martes, diciembre 26, 2006

..A LOS GOBIERNOS LES CORRESPONDE PAGAR LOS PLATOS QUE QUIEREN ROMPER..! T.JOCELYN HOLT....

“El caso Chiledeportes lo veo en todo el sector público”
El ex diputado de la Democracia Cristiana (DC) conversó con Kioscovirtual, ahondando sobre diversos puntos del acontecer político nacional. Con inusitada franqueza, critica los primeros meses de gestión de la Presidenta Bachelet y la falta de estrategias para elaborar e implementar agendas sociales. Sin embargo, en el caso de corrupción de Chiledeportes sostiene que “no es una cosa aislada” y que es un problema que “efectivamente nos afecta a todos”.
Actualmente, Tomás Jocelyn-Holt se dedica a consultarías en áreas de regulación económicas, y si bien no tiene tanta exposición pública, reconoce estar “sumamente pendiente” de todo lo que ha sucedido durante los últimos meses.
Periodista: Mauricio Águila
¿Cómo calificaría estos primeros meses de gestión del actual gobierno de la Presidenta Bachelet? Ha sido un mal año político. Hay un déficit evidente, por ejemplo, hemos tenido dificultades en el ámbito de la educación, en el área estratégica de las políticas públicas; y ahora, una discusión sobre probidad, que sin duda ha golpeado fuertemente al Gobierno.
Entonces, ¿estaría en condiciones de colocar una nota a esta administración?
Trabajé en el comando de Michelle Bachelet y fui uno de sus encargados internacionales. Me acuerdo que cuando discutíamos cómo quería el Gobierno ser recordado, llegamos a las siguientes conclusiones: la primera era el deseo de tener una nueva elite y que el cuarto Gobierno de la Concertación innovara por completo, en cuanto a la forma de hacer las cosas; segundo, se pretendía recoger las expectativas de un país mucho más abierto, distinto y que superaba sus trancas del pasado. Si uno hace un balance, creo que el gobierno de Michelle Bachelet tiene problemas con su antecesor. Buena parte de su tiempo está dando explicaciones por problemas o denuncias con respecto a manejos del Gobierno anterior. Entonces, la relación entre lo que es el pasado, o continuidad y cambio, entre Lagos y Bachelet, es un tema todavía no bien resuelto por la actual administración.
Eso no le hace nada bien a la Presidenta Bachelet
Es efectivo de que hay una enorme dificultad respecto de la agenda política del Gobierno, de cómo lograr consensos para obtener mayorías políticas. No sólo hay ‘mucho ruido’, sino una enorme ‘camorra’ en el ámbito de parlamentarios y de los partidos de la Concertación para comprender cuál es la agenda que los debe convocar. Entonces, me atrevería a decir que hay una incapacidad para tratar de traducir una impronta en asuntos concretos, o en tareas que puedan medirse en el tiempo. Creo que ese es el principal problema que tenemos.
La verdadera pregunta que cualquiera puede tener es cuál es la agenda de Gobierno, cuál es la agenda legislativa para seguir adelante. El sólo hecho que esta Comisión de Educación ya presentó bajas, es una demostración directa de que hay frustración con respecto a cómo se están manejando este tipo de temas. Y se están manejando mal.
En resumen, a mi no me ha gustado el balance de este primer año de Gobierno, y se ha desaprovechado enormemente una gran oportunidad política. Si embargo, el tema que a mi más me afecta, es en el campo externo. Hay áreas que me preocupan.
Pero, volvamos a nuestra pregunta. Uno en el colegio evalúa con nota 4 y decimos ‘el alumno pasó’.A su juicio, ¿el Gobierno no estaría aprobando?
Para mi no. No me ha gustado el desempeño del gobierno.
¿En su opinión, ha habido un mal manejo en el caso Chiledeportes?
Estoy convencido de que este hecho no es una cosa aislada y mi principal preocupación es que lo veo en todo el sector público. Si uno abre distintos tipos de reparticiones públicas, como los Gobiernos Regionales, Corfo, Servicios de Salud, vas a encontrar exactamente el mismo problema. El caso de Chiledeportes debió de haber sido y debiera ser una gran oportunidad, aprovechando la coyuntura para resolver algunas cosas que no hemos podido hacer antes.
La primera forma para aprovecharlo como tal es no ser tan reactivo frente a ello. Porque este problema no es aislado, chico, o que afecte a un sólo partido político. No es así. Este es un asunto que efectivamente nos afecta a todos. Este tipo de crisis son oportunidades positivas si uno sabe manejarlas bien. Por cierto, el Gobierno correctamente identificó una cantidad de áreas que requería una reforma legal. Eso me parece bien, no tengo nada que decir en contra de eso. Tengo una buena opinión de Rafael Blanco, quien ha sido la persona designada por el Gobierno para avanzar en esa agenda, pero no basta con una ley miscelánea. ¿Pero faltó reaccionar a tiempo? Porque en una crisis, lo principal, es tratar de prevenirlas.
Más que reaccionar a tiempo, la idea es tratar de no reaccionar mal. Insisto que este problema de Chiledeportes nos afecta a todos y no me extrañaría en nada que comprometa a personas de distintos partidos. Eso no me escandaliza. Creo que uno no debiese ser tan defensivo frente a estos hechos. Además, este tipo de problemas no se resuelven de la noche a la mañana. Pero lo que encuentro más insólito que estas crisis sean gatilladas por personas desconocidas.
En una democracia normal, si bien es válido el aporte de los tribunales y lo que pueda hacer una comisión investigadora, también son importantes las responsabilidades políticas, porque ayudan enormemente a los Gobiernos para que puedan pasar a otras etapas y proyectar una sólida imagen a la sociedad. Creo que la Concertación tiene una enorme dificultad para llegar y darle fluidez política a sus crisis. Por eso termina disciplinando, o convocando a parlamentarios a un encuentro para retarlos, o para decirles lo que tienen que hacer. A la larga, esas cosas no funcionan y las quejas que aparecen en este tipo de crisis son legítimas.
Porque da la sensación que apareció la denuncia, pero el problema ha ido creciendo, y hasta el momento, nadie la ha podido parar. Sigo creyendo que este país no tiene niveles de corrupción de otros países de América Latina.
Pero no se trata de comparar. Si me preguntaran hasta dónde vamos a parar, no creo que en este país caiga en un estado de inmovilización pública total. Este es un problema muy relevante que se juega, no tanto en la magnitud de cada hecho, en el cómo se reacciona frente a ello. Uno tiene el legítimo derecho a decir ‘esto no puede ser’ sin sufrir costos políticos, por un conjunto de personas que nadie sabe cómo se nombran, quién los nombra, pero que igual debemos dar explicaciones por ellos. Yo tengo que caminar por la calle y gente se acerca pidiéndome explicaciones frente a este tipo de hechos. ¿Por qué tengo que asumir responsabilidades? Yo no he nombrado a estas personas, ni tampoco las conozco. Nuestro proyecto político no debería estar puesto a prueba por estas personas. Aquí hay un problema de lealtades mal concebidas y eso hay que hacerlo valer.
“¡A los Gobiernos les corresponde pagar los platos que quieren romper!”
Hablábamos de responsabilidades, pero no solamente la tienen las personas de ‘abajo’, sino también el Gobierno. Da la sensación de que aún no ha asumido su ‘mea culpa’.
Por eso creo que efectivamente, y yo lo he dicho en el Consejo Nacional de mi partido, que la directora de Chiledeportes debería de haber ofrecido su renuncia... Cada vez que uno dice eso, la defensa de Catalina Depassier se convierte en un problema de trinchera... Es que esa rigidez argumental complica la necesaria fluidez que debe tener un Gobierno para poder ajustarse en este tipo de situaciones. Y al restarse a ese instrumento, le genera a la Concertación un estrés político que no debería tener. ¿Y qué opinión tiene usted con respecto al papel que está cumpliendo Ricardo Lagos Weber? Porque sin querer, se ha transformado en el vocero pero al mismo tiempo en el “escudero” de su padre.
Esta es una situación insostenible para el Gobierno en el mediano plazo. Es insostenible que un ministro sea vocero de un solo tema. Esto inevitablemente no mejorará, sino que va a tender a empeorar. Porque ya se cristalizó en la retina pública, que el Gobierno deba responder por hechos que sucedieron en la administración anterior.
El vocero de La Moneda, en una de sus tantas repuestas, llegó a decir ‘que el gobierno del ex Presidente Lagos es catalogado como una de las grandes reservas morales del país’. ¿Comparte esa opinión? Mira, en política aparte de la ética está la estética. Creo que es necesario manejar ambas. Entonces, un Gobierno tiene que definir de qué quiere hablar. Si quiere hablar respecto de sus proyectos del futuro, del pasado, o respecto de la relación entre un padre y un hijo, es una decisión que debe tomar el Estado y no un ministro.
Entonces, se podría calificar como un error de que el ex Presidente Lagos no se haya explayado sobre los temas de corrupción que justamente salpican su Gobierno?
Creo que Lagos (padre) durante estos últimos meses ha tenido una alta visibilidad pública. Pero no se ha referido explícitamente al tema. Lagos ha tenido una enorme visibilidad pública y creo que eso no es casual lo que estamos viendo. Es parte del perfil público que el ex Presidente quiere tener, sea por razones de proyección o de cómo podrá percibir su rol como ex Mandatario. Es que lo que más llama la atención es que el ex Presidente de la República se refiera a estos temas de corrupción como una simple “hojarasca”.
Esas declaraciones produjeron muy malas reacciones. No le fue bien con su aparición, porque ese mismo día, el ex Presidente Frei intervino en el mismo escenario y terminó diciendo todo lo contrario. Su intervención no fue para nada de buena. Entonces, me atrevería a decir que dejémoslo ahí no más, porque en realidad no hay nada peor que sobreargumentar.
Da la sensación de que a la Presidenta Bachelet le tocó “pagar los platos rotos” del Gobierno anterior. ¡A los Gobiernos les corresponde pagar los platos que quieren romper! Si ella quiere llegar y hacerse responsable del Gobierno anterior, vamos a pasar meses discutiendo de lo que hizo su antecesor. En cambio, si quiere desarrollar una agenda de trabajo, tiene los recursos y la convocatoria suficiente como para generar alianzas o consensos políticos. Porque hay disposición a colaborar.
Ahora, la pregunta es si este Gobierno convoca o no a esa colaboración. Porque esto no es una cuestión de que hay mala fe, o alguien está diciendo ‘ni a misa con el Gobierno’; al contrario, hay una enorme disposición para colaborar.
Sin embargo, el principal problema radica en la capacidad de afinar un sentido estratégico del Gobierno. Si bien vivimos en una sociedad mucho más multifacética y por eso es difícil dictar solo un tipo de agenda, pero lo propio que debería hacer el Gobierno es establecer el método para ello. O sea, uno puede tener dudas si dará énfasis, primero, a la probidad o la educación, y luego a la salud, es decir, puedes elegir el tema, pero lo que no es discutible es tener el método para eso.
Porque tú puedes trabajar en los temas con acuerdo de la oposición o convocando a los principales sectores productivos del país, como los empresarios; puedes trabajar con los partidos que te apoyan o con fuerzas ciudadanas. ¡Puedes hacer las estrategias que tú quieras! Pero tienes que elaborar un método. Y el Gobierno tiene una enorme oportunidad de ejercer la tribuna para convocar esas voluntades.
Y creo que coyunturas más, coyunturas menos, es insoslayable que tienes un problema estratégico.
¿Quiénes fallarían entonces? ¿Ministros de Estado o presidentes de partidos políticos?
Entiendo que estos cargos son políticos, no son puestos que uno debe pensarlos en el mediano plazo o indefinidamente, es decir, las personas llegan para cumplir un propósito, y si no lo hacen, deberían seguir a otra etapa, ya sea en la misma función u otra. Pero, no es bueno no ponerle propósitos a los ministros o a los cargos políticos. Cuando Ricardo Lagos le dio un plazo a Michelle Bachelet para que terminara con las colas en los consultorios, fue válido. Esa debería ser la tónica no sólo con los ministros, sino que con todo el sector público
Porque los único que ‘pagaron los platos rotos’ fueron los ex ministros de Educación y del Interior, Martín Zilic y Andrés Zaldívar, respectivamente.
Al revés, no tengo temor de que una persona sea nombrada ni tampoco que salga de un cargo. Me preocupa más que una persona se quede indefinidamente en un cargo y que no rinda.
¿Quiénes no estarían rindiendo de buena forma?
Creo que hay un problema con el equipo político. No veo que de aquí a un mes más, vamos a lograr una mayor eficacia en este sentido. En el Congreso hemos tenido problemas para lograr mayorías, por ejemplo, para nombrar al contralor. Esos ítems no van a cambiar ‘por arte de magia’ de la noche a la mañana.
¿Estarán un poco individualistas los señores ministros? ¿No hay afinidad entre ellos?
No voy a descalificar personalmente a estas personas, porque tengo buena opinión de ellos.
Pero, más allá de mi impresión, creo que las lealtades también exigen que uno les diga que las cosas no están funcionando. Además, lamentablemente, en política estos temas se miden por sus resultados y no por sus intenciones. Ahora, no sólo tenemos problemas en el equipo político, sino también en el plano internacional y también en el campo energético. Al revés, ¿quiénes estarían haciendo bien sus tareas?
Hay personas que me gusta su forma de enfrentar los temas. El caso de Alejandro Ferreiro, en el ministerio de Economía, resolvió un problema, y al mismo tiempo, ha colaborado en la agenda de probidad solicitada por la Presidenta. Además de él, tengo una buena opinión de Eduardo Bitrán ( Obras Públicas) y de Andrés Velasco (Hacienda)
Aquí todas las personas que están en estos cargos tienen condiciones para ocuparlo; no creo que ninguna ellas sean inadecuadas. No es un problema de esa naturaleza . Si no está rindiendo, tampoco es porque el país esté andando mal; nadie puede decir ‘pucha, que tuve mala suerte: me tocó un temporal’, ‘o condiciones naturales que se me escaparon de mis manos’. No. El país, en general, está en un momento que no le está exigiendo a sus autoridades un desempeño dramáticamente distinto. No un hay problema de expectativas o de desempeño económico o de realidades externas que eventualmente puedan perjudicar la marcha del Gobierno.