martes, junio 30, 2009

DIGNIDAD CAMPESINA. Santiago Robles

Año 1962, Fundo Los Silos, Pirque, Puente Alto.
Quienes conocimos allí, conversamos con él, asistimos a sus seminarios y admiramos su elocuencia y su conocimiento del tema, quedamos convencidos de que el caballo de batalla de Eduardo Frei Montalva, para su candidatura a presidente de la república en 1964, era su Proyecto de Reforma Agraria. Este proyecto no sólo contemplaba la redistribución de la tierra, sino que iba mas a fondo: obtener “LA DIGNIDAD DEL CAMPESINADO CHILENO”.
En ese tiempo el campesinado chileno, vivía en una especie de esclavitud. Vivía en casas del patrón dueño del fundo en que trabajaba (inquilinaje); trabajaba de sol a sol, de Lunes a Domingo; recibía un sueldo miserable, en el que no se le pagaban las cargas familiares; si alguno de sus hijos se atrevía a protestar, era azotado por su propio padre, en presencia del patrón; lo mas humillante, era el “derecho de pernada” que tenía el patrón, que consistía en que, al casarse las hijas del inquilino, el primer coito de la doncella era con el patrón y pobre de ella si no estaba virgen: se consideraba una burla al patrón; arriesgaba así a toda su familia. Como podemos apreciar, de dignidad, el campesino chileno no tenía nada.
Por otro lado, el 4% de los patrones latifundistas, tenían el 80% de la superficie total de las tierras; vivían en Santiago, llenos de opulencia, y no les interesaban los huasos, salvo en una que otra visita a sus fundos, para ver como iban las cosas. La gran mayoría de sus tierras estaban sin explotar.
El cardenal Raúl Silva Henríquez, primado de la Iglesia Católica chilena, era familiar de campesinos de Talca, y en su interior llevaba, no sólo el conocimiento de la realidad de los campesinos, sino que también su gran deseo de terminar con ella. Junto con Frei, trabajaban en la Reforma Agraria. El cardenal decidió dar el gran primer paso: entregar a 228 familias de campesinos, 1.500 hectáreas regadas, de propiedad de la Iglesia. Fue tachado de loco, y la oligarquía que dominaba a la Iglesia, rechazó su proyecto. Fue a Roma y allí lo expuso al Papa Juan XXIII. Para su alegría, el Papa no sólo lo aprobó, sino que lo alentó a seguir adelante, con obligación de informarle de su avance. Así en 1962, con el fundo Los Silos de Pirque y con otros 4 fundos mas, la Iglesia Católica dio el primer paso de la Reforma Agraria Chilena. El sueño del cardenal y de Frei, se empezó a cumplir. Estos sueños se plasmaron en el campesinado; recién pudieron recibir el fruto de su trabajo: platita en el bolsillo, niños en la escuela, algunas comodidades en la casa... No pedían mas. Así el cardenal Silva Henríquez, con un tono potente, “FUE LA VOZ DE LOS SIN VOZ”, y se hizo escuchar en todo Chile.
Una vez electo presidente, Frei se dedicó a su proyecto, y en 1967 dictó la ley 16.640, Ley de Reforma Agraria. Posteriormente el presidente Allende continuaría la obra del cardenal y de Frei. En conjunto, ambos gobernantes expropiaron y entregaron a los campesinos, 10 millones de hectáreas, beneficiando a 50.000 campesinos. Esto fue el sueño hecho realidad del campesinado chileno. Sin embargo, este sueño duró poco, pues Pinochet y su dictadura militar, apenas asumió, inició la Contra Reforma Agraria, devolviendo las tierras expropiadas a sus antiguos dueños, basado en que dichas tierras no estaban inscritas en el Conservador de Bienes Raíces del lugar. Posterior a esto, el campesinado volvió a lo de antes, quedando en peores condiciones sociales, debido a que los patrones volvieron con deseos de desquite. Sólo se salvaron los campesinos que recibieron tierras de la Iglesia Católica, puesto que estas tierras estaban inscritas legalmente. Gracias a esto, ellos conservaron la tenencia de sus tierras. Sin embargo, Pinochet prohibió al Banco del Estado dar crédito a estos campesinos. Los bancos particulares tampoco les dieron crédito. Debido a esto, muchos de ellos se vieron obligados a vender sus tierras.

Pirque, año 2009.
Hoy, da gusto conversar con aquellos campesinos de Pirque que pudieron conservar su tierra. Se nota alegría en la cara de estos huasos. Casas amplias, cómodas, refrigerador y TV incluídos. Pero lo que les hace sentirse mas a sus anchas, son sus nietos y nietas que estudian en la Universidad. Un sueño para ellos impensado.. Riendo, dicen: “si hasta yo mesmo tuve qu´ir a avalalos”. La dignidad soñada por el cardenal y por Frei, en ellos, hoy es una realidad.

Hoy, nadie habla de Reforma Agraria; a lo mejor ya no es necesaria la redistribución de tierras. De los latifundios, el campo pasó a manos de las transnacionales. Quizás hasta se hayan superado los problemas del inquilinaje. Pero aún subsisten 400 mil campesinos del grupo de “agricultores de subsistencia”, con tierras entregadas por el gobierno, con necesidades en vivienda, salud, previsión y recibiendo salarios miserables. Es decir, personas que la dignidad la conocen sólo desde lejos, tal como el resto del campesinado en el año 1962. El gobierno actual tiene un proyecto de convertir a Chile en una potencia agroalimenticia, olvidando que tiene 400 mil personas que no tienen qué comer.
Al día de hoy, tenemos candidatos a la presidencia de la república. Ninguno de ellos, ha pensado en la dignidad del campesinado de subsistencia; no está en sus planes de trabajo acordarse de ellos. A lo mejor, ni siquiera saben que existen. Mas aún la DC, no tiene un Director Campesino en su Consejo Nacional, aunque este cargo ya fue acordado crearlo en 1996. ¿Qué pasó? ¿Burocracia? ¿No es necesario crearlo, pues los huasos no lo merecen?. La DC tiene la palabra.
Ciro Alegría, escritor peruano, dijo en una ocasión: “si yo escribiera acerca del indio (peruano), haría llorar al mundo”. En Chile, escribió su libro “El Mundo es Ancho y Ajeno”, y el mundo lloró. Este libro fue traducido a mas 15 idiomas. En Chile no ha habido escritores que hagan llorar a los chilenos, pero con la situación de abandono del campesinado chileno, dan ganas de llorar.
Hoy el concepto de dignidad está en boca de todo el mundo: dignidad para las mujeres golpeadas, dignidad para los trabajadores, dignidad para los presos, dignidad para los gays... y eso está bien. Pero, dignidad para el campesinado chileno... no se escucha, padre. Hay cosas mas importante, que ocuparse de un lote de huasos flojos, se dice por ahí.
Señores candidatos a presidente de la república: el campesinado chileno de subsistencia, exige una solución a sus problemas y un trato digno a sus derechos, ya bastante olvidados.
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