La Democracia Cristiana gobernada por totalitaristas..Miguel Angel Calisto..presidente distrito 53 JDC
DEMOCRACIA CRISTIANA: DIÁLOGO Y PLURALISMO
Al fundarse la Democracia Cristiana sus fuentes inspiradoras fueron el diálogo y el pluralismo. Son estos valores inamovibles los que hoy se diluyen cuando se castiga a un Senador por criticar el "crimen social" que es el Trasantiago. Cuando Soledad Alvear llegó ayer a la sede central de la DC en la Alameda, llevaba preparada su artillería verbal en contra del legislador Adolfo Zaldívar. A muchos de los presentes les sorprendió la forma y el fondo cuando expuso en un lenguaje impositivo que esto ya "no daba para más" y que Zaldívar debía salir de la DC " sí o sí…". Ante este proceder y, desde una perspectiva ética y democrática la situación es del todo reprochable. Pero, existe un trasfondo importante y delicado: es la esencia y el espíritu que debe tener un partido político que en su raíz fundacional está implícito el humanismo cristiano y la libertad de la persona por sobre todo, más allá de cualquier ideologismo o sectarismo inútil. Y es aquí donde la mesa directiva de la DC y, especialmente, su presidenta se alejan de lo que ha sido la convivencia interna fraterna que debe tener una colectividad que lucha y promueve el diálogo y la tolerancia. Se puede discrepar o no estar de acuerdo con lo que diga o haga el Senador Zaldívar. Pero una directiva no puede imponer un castigo a priori o influir y, quizás, presionar al Tribunal Supremo para que emita tal o cual sanción partidaria. Ahora, respecto a las "ordenes de partido" o "pactos suscritos con la derecha", la Senadora Alvear simplemente no quiere ver la realidad del Chile de hoy y hace la vista gorda a lo que ha sido la "política de los consensos" inaugurada en el país cuando gobernaba su camarada Patricio Aylwin, otrora uno de los facilitadores del golpe de Estado en contra del presidente Constitucional, Salvador Allende. Por lo tanto, es evidente que lo que no se le perdona al Senador Zaldívar es su inclaudicable posición seria y valiente de no aceptar presiones y, por segunda vez mantener a firme su voto contrario a seguir inyectando dinero de todos los chilenos a un sistema de transportes colapsado y que no tiene cómo cumplir con un servicio de calidad, eficiente y seguro para los santiaguinos que todos los días sufren una humillante disminución en su calidad de vida. A la luz de estos lamentables hechos y desde una óptica externa, más bien ciudadana e independiente, creemos que ni a la DC ni a Chile le hacen bien estas mal entendidas medidas disciplinarias. Con estas acciones se consolida un modo de hacer política errado y a espaldas de la gente. Chile no quiere más imposiciones ni intolerancias, ese estilo y estrategia ya el país las superó, dolorosamente y con signos de martirio. Con este proceder, seguro que la Senadora Alvear seguirá bajando en las encuestas de opinión. La razón es obvia: ¿Se puede entregar la conducción del país a una persona que antepone su visión personal y partidista por sobre su entorno comunitario y ciudadano? Chile se merece dirigentes más democráticos, más tolerantes, menos temerarios y comprometidos de verdad con la paz y el bien común. Por Iván Gutiérrez, Director de "Crónica Digital" y Jaime Escobar, Editor de revista "Reflexión y Liberación".Santiago de Chile, 27 de noviembre 2007Crónica Digital
Al fundarse la Democracia Cristiana sus fuentes inspiradoras fueron el diálogo y el pluralismo. Son estos valores inamovibles los que hoy se diluyen cuando se castiga a un Senador por criticar el "crimen social" que es el Trasantiago. Cuando Soledad Alvear llegó ayer a la sede central de la DC en la Alameda, llevaba preparada su artillería verbal en contra del legislador Adolfo Zaldívar. A muchos de los presentes les sorprendió la forma y el fondo cuando expuso en un lenguaje impositivo que esto ya "no daba para más" y que Zaldívar debía salir de la DC " sí o sí…". Ante este proceder y, desde una perspectiva ética y democrática la situación es del todo reprochable. Pero, existe un trasfondo importante y delicado: es la esencia y el espíritu que debe tener un partido político que en su raíz fundacional está implícito el humanismo cristiano y la libertad de la persona por sobre todo, más allá de cualquier ideologismo o sectarismo inútil. Y es aquí donde la mesa directiva de la DC y, especialmente, su presidenta se alejan de lo que ha sido la convivencia interna fraterna que debe tener una colectividad que lucha y promueve el diálogo y la tolerancia. Se puede discrepar o no estar de acuerdo con lo que diga o haga el Senador Zaldívar. Pero una directiva no puede imponer un castigo a priori o influir y, quizás, presionar al Tribunal Supremo para que emita tal o cual sanción partidaria. Ahora, respecto a las "ordenes de partido" o "pactos suscritos con la derecha", la Senadora Alvear simplemente no quiere ver la realidad del Chile de hoy y hace la vista gorda a lo que ha sido la "política de los consensos" inaugurada en el país cuando gobernaba su camarada Patricio Aylwin, otrora uno de los facilitadores del golpe de Estado en contra del presidente Constitucional, Salvador Allende. Por lo tanto, es evidente que lo que no se le perdona al Senador Zaldívar es su inclaudicable posición seria y valiente de no aceptar presiones y, por segunda vez mantener a firme su voto contrario a seguir inyectando dinero de todos los chilenos a un sistema de transportes colapsado y que no tiene cómo cumplir con un servicio de calidad, eficiente y seguro para los santiaguinos que todos los días sufren una humillante disminución en su calidad de vida. A la luz de estos lamentables hechos y desde una óptica externa, más bien ciudadana e independiente, creemos que ni a la DC ni a Chile le hacen bien estas mal entendidas medidas disciplinarias. Con estas acciones se consolida un modo de hacer política errado y a espaldas de la gente. Chile no quiere más imposiciones ni intolerancias, ese estilo y estrategia ya el país las superó, dolorosamente y con signos de martirio. Con este proceder, seguro que la Senadora Alvear seguirá bajando en las encuestas de opinión. La razón es obvia: ¿Se puede entregar la conducción del país a una persona que antepone su visión personal y partidista por sobre su entorno comunitario y ciudadano? Chile se merece dirigentes más democráticos, más tolerantes, menos temerarios y comprometidos de verdad con la paz y el bien común. Por Iván Gutiérrez, Director de "Crónica Digital" y Jaime Escobar, Editor de revista "Reflexión y Liberación".Santiago de Chile, 27 de noviembre 2007Crónica Digital
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