......sin primarias no hay democracia....Patricio Navias.
Patricio NaviaRevista Poder, 07, octubre de 2008
A menos que realicemos primarias presidenciales, Chile difícilmente podráavanzar en participación ciudadana, fortalecer la deliberación de ideas yproyectos, y ejercer mejor control de calidad de los políticos.
En la democracia representativa, los electores escogen personas a partir dela información que tienen sobre sus planes y propuestas, y tomando en cuentalos aciertos y fracasos de sus trayectorias. Cuando no hay competencia, ocuando la competencia se produce sin que los votantes tengan informaciónsobre los candidatos y sus programas, la democracia funciona mal. El caso deChile subraya las limitaciones de la democracia representativa. Los pocosincentivos a la competencia del sistema electoral han debilitado lalegitimidad de los políticos. Para llegar al parlamento importa mucho másganarse el apoyo del partido que convencer a los votantes.
Ante la crisis de legitimidad, muchos líderes han promovido instancias dedemocracia participativa. Desde la revocación de mandatos hasta iniciativaspopulares de ley, pasando por presupuestos participativos y plebiscitos, lademocracia participativa pareciera buscar corregir las falencias de lademocracia representativa.
Pero la democracia participativa tiene fallas de origen. Los votantes nopueden estar siempre atentos a la política. Resulta más eficiente queperiódicamente escojan representantes. Además, la participación introducedesigualdad en la democracia. Algunos tienen más tiempo que otros, o másdinero. Los estudiantes pueden marchar y tirar piedras, pero los jubilados olas madres solteras no tienen tanta capacidad para presionar. Algunosescribimos columnas de opinión. La mayoría de los lectores no tiene esaposibilidad. Si bien puede ser complementaria, la democracia participativano sustituye a la democracia representativa.
Las elecciones periódicas constituyen la base de la democraciarepresentativa. Es esencial que las campañas electorales ofrezcanoportunidades para que la gente aprenda sobre las promesas de loscandidatos, los conozca y sepa qué tanto cumplen sus promesas. Las campañasson entrevistas de trabajo donde la gente escoge cuál candidato será surepresentante.
Lamentablemente, nuestro sistema electoral le da más poder a los partidosque a las personas para escoger representantes. Peor aún, los partidoscontribuyen a reducir la capacidad del electorado al limitar laparticipación ciudadana en los procesos de selección. La ausencia deprimarias abiertas demuestra el desinterés de los partidos en corregir losinsuficientes mecanismos de participación de nuestra democraciarepresentativa.
Ahora que se acerca un nuevo ciclo electoral, se ha reactivado el debatesobre los candidatos. Pero no hay nada claro sobre cuáles serán losmecanismos para escogerlos. Sin reglas claras, difícilmente habrá unacampaña donde los potenciales candidatos expongan sus posturas. La selecciónde los candidatos presidenciales se hará sin que los aspirantes hayanexplicitado propuestas y proyectos. Los candidatos de las coaliciones seránescogidos sin una entrevista de trabajo de por medio y sin que hayan tenidoque explicar sus planes a sus simpatizantes.
En el pasado, los chilenos pudimos escoger candidatos presidenciales enelecciones primarias. Pero si bien experimentó exitosamente con primariassemi abiertas en 1993 y con primarias abiertas en 1999, la Concertaciónparece haber desarrollado un temor a las primarias. Alegando que producenheridas que después cuestan sanar y divisiones difíciles de enmendar, losliderazgos partidistas no ocultan sus preferencias por negociar, aislados dela voluntad popular, el nombre de los candidatos.
Miopemente, los jerarcas partidistas no entienden que la decisión finalsobre quién será el candidato no la podrán tomar ellos a espaldas de lagente. Al final, las encuestas de opinión tienen mucho más peso quecualquier negociación de elites. Como ocurrió en 2005, el que vaya primeroen las encuestas será el candidato. Entonces, Bachelet se consolidó comocandidata presidencial a pesar de que su propio partido parecía preferir aJosé Miguel Insulza. Pero la popularidad de Bachelet en las encuestas fueuna razón demasiado poderosa. El PS se terminó sumando a tempranaproclamación de Bachelet que hiciera el PPD. Lamentablemente, a fines de2004 y comienzos de 2005 la popularidad de Bachelet no reflejaba unconocimiento acabado de las personas sobre las ideas de cómo gobernar quetenía la doctora socialista. Bachelet nunca tuvo que explicar sus planespara mejorar la calidad de la salud, vivienda, educación o, mejor aún, parael sistema de transporte metropolitano. Bastó con que la gente la encontrarasimpática para que se catapultara como la candidata de la Concertación. Comono hubo deliberación de ideas y propuestas, en 2005 sólo importaron laspersonalidades.
Con motivo de la reciente convención demócrata en Denver, el ex presidenteRicardo Lagos apareció en televisión internacional alabando las bondades delsistema de primarias que utilizan los dos grandes partidos estadounidensespara escoger a sus candidatos presidenciales. Antes de las primarias, losfavoritos eran la demócrata Hillary Clinton y el republicano Rudy Giuliani.Pero después de una ardua campaña con mucho debate y mucho intercambio deideas, propuestas-y ciertamente también golpes bajos y campañanegativa-salieron victoriosos Barack Obama y John McCain. Sin primarias, sehabrían impuesto los candidatos que más capacidad inicial tenían de amarrarel apoyo de la máquina partidista. Las primarias ayudaron a la gente, y nolas elites partidistas, decidieran quiénes serían los candidatosestadounidenses. Si bien correctamente entendió esa fortaleza, meses antesLagos había señalado que él no se sometería a primarias para escoger alcandidato de la Concertación. Aparentemente, para Lagos, las primarias sonbuenas para Estados Unidos, no para Chile.
Aunque falta menos de un año para que las coaliciones inscriban a suscandidatos, todavía hay tiempo para organizar primarias que permitan a loselectores conocer las propuestas de los aspirantes actualmente"disponibles". Un intenso e incluso acalorado intercambio de ideas ypropuestas permitirá a los votantes saber qué planes tiene cada candidato.En forma más informada que cuando sólo hay aspirantes que no discutenpropuestas sino buscan popularidad, y con un mecanismo mucho más legítimoque las encuestas, las primarias abiertas contribuirán a fortalecer lademocracia representativa, a mejorar la calidad de los candidatospresidenciales y a fomentar la adecuada rendición de cuentas que precisa elsistema político chileno.
A menos que realicemos primarias presidenciales, Chile difícilmente podráavanzar en participación ciudadana, fortalecer la deliberación de ideas yproyectos, y ejercer mejor control de calidad de los políticos.
En la democracia representativa, los electores escogen personas a partir dela información que tienen sobre sus planes y propuestas, y tomando en cuentalos aciertos y fracasos de sus trayectorias. Cuando no hay competencia, ocuando la competencia se produce sin que los votantes tengan informaciónsobre los candidatos y sus programas, la democracia funciona mal. El caso deChile subraya las limitaciones de la democracia representativa. Los pocosincentivos a la competencia del sistema electoral han debilitado lalegitimidad de los políticos. Para llegar al parlamento importa mucho másganarse el apoyo del partido que convencer a los votantes.
Ante la crisis de legitimidad, muchos líderes han promovido instancias dedemocracia participativa. Desde la revocación de mandatos hasta iniciativaspopulares de ley, pasando por presupuestos participativos y plebiscitos, lademocracia participativa pareciera buscar corregir las falencias de lademocracia representativa.
Pero la democracia participativa tiene fallas de origen. Los votantes nopueden estar siempre atentos a la política. Resulta más eficiente queperiódicamente escojan representantes. Además, la participación introducedesigualdad en la democracia. Algunos tienen más tiempo que otros, o másdinero. Los estudiantes pueden marchar y tirar piedras, pero los jubilados olas madres solteras no tienen tanta capacidad para presionar. Algunosescribimos columnas de opinión. La mayoría de los lectores no tiene esaposibilidad. Si bien puede ser complementaria, la democracia participativano sustituye a la democracia representativa.
Las elecciones periódicas constituyen la base de la democraciarepresentativa. Es esencial que las campañas electorales ofrezcanoportunidades para que la gente aprenda sobre las promesas de loscandidatos, los conozca y sepa qué tanto cumplen sus promesas. Las campañasson entrevistas de trabajo donde la gente escoge cuál candidato será surepresentante.
Lamentablemente, nuestro sistema electoral le da más poder a los partidosque a las personas para escoger representantes. Peor aún, los partidoscontribuyen a reducir la capacidad del electorado al limitar laparticipación ciudadana en los procesos de selección. La ausencia deprimarias abiertas demuestra el desinterés de los partidos en corregir losinsuficientes mecanismos de participación de nuestra democraciarepresentativa.
Ahora que se acerca un nuevo ciclo electoral, se ha reactivado el debatesobre los candidatos. Pero no hay nada claro sobre cuáles serán losmecanismos para escogerlos. Sin reglas claras, difícilmente habrá unacampaña donde los potenciales candidatos expongan sus posturas. La selecciónde los candidatos presidenciales se hará sin que los aspirantes hayanexplicitado propuestas y proyectos. Los candidatos de las coaliciones seránescogidos sin una entrevista de trabajo de por medio y sin que hayan tenidoque explicar sus planes a sus simpatizantes.
En el pasado, los chilenos pudimos escoger candidatos presidenciales enelecciones primarias. Pero si bien experimentó exitosamente con primariassemi abiertas en 1993 y con primarias abiertas en 1999, la Concertaciónparece haber desarrollado un temor a las primarias. Alegando que producenheridas que después cuestan sanar y divisiones difíciles de enmendar, losliderazgos partidistas no ocultan sus preferencias por negociar, aislados dela voluntad popular, el nombre de los candidatos.
Miopemente, los jerarcas partidistas no entienden que la decisión finalsobre quién será el candidato no la podrán tomar ellos a espaldas de lagente. Al final, las encuestas de opinión tienen mucho más peso quecualquier negociación de elites. Como ocurrió en 2005, el que vaya primeroen las encuestas será el candidato. Entonces, Bachelet se consolidó comocandidata presidencial a pesar de que su propio partido parecía preferir aJosé Miguel Insulza. Pero la popularidad de Bachelet en las encuestas fueuna razón demasiado poderosa. El PS se terminó sumando a tempranaproclamación de Bachelet que hiciera el PPD. Lamentablemente, a fines de2004 y comienzos de 2005 la popularidad de Bachelet no reflejaba unconocimiento acabado de las personas sobre las ideas de cómo gobernar quetenía la doctora socialista. Bachelet nunca tuvo que explicar sus planespara mejorar la calidad de la salud, vivienda, educación o, mejor aún, parael sistema de transporte metropolitano. Bastó con que la gente la encontrarasimpática para que se catapultara como la candidata de la Concertación. Comono hubo deliberación de ideas y propuestas, en 2005 sólo importaron laspersonalidades.
Con motivo de la reciente convención demócrata en Denver, el ex presidenteRicardo Lagos apareció en televisión internacional alabando las bondades delsistema de primarias que utilizan los dos grandes partidos estadounidensespara escoger a sus candidatos presidenciales. Antes de las primarias, losfavoritos eran la demócrata Hillary Clinton y el republicano Rudy Giuliani.Pero después de una ardua campaña con mucho debate y mucho intercambio deideas, propuestas-y ciertamente también golpes bajos y campañanegativa-salieron victoriosos Barack Obama y John McCain. Sin primarias, sehabrían impuesto los candidatos que más capacidad inicial tenían de amarrarel apoyo de la máquina partidista. Las primarias ayudaron a la gente, y nolas elites partidistas, decidieran quiénes serían los candidatosestadounidenses. Si bien correctamente entendió esa fortaleza, meses antesLagos había señalado que él no se sometería a primarias para escoger alcandidato de la Concertación. Aparentemente, para Lagos, las primarias sonbuenas para Estados Unidos, no para Chile.
Aunque falta menos de un año para que las coaliciones inscriban a suscandidatos, todavía hay tiempo para organizar primarias que permitan a loselectores conocer las propuestas de los aspirantes actualmente"disponibles". Un intenso e incluso acalorado intercambio de ideas ypropuestas permitirá a los votantes saber qué planes tiene cada candidato.En forma más informada que cuando sólo hay aspirantes que no discutenpropuestas sino buscan popularidad, y con un mecanismo mucho más legítimoque las encuestas, las primarias abiertas contribuirán a fortalecer lademocracia representativa, a mejorar la calidad de los candidatospresidenciales y a fomentar la adecuada rendición de cuentas que precisa elsistema político chileno.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home