jueves, mayo 22, 2008

Una buena, dos malas. Revista Impacto

Quizás alguien podría decir que soy generosa con la actual administración al adjudicarle una buena por dos malas, pero se hace a diario el esfuerzo por mirar desde una perspectiva positiva el quehacer de este gobierno.Y una buena importante fue la rapidez y eficiencia con que se respondió a la emergencia vivida por los habitantes de Chaitén, aunque también se le debe dar mérito a la actitud de colaboración de la gente que evacuó con rapidez, sin histerismos a pesar de lo grave de la situación.No haré comentarios respecto a la ayuda que se les prometió, y que no satisfizo a muchos, porque no tenemos los antecedentes específicos ya que, nuevamente, el gobierno hizo gala de la marca de agua de las administraciones concertacionistas: no saber comunicar lo que hace.Pero no podían hacer dos buenas seguidas. A lo realizado en Chaitén, se sumó la información dada a conocer ayer respecto a la formación de un Consejo del Cambio Climático, el que será coordinado por la ministra de Agricultura, Marigen Hornkohl.¿Quiénes integran este Consejo del cambio climático? Bueno, algunos académicos, funcionarios públicos relacionados con el sector agrícola y… los principales representantes de las organizaciones gremiales que reúnen a los empresarios. El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Luis Schmidt, los máximos representantes de Fedefruta y la Asociación de Exportadores, además del presidente de Corma, Fernando Léniz forman parte de este “consejo”.¿Quiénes no están? Bueno, ni más ni menos que los ambientalistas reunidos en diversas Ong´s, y que, por lo general, están integradas por díscolos y díscolas respecto al poder y a lo establecido.
¿Puede la sociedad chilena esperar alguna medida relevante, importante, para realmente hacer frente a los cambios climáticos y sus efectos sobre la producción agrícola, silvícola, pecuaria, y la vida humana con este panel de “expertos”? Creo que no. Y ¿por qué? Simplemente porque en el grupo humano formado, existe una presencia connotada de quienes representan a grupos económicos, que son los que apostaron por el modelo de crecimiento que hoy destruye al mundo.Así de simple. El panel de expertos convocados por las Naciones Unidas, que el año pasado emitió tres contundentes informes respecto a lo irreversible del daño causado a la tierra con la actividad depredadora del hombre es claro.¿Podrán Schmidt, Léniz y los representantes de los otros organismos empresariales promover acciones que toquen el “modelo de desarrollo” impuesto y del que sólo se beneficia una parte de los chilenos? NO.De nuevo el gobierno fue incapaz de hacer dos buenas seguidas. Revista impacto