El debate sexual

Casi todas las especies animales ejecutan automáticamente la conducta sexual, y se aparean siempre que surge el impulso a menos que existan condiciones adversas que lo impidan. Sin embargo, el ser humano −debido a que se halla sometido a una selección cultural, como seres culturales que somos y no puramente robots hormonales−, puede controlar y reprimir la satisfacción del instinto sexual aunque todas las condiciones le sean favorables. El impulso sexual humano suele aparecer de manera cíclica y ante situaciones que lo estimulan.
En nuestra especie, la sexualidad juega un papel preponderante dentro del comportamiento biológico y psíquico. La estructuración y vivencia del sexo motivan nuestra conducta. Las distintas escuelas psicológicas, en mayor o menor medida, consideran el sexo primordial para explicar y comprender la vida psíquica de la persona. Las filias y las fobias especto a la función y el sentido del sexo, prohibiendo o fomentando su disfrute, están presentes en toda organización social.
A lo largo de la historia, el papel y la función de la sexualidad −los mitos y falacias sobre la sexualidad− han sido debatidos en medio de grandes polémicas científicas, médicas, históricas, teológicas... Desde las religiones que la consideran pecaminosa −cuando no va orientada exclusivamente a la reproducción−, hasta aquellas otras concepciones que hacen del amor su libre bandera ideológica, los enfoques e ideas sobre la sexualidad recorren todo el amplio abanico de posibilidades.
El debate de la sexualidad continúa vigente hoy en día, aunque la tolerancia y la permisividad sexual hayan aumentado considerablemente en las sociedades de Occidente. Pero, en muchos lugares del mundo y para determinados colectivos, todavía quedan muchos derechos sexuales por conquistar
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