miércoles, mayo 27, 2009

TIEMPO DE REFLEXIÓN. David Herrera

Muchos somos los DC que vemos estas presidenciales a la distancia. Nos sentimos fuera tanto porque no somos convocados o derechamente, por que el partido no ésta involucrado. ¿Qué Hacer?
Lo primero, estar con Eduardo Frei. Es obvio lo que digo, pero no está demás aclararlo frente a la conducta ambigua de algunos que ya titubean a la primera dificultad. Si se nos convoca, asistir con entusiasmo.
Luego, si se estima que debemos dejar al Comando y a los Océanos Azules el protagonismo principal, quedando el partido tras bambalinas, aceptémoslo sin corcoveos.
Será una oportunidad de mirar nuestro quehacer partidario. Y porque no, reflexionar y repensarse. Por ejemplo, podemos Iniciar un silencioso debate respecto a los acuerdos del Quinto Congreso. O evaluar estos años de Concertación y la necesidad de estudiar su futuro.
Recientemente murió Claudio Huepe y ahora sentimos el vacío partidario que su figura dejó. ¿No sería bueno estudiar su biografía y a partir de ella repensarnos?
Otra línea puede ser plantear la vigencia del socialcristianismo en el Chile del siglo XXI. Que nos dice hoy este paradigma en una sociedad globalizada y en un Chile lejos está ya de la miseria social y económica de los años fundacionales de la Falange.
Nuestra remirada política no debe ser nostálgica sino adulta, con perspectiva, parados en nuestra rica historia junto al pueblo chileno.
En lo personal, hoy mi visión política e ideológica la construyo desde un renacer personal al catolicismo de mi juventud. Yo he vuelto a mi Iglesia de siempre, a revivir mi pasión religiosa. A sentir que mi Fe me define. A sentirme en comunidad con otros católicos como yo.
Hoy, cuando nuestro partido está en un momento de mucha debilidad, remecido aún por las luchas fratricidas de estos últimos años, y profundamente desgastado por el continuo ejercicio del poder, es momento de reflexionar.
Es bueno detenerse, tomar aliento, mirar el horizonte y luego… reanudar la marcha con la mente y el espíritu más despejados. Invito a mis camaradas a aplicar ahora la máxima jesuítica: contemplación y luego, acción.
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