A mis Camaradas con ánimo de fraternidad y Sinceridad sobre Carta de Gabriel. G.Wielandt
La carta de Gabriel Ascencio interpreta un profundo sentir de miles de camaradas sobre la situación actual de nuestro Partido Demócrata Cristiano. Al andar el camino y visitar a muchos camaradas amigos y dirigentes comunales en el país nos dimos cuenta que mucho con los que podíamos contar para una campaña electoral interna expresaban miedo, ya que temían arriesgar su trabajo público o municipal. Frase típica. “Gonzalo, no puedo arriesgar a mi familia, por favor discúlpame”. Mi respuesta fue generalmente: Camarada, no se preocupe, te comprendo. Sin embargo, más allá de esta penosa e impotente situación, no es posible aceptar que producto de condiciones de injusticia social, en todo su sentido, y de injusticia política producto de no existir garantías de transparencia y de garantía en el respeto de los derechos civiles políticos de los camaradas no sea posible realizar la democracia en nuestro partido.
Muchos intentamos una lista unitaria e integrada y nos equivocamos de tesis, por que no existían condiciones psico-políticas ni la voluntad para dicha integración, ya que ni siquiera aquellos que formaron la lista tuvieron generosidad entre ellos para formarla y debieron crear cargos ficticios para dejar conforme a los apoyos residuales.
La conformación de la actual directiva nacional sólo refleja la implosión del alvearismo, una lista que anticipa su muerte, una lista que al nacer expresa su muerte, producto de la mezquindad de quienes la concibieron así.
Camaradas, respeto y admiro mucho al Camarada Gabriel Ascencio, abogado de derechos humanos de la Vicaría de la Solidaridad, no como otros que se adjudican luchas contra Pinochet que nadie conoce y que sólo las aventuran en sus delirios psíquicos.
Camaradas, directivas nacionales conformadas como las que hoy dirigen nuestro partido carecen de la mayor perspectiva de futuro, por no darse cuenta no sólo de la fragmentación del partido - en el sentido alemán del concepto: Zersplitterung – sino que en la incapacidad de ver e interpretar los escenarios que se avecinan para nuestro querido partido, porque a pesar de todo, es querido partido. Es este amor al partido lo que inspira la carta de Gabriel Ascencio, no el odio de aquellos que detentan el poder, sino que el amor al partido que expresa la indignación ante tanta injusticia y ausencia de fraternidad.
Camaradas, los dictadores ganan elecciones con 99%, con 95% y sin competidor alguno, así que no nos sorprendamos de que las condiciones que hemos generado como partido se acercan a una realidad dictatorial que ni siquiera en nuestros peores sueños como demócratas cristianos nos había emergido. Camaradas la lucha por el partido es la lucha por la democracia. Esta lucha es una lucha revolucionaria comunitaria. Siéntanse todos invitados a participar, porque es lo que nos alimenta el espíritu demócrata cristiano.
Muchos intentamos una lista unitaria e integrada y nos equivocamos de tesis, por que no existían condiciones psico-políticas ni la voluntad para dicha integración, ya que ni siquiera aquellos que formaron la lista tuvieron generosidad entre ellos para formarla y debieron crear cargos ficticios para dejar conforme a los apoyos residuales.
La conformación de la actual directiva nacional sólo refleja la implosión del alvearismo, una lista que anticipa su muerte, una lista que al nacer expresa su muerte, producto de la mezquindad de quienes la concibieron así.
Camaradas, respeto y admiro mucho al Camarada Gabriel Ascencio, abogado de derechos humanos de la Vicaría de la Solidaridad, no como otros que se adjudican luchas contra Pinochet que nadie conoce y que sólo las aventuran en sus delirios psíquicos.
Camaradas, directivas nacionales conformadas como las que hoy dirigen nuestro partido carecen de la mayor perspectiva de futuro, por no darse cuenta no sólo de la fragmentación del partido - en el sentido alemán del concepto: Zersplitterung – sino que en la incapacidad de ver e interpretar los escenarios que se avecinan para nuestro querido partido, porque a pesar de todo, es querido partido. Es este amor al partido lo que inspira la carta de Gabriel Ascencio, no el odio de aquellos que detentan el poder, sino que el amor al partido que expresa la indignación ante tanta injusticia y ausencia de fraternidad.
Camaradas, los dictadores ganan elecciones con 99%, con 95% y sin competidor alguno, así que no nos sorprendamos de que las condiciones que hemos generado como partido se acercan a una realidad dictatorial que ni siquiera en nuestros peores sueños como demócratas cristianos nos había emergido. Camaradas la lucha por el partido es la lucha por la democracia. Esta lucha es una lucha revolucionaria comunitaria. Siéntanse todos invitados a participar, porque es lo que nos alimenta el espíritu demócrata cristiano.
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