viernes, agosto 15, 2008

Marcelo Trivelli: “MI CANDIDATURA NO SE NEGOCIA”

Espera llegar a la primera vuelta y dice que logra éxito cuando aboga por los principios y la mística que hubo cuando nació la Falange Nacional. A los actuales pre-candidatos a la presidencia los ve como “el pasado” y se siente representante de una generación de relevo.
N° 3.352 del 11 al 24 de agosto del 2008
Marcelo Trivelli Oyarzún cumplió recién el sábado pasado 9 de julio sus 54 años de edad. Estima que pertenece a una generación de relevo en su partido demócrata cristiano y ha remecido a las bases planteando volver a la manera de hacer política cuando la Falange Nacional apareció en el firmamento de los partidos en Chile.
Estudió en el Colegio Saint George y posteriormente, ingeniería en la Universidad de Chile. Ocupó el cargo de Intendente de la Región Metropolitana en el Gobierno de Ricardo Lagos. Antes fue asesor del presidente Aylwin.
Está instalando en una antigua casa del barrio Bellavista, pero la remodeló y hoy tiene todas las dependencias requeridas para organizar una postulación presidencial. Allí recibió a Ercilla, mientras una decena de colaboradores trabajaban en computadores.
¿Cuál es la idea de esta candidatura?–Es interpretar a una enorme cantidad de chilenos que quieren un cambio en la forma de hacer política, que es volver a los principios, volver a los valores, y como decía un buen amigo mío, los proyectos son a largo plazo pero hay que jugársela todos los días y por lo tanto, vamos a llegar hasta el final pues nuestro proyecto no es de negociar, si fuera por negociar sería candidato a alcalde por alguna parte. Es el desafío que tenemos, es llegar hasta el final con pasión con ganas, y respondiendo a lo que la gente está pidiendo.
Le ofrecieron una candidatura segura a una alcaldía, usted no acepto eso, ¿por qué?–Porque estamos en otra. Estamos cansados de adherir a proyectos que tienen contenidos, que tienen valores y que finalmente terminan negociando.
¿Qué llama una nueva manera de hacer política?–Es una nueva manera después de un ciclo, terminado, Aylwin ganó con las banderas de la democracia y con un slogan, que era “gana la gente”. Veinte años después hoy día, pareciera que en la política la gente pasó a hacer una estadística, en vez de ser persona de carne y huesos con sus problemas, con sus anhelos sus sueños sus angustias y sus frustraciones, y por lo tanto es retomar la política al servicio de la ciudadanía.
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