¿Qué pasa en América Latina? Hector Casanueva
Responder la interrogante ¿qué pasa en América Latina? sólo puede resultar en una aproximación a una realidad tan compleja y cambiante. La única certeza es que se han roto los paradigmas que por tanto tiempo sustentaron una retórica inflamada de intenciones sin concreción. Realidades como la etnopolítica, la diversidad, la pluralidad cultural y de género, coexisten con un crecimiento económico inédito, la ampliación de las capas medias, el acceso al consumo, el auge de las exportaciones tradicionales y una voluntad mayoritaria por abrirse al mundo con pragmatismo más allá de ideologismos.
La Unasur es un nuevo intento por avanzar en la integración, pero su pronóstico es necesariamente reservado. El canciller Foxley, en una conferencia en la Universidad Miguel de Cervantes, ha sido enfático en señalar que Chile procurará, desde la recién asumida presidencia pro-témpore de esta Unión, dar pasos concretos, realistas y sin retórica, en tres áreas claves: infraestructura, energía y políticas sociales. Si logramos centrar el proceso en “solidaridades concretas”, como se hizo en Europa, podremos en pocos años más responder mejor a la pregunta que titula este artículo. Por su parte la presidenta Bachelet, en Montevideo, en su reciente visita oficial a la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), patentiza con este gesto un respaldo político a este organismo y al Tratado de Montevideo de 1980 que da cobertura a todos nuestros acuerdos comerciales en la región, pero a la vez hace un llamado a revisar toda la estructura de la integración latinoamericana, para adaptarla al Siglo XXI. Y considera la presidenta de Chile que la ALADI tiene un papel fundamental que jugar.
En este contexto, ¿podríamos, por ejemplo, considerar que mientras la UNASUR puede ser la cobertura política de la integración, la ALADI sería la base económico-comercial de la misma, con sus cien acuerdos bilaterales vigentes? En la UNASUR no está México ni Cuba, que si están en la ALADI. Tampoco Panamá, que acaba de solicitar el ingreso a la ALADI. Pero la propia acta constitutiva de UNASUR deja abierta la opción para el ingreso de cualquier país latinoamericano en un plazo de cinco años. Sobre estos y otros temas de gran interés latinoamericano, es significativo que en menos de un mes se publican en Chile dos libros: uno “Los caminos de la integración”, coordinado por el embajador Patricio Leiva, editado por la Universidad Miguel de Cervantes, y otro “¿Qué pasa en América Latina?, editado por Rodríguez Elizondo y quien suscribe estas líneas, publicado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Ambos libros, presentados por el canciller Foxley, reúnen los trabajos de autores de gran relevancia como Ffrench Davis, Aninat, Furche, Juan Gabriel Valdés, Agosín, y otros treinta destacados especialistas. Son un ejercicio político de análisis y prospectiva muy necesarios para empresarios, académicos, políticos y dirigentes sociales, para responder a preguntas como: ¿Hacia dónde camina este proceso? ¿Es el socialismo chavista una respuesta? ¿O el lula-bacheletismo constituye el modelo a seguir? ¿Qué papel juega en nuestra realidad la alianza transatlántica USA-UE, la emergencia de China, India y el Asia en su conjunto? ¿Es necesaria una nueva institucionalidad regional?
La Unasur es un nuevo intento por avanzar en la integración, pero su pronóstico es necesariamente reservado. El canciller Foxley, en una conferencia en la Universidad Miguel de Cervantes, ha sido enfático en señalar que Chile procurará, desde la recién asumida presidencia pro-témpore de esta Unión, dar pasos concretos, realistas y sin retórica, en tres áreas claves: infraestructura, energía y políticas sociales. Si logramos centrar el proceso en “solidaridades concretas”, como se hizo en Europa, podremos en pocos años más responder mejor a la pregunta que titula este artículo. Por su parte la presidenta Bachelet, en Montevideo, en su reciente visita oficial a la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), patentiza con este gesto un respaldo político a este organismo y al Tratado de Montevideo de 1980 que da cobertura a todos nuestros acuerdos comerciales en la región, pero a la vez hace un llamado a revisar toda la estructura de la integración latinoamericana, para adaptarla al Siglo XXI. Y considera la presidenta de Chile que la ALADI tiene un papel fundamental que jugar.
En este contexto, ¿podríamos, por ejemplo, considerar que mientras la UNASUR puede ser la cobertura política de la integración, la ALADI sería la base económico-comercial de la misma, con sus cien acuerdos bilaterales vigentes? En la UNASUR no está México ni Cuba, que si están en la ALADI. Tampoco Panamá, que acaba de solicitar el ingreso a la ALADI. Pero la propia acta constitutiva de UNASUR deja abierta la opción para el ingreso de cualquier país latinoamericano en un plazo de cinco años. Sobre estos y otros temas de gran interés latinoamericano, es significativo que en menos de un mes se publican en Chile dos libros: uno “Los caminos de la integración”, coordinado por el embajador Patricio Leiva, editado por la Universidad Miguel de Cervantes, y otro “¿Qué pasa en América Latina?, editado por Rodríguez Elizondo y quien suscribe estas líneas, publicado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Ambos libros, presentados por el canciller Foxley, reúnen los trabajos de autores de gran relevancia como Ffrench Davis, Aninat, Furche, Juan Gabriel Valdés, Agosín, y otros treinta destacados especialistas. Son un ejercicio político de análisis y prospectiva muy necesarios para empresarios, académicos, políticos y dirigentes sociales, para responder a preguntas como: ¿Hacia dónde camina este proceso? ¿Es el socialismo chavista una respuesta? ¿O el lula-bacheletismo constituye el modelo a seguir? ¿Qué papel juega en nuestra realidad la alianza transatlántica USA-UE, la emergencia de China, India y el Asia en su conjunto? ¿Es necesaria una nueva institucionalidad regional?
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