una corriente que por cierto integra a sus partidos, pero que a la vez ha sido capaz de interpretar a la mayoría de los chilenos en estos años y que tiene aún muchas tareas por cumplir.
Ya hemos escuchado a Eduardo, a quien muy profundamente agradezco sus palabras y su amistad, y comparto, por un lado, el balance del gran legado que han desarrollado nuestros gobiernos de la Concertación, los gobiernos del Presidente Aylwin, del Presidente Frei, del Presidente Lagos, pero también comparto sin ninguna duda y con mucha fuerza sus anhelos, sus sueños, sus compromisos.
Y mirándolos a ustedes, contagiándome de su entusiasmo, viendo los rostros que me han acompañado en las buenas y en las malas, tengo que reconocer que vuestro partido ha demostrado tener una asombrosa capacidad de levantarse, de salir a la luz cuando más se le necesitaba, cuando el país pide un rumbo y una esperanza.
Y así, en este cumpleaños yo no puedo dejar de pensar que este partido ha nacido más de una vez, porque un partido nace cuando nace su emblema, cuando unos brazos jóvenes levantan su bandera al viento, cuando alguien grita ¡Juventud chilena! y de muchas gargantas emerge la respuesta vibrante, confiada y resuelta: ¡Adelante!Uno nace en política cuando alguien declara que aquí se ha llegado para hacerse presente en la historia. Y eso fue lo que ocurrió justamente cuando un joven venido de Antofagasta, de nombre Radomiro, elocuente como pocos, dijo de una vez y para siempre: ¡Patria, patria nuestra, con tu nombre en el pecho se ha puesto de pie tu juventud!
Y esa clarinada, Chile la escuchó por primera vez a fines de la década del 30. Fue la Falange Nacional con Eduardo Frei, Bernardo Leighton, Radomiro Tomic, Ignacio Palma, el creador del símbolo de la flecha roja, y tantos otros.
Y nacieron de nuevo en 1957, oficialmente, podríamos decir, cuando había que prepararse para darle gobierno al país. Estaban estrenando entonces el nombre del partido. Eran los mismos y eran más. Eran la Patria Joven.
Y yo me atrevería a decir que la Democracia Cristiana tuvo que nacer de nuevo para que la democracia tuviera un nuevo amanecer en Chile.
Y permítanme, y compartía con Eduardo al ingresar acá, que hoy día había sido un día muy especial en mi agenda como Presidenta, porque hoy día se celebra el Día del Campesino y se celebra porque hace 42 años, en esa misma Moneda en que hoy día estuvimos celebrando con un grupo de dirigentes campesinos este Día del Campesino, hace 42 años Eduardo Frei Montalva promulgaba la Ley de Reforma Agraria, como recordaba Eduardo, cambiándole la vida y entregándole dignidad a tantos y tantas en nuestro país.
Y fíjense que ahí había dirigentes jóvenes, pero había muchos jóvenes de espíritu que habían estado en esa ceremonia en La Moneda y sentían particularmente emoción poder hoy día celebrar este Día del Campesino y por tanto, también, el día en que se promulgó la Reforma Agraria.
Muchos de ellos contaban que porque siempre lucharon, y probablemente muchos están aquí, porque me dijeron “nos vemos más ratito en el acto”, muchos de ellos contaron cómo, por haber luchado, por haber luchado por mejorar la vida de los trabajadores del campo, por la gente del campo, de la agricultura familiar campesina, muchos de ellos luego recibieron en dictadura un gran castigo.
Pero ahí siguen, siguen ahí luchando, dirigiendo a la gente en el campo, por más derechos y más oportunidades cada día.
Y sabemos que la dictadura fue implacable con quienes podían encabezar el tránsito a la libertad. Y subsisten muchas dudas aún sobre la muerte del Presidente Eduardo Frei Montalva, pero también soy una convencida que la verdad se está abriendo paso y terminará imponiéndose, y Chile sabrá la verdad de lo sucedido con el Presidente Eduardo Frei Montalva.
La Democracia Cristiana ha demostrado tener raíces firmes. Lo demostró ayer, lo demuestra hoy. Y quienes se han ilusionado con sacarla del camino y han declarado su decadencia, se han equivocado medio a medio.
Y en un día como éste no puedo dejar de rendir un homenaje a uno de los vuestros que se ganó el respeto y el cariño del pueblo de Chile. Y me refiero a don Patricio Aylwin, que demostró sabiduría y coraje al encabezar la transición. Yo decía, don Patricio, que usted demostró sabiduría y coraje al encabezar la transición. Su contribución al reencuentro de los chilenos en torno a la cultura de los derechos humanos y la libertad, serán reconocidas por la historia.
La Concertación tiene que sentirse orgullosa de esta gran obra realizada por sus cuatro gobiernos. Y eso no significa carecer de espíritu autocrítico, pero lo primero es lo primero. Y el país ha mejorado en todos los planos en estos años. Y creo que Eduardo hizo un muy buen balance de todo lo que hemos hecho estos cuatro gobiernos de la Concertación.
Y esto es fruto de una conducción progresista moderna, que no ha hecho concesiones al populismo, y que hoy muestra el horizonte del desarrollo. Y que ha sido capaz de que el progreso siga mejorando la vida de cada uno de sus hijos e hijas.
Yo decía que hoy día había sido un día muy especial, porque habíamos partido celebrando el Día del Campesino, y luego estuvimos en una actividad con adultos mayores, entregando los recursos que ellos ganaron al concursar a este fondo, a este fondo nacional de concursos para ir fortaleciendo la capacidad de esta enorme masa de chilenas y chilenos organizados, trabajando con energía cada día para hacer de la vida, de sus vidas, de sus comunidades, una sociedad mucho mejor.
Y lo comento porque también quiero decir que esta gran prioridad por los adultos mayores partió en el gobierno del Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y el trabajo que él y la señora Martita realizaron ahí fue encomiable, y sin duda lo que hoy día tenemos, y por eso yo siempre digo que lo que yo he podido hacer se para sobre los logros de los tres gobiernos de la Concertación anteriores. Y cada uno de nosotros, con nuevas etapas, con nuevos desafíos.
Lo que juntos como Concertación le hemos mostrado también a tantos en el mundo, que nos miran con reconocimiento y con admiración, es cuanto puede lograr el acuerdo amplio de los progresistas cuando convierten el pluralismo en síntesis creativa, en mayoría política capaz de construir una sociedad y una nación más justa, por un lado, y también próspera, por el otro.
Nos hemos unido para construir, porque no nos basta con criticar.
Nos hemos unido para hacer que la mayoría decida y que las minorías sean respetadas. Para lograr que el poder del dinero, sea compensado por el poder de los que somos más.
Nos hemos unido para que nunca más la fuerza se imponga sobre la razón; para que prime el respeto de la dignidad de los ciudadanos; para que la cultura de la libertad sea la base de nuestra convivencia; para buscar la prosperidad del país, pero al mismo tiempo, repartir los frutos de esa prosperidad, para que nadie pueda comprar conciencias o vender ilusiones.
Nos hemos unido para proteger a los grupos sociales históricamente postergados, para ampliar los horizontes de las mujeres, de los jóvenes, para transitar al desarrollo pleno; para llevar el poder más cerca del ciudadano; para hacer de Chile un nombre respetado en cualquier latitud.
Y mientras más avanzamos, más nos damos cuenta de todo lo que nos falta por lograr. Pero eso es natural, cuando uno sube más alto, mira más lejos.
Pero una cosa podemos decir sin temor a equivocarnos: escogimos el camino correcto y sus frutos están a la vista.
Y por eso quiero decir que tenemos que sentirnos orgullosos de los cuatro gobiernos de la Concertación.
Pero permítanme ahora, porque creo que éste es el lugar y el momento para valorar el aporte que la Democracia Cristiana hace a mi gobierno.
Aprecio inmensamente la lealtad democratacristiana y la contribución específica que hacen cotidianamente los ministros y ministras, subsecretarios y subsecretarias, y otros funcionarios y funcionarias que pertenecen a las filas del partido.
Y como no puedo nombrarlos a todos, y espero que ninguno se me ofenda, yo quiero sintetizar mi afecto y mi aprecio hacia todos ellos en el nombre de Edmundo Pérez-Yoma. Gracias Edmundo por tu contribución.
Amigos y amigas:
Mi gobierno encarna un rumbo exitoso que hay que mantener. Y es precisamente la Concertación, la coalición más exitosa de la historia nacional, la que está en condiciones de seguir asegurando gobernabilidad y prosperidad en nuestro país.
Y valoro inmensamente que la Concertación se encuentre hoy unida tras un solo candidato, el ex Presidente Frei.
El movimiento progresista, que tiene el mérito histórico de haber encabezado el proceso de democratización de Chile, fue capaz de asegurar la gobernabilidad y de abrir la más fructífera etapa en la vida del país. Y estoy segura que esas banderas, las del crecimiento sustentable y la protección social, las de la unidad nacional en torno a los valores de la solidaridad y de la justicia, todas aquellas banderas que siguen plenamente vigentes, recibirán un nuevo voto de confianza del pueblo chileno.
Amigos y amigas de la Democracia Cristiana:
Me siento muy honrada con la distinción que me ha entregado el Partido de Frei Montalva, de Bernardo Leighton, de Radomiro Tomic, de Ignacio Palma, de Jaime Castillo Velasco, de Manuel Bustos, pero también quiero aquí recordar, tampoco puedo nombrarlos a todos y uno puede ser injusta, también a los que hoy día están con nosotros pues, a Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en primer lugar, Edgardo Böeninger, Alejandro Foxley, por cierto Juan Carlos Latorre, Andrés Zaldívar, Gabriel Valdés, Andrés Aylwin, Soledad Alvear, por nombrar a tantos y tantas chilenas y chilenos admirables.
Camaradas:
Envío desde aquí un abrazo a todos los hombres y mujeres que militan en las filas de la Democracia Cristiana, segura que van a seguir trabajando día a día, permanentemente, con todas sus fuerzas, fieles en su amor a la patria y en este anhelo común de seguir en Chile construyendo un país cada día más justo, más humano, más solidario, pero más humano y más solidario para todos y todas las hijas e hijos de nuestra patria. Porque a eso es lo que hombres y mujeres de la Democracia Cristiana decidieron hacer cuando ingresaron a las filas de su partido.
Así que muchas gracias por esa labor permanente, hay mucho que hacer, así que a seguir trabajando para que Chile pueda tener ese presente y ese futuro que los chilenos y chilenas merecen, ansían y añoran y quieren seguir construyendo.
Muchas gracias a todos, muy feliz cumpleaños y muchas gracias por este tremendo honor que me han conferido.
Santiago, 28 de Julio de 2009.
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