miércoles, junio 03, 2009

NO HAY PEOR CUÑA QUE LA DEL MISMO PALO. Andres Rojo

Se ha dicho que si la Concertación llega a perder en diciembre no es porque la Coalición por el Cambio haya triunfado sino porque la propia Concertación perdió, por la suma de sus propios errores, divisiones y ambigüedades, pero a medida que se acerca la fecha de las elecciones parece necesario agregar dentro de esas falencias un cierto espíritu suicida dentro de las filas del pacto gobernante.

Si bien tradicionalmente se le ha achacado a la Derecha la capacidad de devorarse a sus mejores candidatos, en una especie de canibalismo que refuerza su fatalidad para que le cueste medio siglo de tiempo volver a tener la posibilidad de llegar a La Moneda, en esta oportunidad parece ser la Concertación la que está cayendo en la misma práctica.Al margen del impacto que ha significado el auge de la candidatura de Marco Enríquez-Ominami en el ánimo de quienes apoyan la opción de Frei, el solo hecho de comenzar a sugerir que Frei podría ser reemplazado por una alternativa más atractiva para el electorado forma parte de esa cultura caníbal que se supone exclusiva de la Derecha, sobre todo si no existe ese hombre o mujer capaz de suscitar mágicamente un apoyo mayoritario del electorado de aquí a diciembre.

Sugerir que Frei no sea la mejor candidatura para la Concertación desde las propias filas de la Concertación es un acto de canibalismo indesmentible, además de constituir la peor señal posible acerca de la confianza en el candidato propio, y es eso lo que explica los llamados de Frei a actuar con lealtad porque, con esos apoyos, ya no se requieren competidores para perder la carrera presidencial.

Ese acto de debilidad puede ser esencial al momento de explicar los resultados electorales que se produzcan en diciembre, y si el pesimismo comienza a cundir en las filas de la Concertación entonces será esperable que el desbande de los supuestos apoyos del que era el candidato único también se anticipen a la fecha de las elecciones, en la búsqueda de mejores paraguas bajo los cuales protegerse.

La orientación que tomen quienes abandonen el barco de la Concertación puede ser una señal más clara respecto de los resultados electorales que todas las encuestas que se publiquen en el próximo tiempo, pero este fenómeno será, al mismo tiempo, la confirmación de lo que se viene diciendo hace un tiempo desde los más diversos rincones: Que la Concertación está agotada. Si será capaz de reinventarse, si será sustituida por otra fórmula capaz de mantener el poder por los próximos veinte años o si el país entrará en una fase de transición dependerá del electorado, que suele actuar con más nobleza que algunos dirigentes que siempre se las arreglan para arrimarse al árbol que les proporcione mejor sombra.
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