Proyecto piloto: Una Farmacia Cooperativa. PDC Valparaiso. Boris Ramos.
No es apedreando farmacias o pintarrajeando leyendas en sus locales que lograremos adquirir medicamentos a mejores precios o precios “más justos”.
Hace algunos años, cuando se iniciaban las actividades comerciales de los grupos económicos que montaron las tres grandes cadenas farmacéuticas, las cuales hoy dominan el 95% de este mercado, se alzaban voces de alerta y reclamo, que daban cuenta y denunciaban los altos precios que estaban alcanzando los medicamentos.
Llamaba nuestra atención la exorbitante publicidad con que nos bombardeaban diariamente a través de diarios, revistas y televisión, con insertos y folletos, así como también la impactante y desconcertante publicidad que hacían gala en sus locales de venta, olvidando exhibir las listas de precios exigidas por el Ministerio de Salud pero atiborrándonos en sus locales con insidiosas campañas de “ofertas”. Estas campañas inducían a adquirir aquellos productos que les dejaban mayores utilidades a las cadenas. Para ello se utilizaban eslóganes, letreros, ofertas y señuelos, que aseguraban ser “los precios más bajos del mercado”.
Todo dirigido a deslumbrar, confundir e inducir al cliente a comprar no el medicamento solicitado, sino aquel con mayor margen de utilidad o, en su defecto, recursos más condenables, como negar la existencia del fármaco solicitado, ofreciendo reemplazarlo por uno similar, pero siempre de mayor valor, ya que éste le aseguraba una mayor “comisión” al vendedor (procedimiento conocido como “canela”) y una mayor utilidad a la empresa.
Resultados: además de pagar mayores precios, nos hemos convertido en uno de los países de mayor consumo de medicamentos per cápita y con los más altos precios de mercado. Ello se verifica fácilmente cuando se compra en locales de una franquicia mexicana recientemente instalada en el país o cuando se compra medicamentos en el extranjero, por ejemplo, en Argentina.
En resumen, los “medicamentos, elementos esenciales para la prevención, curación y mantenimiento de la salud” en nuestro país, han pasado a ser un instrumento más para incrementar las utilidades de grandes grupos económicos, los que no satisfechos con las ganancias obtenidas, hoy se coluden. Así, se descubre que la competencia que debía existir en el marco de una economía de “libre mercado” era sólo un vulgar “tongo”. En esta oportunidad, el acuerdo correspondió a alzas concertada de precios para más de 220 medicamentos. Pero, ¿esto no ocurrió anteriormente?¿Quién lo asegura?
Creo que todos hemos sido ingenuos y débiles, incluidas las autoridades, ya que con pasividad y resignación aceptamos esta situación, con escasas voces de protesta y reclamos, y en concreto, con ninguna acción o reacción.
Ahora, a la luz de este manejo, proponemos aprovechar esta situación transformándola en una “oportunidad”. Para esto, sugerimos incorporar en este mercado nuevos actores, más creíbles, que vendan a precios justos, que nos alerten, que den cuenta de los abusos de las grandes cadenas y que demuestren, en los hechos, que los medicamentos podemos obtenerlos a precios más razonables.
El “remedio” es asociarse
En efecto, nuestra legislación contempla un modelo de empresa no capitalista y sin fines de lucro. Se trata de cooperativas. Nacidas hace muchos años, expandidas y utilizadas en el mundo entero, en economías capitalistas o socialistas, conservadoras o progresistas, sirven para diferentes tipos de actividades y gozan de mucho éxito. En Chile, operan en ahorro y créditos, vivienda, electrificación rural, transporte, agrícolas, campesinas, deportes, consumo de alimentos y exportaciones, pero no existe ninguna aún en el ámbito de la provisión de medicamentos a publico.
Hoy, como reacción frente a esta situación, es que proponemos organizar y constituir, en el menor plazo posible, una Cooperativa de Medicamentos a funcionar en Viña del Mar o Valparaíso, como un proyecto piloto para Chile.
Cooperativas de medicamentos existen, desde hace años, tanto en países vecinos como en Europa o en Estados Unidos, éste último, país donde además llaman la atención por su efectividad para regular el mercado mediante formularios que establecen los medicamentos a que se debe tener acceso, favoreciendo de paso los genéricos y, en general, orientados a satisfacer necesidades de medicamentos para todos los sectores de la sociedad. En los hechos, naturalmente, favorecen a segmentos con mayores necesidades, como los adultos mayores y las personas de bajas pensiones. Es ahí donde su existencia y funcionamiento genera una reacción muy interesante, ya que de hecho se constituye en un elemento “testigo y moralizador del mercado”, dado que si una cooperativa puede vender más barato, ¿por qué no deberían hacerlo con mayor razón las grandes cadenas farmacéuticas de nuestro país?
En cuanto al abastecimiento de medicamentos, existe un acuerdo con la Central Nacional de Abastecimientos (CENABAST) para incluir a esta Cooperativa adscrita al Sistema Nacional de Salud. Por tanto, los fármacos se podrían obtener con los mismos precios y valores con que se abastece a hospitales, centros de salud y consultorios, aprovechando, por consiguiente, el poder de negociación por volúmenes que como importante mayorista dispone este organismo público.
Ahora bien, una condición principal que posibilita o no el poder llevar a cabo este proyecto reside en obtener los recursos necesarios para cancelar gastos fijos como arriendos de local, personal, mobiliario y permisos, y disponer de fondos para adquirir el primer stock de medicamentos. En este caso, como en cualquier empresa, deben ser los socios quienes deben aportar el capital.
Es un tema difícil, dado que segmentos importantes de los futuros socios, como son los adultos mayores y pensionados, no disponen de una gran capacidad de ahorro, por lo que será necesario obtenerlos de otras fuentes, ya sea como aportes, préstamos o donaciones. En caso contrario, su inicio o funcionamiento podría tardar años y, además, se perdería el efecto demostración.
Algunas instancias del Gobierno Regional como las Seremis de Salud y Bienes Nacionales (un local), el FNDR (inversión, adecuación de un local para farmacia) y la Cenabast, ya han manifestado sus intenciones de colaborar, pero el proyecto en sí estimamos que requiere de una inversión importante para adquirir el primer stock medicamentos, cercana a los 3O millones de pesos. Ello, sin considerar los gastos corrientes como pago de personal, mobiliario, computadores y cajas, por 6 meses. Pero, es en mérito de estos antecedentes expuestos, que nos permitimos invitarlo a participar, a hacerse socio, enviarnos sus opiniones, ideas, aportes, participación y colaboración, en la medida que comparta esta idea y la proyección y factibilidad de esta iniciativa.
Desde ya, con mucho agrado, agradeceremos sus comentarios y nos ponemos a sus gratas órdenes.
Los saluda muy atte.,
Boris Ramos Mendoza
Por comité organizador
Mail: bhramosm@gmail.com
T: 2368307 - Viña del Mar
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