lunes, diciembre 01, 2008

Carta de despedida a Eric Campaña B. por Patricio Silva Guzmán, ex Secretario Ejecutivo Comisión Electoral PDC por el período Plebiscito 1988.


Querido amigo Eric:
Te escribo desde una experiencia existencial profunda, que marcó mi relación contigo y que le dio a nuestro vínculo un carácter trascendente.
Tuve la fortuna de compartir contigo una experiencia única que jamás olvidaré. Fui parte del equipo que tan bien dirigiste en 1988, hace ya 20 años, cuando Chile se aprestaba a vivir la más importante jornada democrática que registra la historia del país en el siglo XX. Me refiero al Plebiscito de 1988, que concitó una épica y una generación única de espíritus, voluntades y energías, de todos quienes buscábamos una nueva oportunidad de desarrollo para Chile, en paz, tolerancia, respeto y convivencia democrática.
Viví contigo y con todos quienes compartimos en el Equipo Electoral de la Democracia Cristiana, la gran esperanza del Chile democrático, buscando la reconstrucción de un modelo de sociedad que superara la violencia, la ausencia de respeto por el otro y por sus derechos y en dirección a una mayor justicia social, en democracia.
Hay una expresión tuya que ilustra las emociones que vivimos intensamente esa madrugada del 6 de octubre, en las horas posteriores al Plebiscito de 1988. “Bendita mañana”, dijiste, recordando esa madrugada tensa, pero llena de esperanza y alegría, que se manifestó feliz y estéticamente en bailes y colores durante el día 6 y siguientes. Fueron días inolvidables, de emociones individuales y comunitarias que marcaron imborrablemente a quienes participamos en esa gesta.

“Bendita mañana”

En una frase tan breve, condensaste lo que sentimos ese día muchos chilenos y, especialmente, los que trabajamos directamente contigo en el Equipo Electoral de nuestro querido Partido. Allí estaban Sergio del Fierro (QEPD), José Cisternas (QEPD), Rodrigo Moraga, Miguel Candia, y los hermanos Luis y Jorge Díaz, y tantos otros que podría mencionar y a quienes supiste entregar lo mejor de tí, de tu capacidad, experiencia y conocimientos, con mucha generosidad, pasión y compromiso.
Fue una bendita mañana, en la que debes haber revisado las imágenes que te forjaron como hombre de bien y servidor público. En ese momento, el primer día del nuevo amanecer democrático chileno, estaba presente la inmensidad del mar, del cielo y del desierto, que te inspiraron en tu cariño profundo por la Marina y la Aviación. También, tu vida feliz con Karen, tu esposa, y la imagen épica de Eduardo Frei Montalva, por quien profesaste un gran cariño y lealtad.
Te imagino esa mañana rememorando tu infancia, contemplando el mar desde la ventana de tu casa, en tus primeros años de vida en Tocopilla.
Te recuerdo esa madrugada con la ilusión del triunfo de la democracia, pero también con el pensamiento puesto en todo lo que había que reconstruir, para que Chile abriera sus brazos, a contar de entonces, a todas las chilenas y chilenos, sin reservas ni exclusiones.
Porque esa era tu impronta, la de un hombre de una gran visión, que soñaba lo mejor para Chile, capaz de grandes tareas, alegre, optimista y viviendo la amistad y la fraternidad en entretenidas conversaciones con quienes te rodeábamos.
Recibiste muchos reconocimientos a lo largo de tu vida, nacionales e internacionales, destacando tus grandes cualidades profesionales y humanas.
Hoy, quiero recordar alguna de las serenidades mayores que de tí recuerdo: la del cielo, la del mar –tus elementos- y la del desierto –tu primer hogar-. Estoy sintiendo el enorme cariño que te profesamos el grupo de camaradas que contribuyó, junto contigo, en ese hito histórico y emblemático del triunfo del Plebiscito de 1988 y de inicio de la recuperación de la democracia en Chile.
Quiero abrazar, con gran cariño, a Karen, tu compañera de toda la vida, y a tus dos hijas, transmitiéndoles la fuerza que necesitarán para seguir en el camino de la vida sin tí, sabiendo que ya tú lo has hecho antes, porque si algo te caracterizaba era tu carácter visionario, acompañado de gran fuerza y coraje. Los amigos que te queremos, seguiremos inspirándonos en la pasión imprimías en tantas causas de bien que abordaste y con la energía, dedicación y responsabilidad con que siempre enfrentaste los desafíos.
Siempre vivirán en nuestro recuerdo tus valores, afectos, energías y ejemplos; tu pasión y compromiso por las causas importantes y tu gran cariño por nuestro partido y el valor de su aporte a la sociedad chilena.
Finalmente, te acompañamos en esta nueva etapa, con nuestro más sentido adiós, queriendo para tí la paz que te mereces y “un vuelo sin turbulencias”, como lo dijo amorosamente tu hija mayor, el día de tu funeral.
Descansa en paz, querido e inolvidable Eric.
Patricio Silva Guzmán, ex Secretario Ejecutivo Comisión Electoral PDC, período Plebiscito 1988.

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