Hacia dónde va la educación chilena. German Ortiz S.
Estimado Camarada, junto con saludarlo y felicitarlo por su blog, me permito hacerle llegar este aporte para su consideración.
Atentamente,
Germán Ortiz Silva
Consejero provincial PDC
Talagante
Miércoles 4 de junio, los estudiantes chilenos están nuevamente en paro. Mientras tanto el Gobierno intenta salvar el acuerdo conseguido hace pocos meses donde se pactó con la oposición una serie de reformas a la LOCE. Este acuerdo es hoy impugnado por una parte importante de diputados de la Concertación, quienes no aceptan que en este no se incluyan aspectos considerados esenciales, como por ejemplo una referencia a la educación pública. Ayer, la comisión de Hacienda de la cámara aprobó incluir esta indicación, a pesar del rechazo de la derecha.
"El Estado financiará un sistema de educación pública, pluralista y gratuito, que asegure el acceso a toda la población y que promueva la inclusión social, de acuerdo a la ley y a los derechos garantizados por la Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentran vigentes", dice la indicación al artículo 46 de la LGE que finalmente presentó ayer la ministra de Educación, Mónica Jiménez.
Por su parte, la mayor bandera de lucha de los estudiantes en sus movilizaciones es el fin del lucro, que constituye una polémica desde hace ya un par de años y del cual la Democracia Cristiana no ha estado exenta. Recuerdo nítidamente que la comisión de educación del V Congreso el año pasado se transformó en una de las más discutidas, con muchísima presión de los estudiantes y la JDC organizados por un lado, y de un grupo de dirigentes que pugnaron por mantener el lucro (en la educación particular subvencionada) como opción legítima dentro del esquema propuesto por la DC. A fin de cuentas, si bien la opción del fin al lucro se impuso, la ministra Provoste no la incluyó en su propuesta para la nueva Ley General de Educación. ¿Qué ocurrió? Se privilegió llegar a un acuerdo con la oposición en temas en que se podía avanzar, y la defensa del lucro es claramente un punto esencial para la derecha.
No sabemos lo que ocurrirá con la LGE y con las movilizaciones de los estudiantes. Pienso que la LGE constituye un avance, que aunque insuficiente es necesario. El riesgo que corremos es perder esta posibilidad de avance por querer un avance mayor. Siempre es posible seguir avanzando más adelante.
Seamos claros, la educación hoy día es una “fotocopiadora” de la inequidad. Mientras más dinero se tiene, mejor educación se puede comprar, cuando debiera ser todo lo contrario, una herramienta para combatir la inequidad. El problema es que las causas de esta situación se confunden. ¿Cuál es el diagnóstico? En términos muy generales y reconociendo excepciones, la educación privada es buena, la educación particular subvencionada es regular y la educación municipal es mala. Por lo tanto, en la medida que los hogares aumentan sus ingresos, huyen de la educación municipal y emigran hacia la particular subvencionada. A su vez, quienes ya estaban allí y pueden hacer un esfuerzo adicional, se trasladan hacia la educación privada. ¿Es esta la solución de largo plazo? Pienso que no.
Como precandidato a concejal por Talagante, tengo una visión al respecto y esto es lo que creo:
Libertad de enseñanza
En primer lugar, creo que debe respetarse siempre el derecho de los padres a elegir el tipo de educación y el establecimiento que quieren para sus hijos e hijas. Si es esta privada o pública, y si es esta religiosa o laica.
Educación Pública y desmunicipalización
En segundo lugar creo que el Estado tiene un rol indelegable en la educación pública, y tiene que retomarlo. Lamentablemente, salvo en los municipios con muchos recursos disponibles, la municipalización ha sido nefasta para la educación. Las corporaciones municipales se preocupan primero de cumplir sus compromisos financieros, es decir pagar los sueldos e imposiciones de los profesores, y luego de la infraestructura, y por último de la calidad de la educación, y casi nunca le dan el espacio suficiente a los padres, quienes por ser pobres en su gran mayoría, deben aceptar lo que se les ofrece sin posibilidad de reclamar ni ser escuchados. ¡Para que hablar de los estudiantes!. En este sentido pienso que la solución es volver a la educación pública entregada directamente por el Ministerio de Educación, pero de manera descentralizada, con directorios por establecimiento integrados por padres, apoderados y otros ciudadanos interesados en la educación pública, con conocimiento de la realidad local. Incluso estos directores podrían ser elegidos a través de la votación directa de los padres y apoderados, y trabajar en conjunto con los rectores nombrados por el Ministerio. Este sistema opera en países avanzados como Nueva Zelandia, y con mucho éxito. A mi juicio esta fórmula tiene una combinación potente que entrega poder a la gente, de verdad y no retóricamente, y por otro lado le da un rol fuerte del Estado. Los municipios, por su parte, se deben focalizar en aquello que les compete más, que es proveer de servicios de excelencia a los habitantes de sus comunas.
Fin al lucro
¿Por qué fin al lucro? En realidad no es porque esté en contra del lucro. Creo que el lucro es legítimo y es lo que (casi) todos buscamos a través de nuestro trabajo y nuestros emprendimientos personales. Sin embargo, pienso que en la educación ya existe un lucro legítimo, y es la educación particular privada. Los dueños de colegios privados obtienen un lucro legítimo, en su mayor parte, puesto que ellos compiten con la educación pública que es gratuita, y obtienen la preferencia de sus clientes solo prometiendo un buen servicio a cambio. Ellos asumen el riesgo de su emprendimiento e invierten sus propios recursos y no los del Estado. En la educación particular subvencionada en cambio, los dueños de colegios (mal llamados sostenedores) reciben una subvención estatal (un subsidio) por alumno presente en la sala, de manera que pueden obtener una ganancia sobre la base de recursos provenientes del tesoro público, es decir dinero de todos los chilenos. ¿Por qué razón habríamos de subsidiar a estos empresarios? ¿Por qué no asumen el riesgo de su emprendimiento ellos solos? En este punto hago mío el acuerdo del Quinto Congreso: La educación privada, que recibe financiamiento estatal, debe ser administrada por personas jurídicas sin fines de lucro.
Educación basada en valores
El sistema educativo debe contribuir a forjar capital social, esto es, a crear las bases de una sociedad basada en valores comunes a sus integrantes, favoreciendo la cohesión social y la unidad de la nación. ¿Qué valores deben ser estos? Es un debate abierto, pero creo que deben incluir a lo menos la solidaridad, el respeto por los demás, la equidad y el bien común. Mientras no haya un Estado que garantice derechos para todos, el sistema económico imperante seguirá impulsando valores tales como el individualismo, el exitismo y el materialismo. En suma, promoviendo una sociedad de personas centradas en si mismas, con todas las consecuencias negativas que ello trae a la sociedad en su conjunto.
Por último, independiente de los cambios en educación es necesario recordar que los resultados educacionales dependen de tres factores fundamentales: el primero y más reconocido es la calidad, o sea todas las variables asociadas al colegio o escuela, infraestructura, profesorado, liderazgo del director, etc. Sobre esto hay mucho que hacer sin duda y ahí apuntan los cambios en la ley. En segundo lugar está la familia, donde se forjan los valores, y los hábitos de estudio, donde se ayuda y se motiva a los niños y niñas a cumplir sus deberes escolares y a alcanzar su máximo potencial. Si los padres están ausentes o llegan muy tarde y cansados, y si sus salarios son tan bajos que no permiten una buena alimentación o el buen descanso de la familia y de los estudiantes, podemos tener los mejores colegios y la mejor calidad y los resultados seguirán siendo insuficientes. Acá son necesarias políticas habitacionales, económicas (más trabajo, subir los sueldos), laborales, de promoción a la familia, y muchas otras que rara vez se mencionan cuando se habla de la educación. Y finalmente, está el alumno o alumna, y su talento natural y su disposición y voluntad de aprender. Nunca olvidemos este factor, que puede transformar todo lo anterior para bien o para mal.
Es la libertad humana en acción.
Atentamente,
Germán Ortiz Silva
Consejero provincial PDC
Talagante
Miércoles 4 de junio, los estudiantes chilenos están nuevamente en paro. Mientras tanto el Gobierno intenta salvar el acuerdo conseguido hace pocos meses donde se pactó con la oposición una serie de reformas a la LOCE. Este acuerdo es hoy impugnado por una parte importante de diputados de la Concertación, quienes no aceptan que en este no se incluyan aspectos considerados esenciales, como por ejemplo una referencia a la educación pública. Ayer, la comisión de Hacienda de la cámara aprobó incluir esta indicación, a pesar del rechazo de la derecha.
"El Estado financiará un sistema de educación pública, pluralista y gratuito, que asegure el acceso a toda la población y que promueva la inclusión social, de acuerdo a la ley y a los derechos garantizados por la Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentran vigentes", dice la indicación al artículo 46 de la LGE que finalmente presentó ayer la ministra de Educación, Mónica Jiménez.
Por su parte, la mayor bandera de lucha de los estudiantes en sus movilizaciones es el fin del lucro, que constituye una polémica desde hace ya un par de años y del cual la Democracia Cristiana no ha estado exenta. Recuerdo nítidamente que la comisión de educación del V Congreso el año pasado se transformó en una de las más discutidas, con muchísima presión de los estudiantes y la JDC organizados por un lado, y de un grupo de dirigentes que pugnaron por mantener el lucro (en la educación particular subvencionada) como opción legítima dentro del esquema propuesto por la DC. A fin de cuentas, si bien la opción del fin al lucro se impuso, la ministra Provoste no la incluyó en su propuesta para la nueva Ley General de Educación. ¿Qué ocurrió? Se privilegió llegar a un acuerdo con la oposición en temas en que se podía avanzar, y la defensa del lucro es claramente un punto esencial para la derecha.
No sabemos lo que ocurrirá con la LGE y con las movilizaciones de los estudiantes. Pienso que la LGE constituye un avance, que aunque insuficiente es necesario. El riesgo que corremos es perder esta posibilidad de avance por querer un avance mayor. Siempre es posible seguir avanzando más adelante.
Seamos claros, la educación hoy día es una “fotocopiadora” de la inequidad. Mientras más dinero se tiene, mejor educación se puede comprar, cuando debiera ser todo lo contrario, una herramienta para combatir la inequidad. El problema es que las causas de esta situación se confunden. ¿Cuál es el diagnóstico? En términos muy generales y reconociendo excepciones, la educación privada es buena, la educación particular subvencionada es regular y la educación municipal es mala. Por lo tanto, en la medida que los hogares aumentan sus ingresos, huyen de la educación municipal y emigran hacia la particular subvencionada. A su vez, quienes ya estaban allí y pueden hacer un esfuerzo adicional, se trasladan hacia la educación privada. ¿Es esta la solución de largo plazo? Pienso que no.
Como precandidato a concejal por Talagante, tengo una visión al respecto y esto es lo que creo:
Libertad de enseñanza
En primer lugar, creo que debe respetarse siempre el derecho de los padres a elegir el tipo de educación y el establecimiento que quieren para sus hijos e hijas. Si es esta privada o pública, y si es esta religiosa o laica.
Educación Pública y desmunicipalización
En segundo lugar creo que el Estado tiene un rol indelegable en la educación pública, y tiene que retomarlo. Lamentablemente, salvo en los municipios con muchos recursos disponibles, la municipalización ha sido nefasta para la educación. Las corporaciones municipales se preocupan primero de cumplir sus compromisos financieros, es decir pagar los sueldos e imposiciones de los profesores, y luego de la infraestructura, y por último de la calidad de la educación, y casi nunca le dan el espacio suficiente a los padres, quienes por ser pobres en su gran mayoría, deben aceptar lo que se les ofrece sin posibilidad de reclamar ni ser escuchados. ¡Para que hablar de los estudiantes!. En este sentido pienso que la solución es volver a la educación pública entregada directamente por el Ministerio de Educación, pero de manera descentralizada, con directorios por establecimiento integrados por padres, apoderados y otros ciudadanos interesados en la educación pública, con conocimiento de la realidad local. Incluso estos directores podrían ser elegidos a través de la votación directa de los padres y apoderados, y trabajar en conjunto con los rectores nombrados por el Ministerio. Este sistema opera en países avanzados como Nueva Zelandia, y con mucho éxito. A mi juicio esta fórmula tiene una combinación potente que entrega poder a la gente, de verdad y no retóricamente, y por otro lado le da un rol fuerte del Estado. Los municipios, por su parte, se deben focalizar en aquello que les compete más, que es proveer de servicios de excelencia a los habitantes de sus comunas.
Fin al lucro
¿Por qué fin al lucro? En realidad no es porque esté en contra del lucro. Creo que el lucro es legítimo y es lo que (casi) todos buscamos a través de nuestro trabajo y nuestros emprendimientos personales. Sin embargo, pienso que en la educación ya existe un lucro legítimo, y es la educación particular privada. Los dueños de colegios privados obtienen un lucro legítimo, en su mayor parte, puesto que ellos compiten con la educación pública que es gratuita, y obtienen la preferencia de sus clientes solo prometiendo un buen servicio a cambio. Ellos asumen el riesgo de su emprendimiento e invierten sus propios recursos y no los del Estado. En la educación particular subvencionada en cambio, los dueños de colegios (mal llamados sostenedores) reciben una subvención estatal (un subsidio) por alumno presente en la sala, de manera que pueden obtener una ganancia sobre la base de recursos provenientes del tesoro público, es decir dinero de todos los chilenos. ¿Por qué razón habríamos de subsidiar a estos empresarios? ¿Por qué no asumen el riesgo de su emprendimiento ellos solos? En este punto hago mío el acuerdo del Quinto Congreso: La educación privada, que recibe financiamiento estatal, debe ser administrada por personas jurídicas sin fines de lucro.
Educación basada en valores
El sistema educativo debe contribuir a forjar capital social, esto es, a crear las bases de una sociedad basada en valores comunes a sus integrantes, favoreciendo la cohesión social y la unidad de la nación. ¿Qué valores deben ser estos? Es un debate abierto, pero creo que deben incluir a lo menos la solidaridad, el respeto por los demás, la equidad y el bien común. Mientras no haya un Estado que garantice derechos para todos, el sistema económico imperante seguirá impulsando valores tales como el individualismo, el exitismo y el materialismo. En suma, promoviendo una sociedad de personas centradas en si mismas, con todas las consecuencias negativas que ello trae a la sociedad en su conjunto.
Por último, independiente de los cambios en educación es necesario recordar que los resultados educacionales dependen de tres factores fundamentales: el primero y más reconocido es la calidad, o sea todas las variables asociadas al colegio o escuela, infraestructura, profesorado, liderazgo del director, etc. Sobre esto hay mucho que hacer sin duda y ahí apuntan los cambios en la ley. En segundo lugar está la familia, donde se forjan los valores, y los hábitos de estudio, donde se ayuda y se motiva a los niños y niñas a cumplir sus deberes escolares y a alcanzar su máximo potencial. Si los padres están ausentes o llegan muy tarde y cansados, y si sus salarios son tan bajos que no permiten una buena alimentación o el buen descanso de la familia y de los estudiantes, podemos tener los mejores colegios y la mejor calidad y los resultados seguirán siendo insuficientes. Acá son necesarias políticas habitacionales, económicas (más trabajo, subir los sueldos), laborales, de promoción a la familia, y muchas otras que rara vez se mencionan cuando se habla de la educación. Y finalmente, está el alumno o alumna, y su talento natural y su disposición y voluntad de aprender. Nunca olvidemos este factor, que puede transformar todo lo anterior para bien o para mal.
Es la libertad humana en acción.
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