....EL HILO SE CORTA POR LO MÁS DELGADO...

Por: Myriam Verdugo.

Que el hilo se corta por lo más delgado lo sabe en carne propia, desde ayer, el ex abogado de la Intendencia Metropolitana, Héctor Mery. Desde el ministerio del Interior se dio la orden de su destitución, al no presentarse a alegar en la audiencia en la que se vería la apelación por la libertad concedida a Rodrigo Camargo, detenido el 10 de septiembre portando una bomba Molotov.
Ese día el país se vio conmocionado al ver arder una ventana de La Moneda. De inmediato se conocieron voces altisonantes anunciando las penas del infierno para los violentistas. El Intendente, el subsecretario del interior, dirigentes de partidos políticos demandaron la aplicación del máximo rigor contra el extremista. Otros nos preguntamos qué pasa en el país que los brotes de violencia y expresiones de rabia crecen año a año.
Bueno, lo concreto es que enfrentado a la disyuntiva de alegar “por el caso Cárcamo”, el abogado Mery decidió alegar pidiendo la prisión para dos narcotraficantes. Los periodistas, siempre alertas, de inmediato le consultaron por su ausencia en la audiencia que concitó su interés. Algo ofuscado dijo no tener dos cuerpos para estar en dos lugares distintos al mismo tiempo. Más elegante hubiera resultado decir que no tenía el don de la ubicuidad.
El subsecretario del Interior sulfurado anunció un castigo ejemplarizador contra el profesional que no se sabe desdoblar. El Intendente guardó cauto silencio. Sólo al anochecer una tibia declaración esbozó un reconocimiento al profesional y una explicación al asunto, sin embargo ello no significó conservar la pega. Pero, ¿es que la Intendencia tiene sólo un abogado?, o ¿es que hubo muchos permisos administrativos y nadie que verificara si había personal suficiente para cubrir las tareas? O ¿es que falta personal y platita, en este Chile donde los dólares se mandan al extranjero? O ¿es que se pensó que el resto del país, de los servicios y todos los poderes del estado estaban de parranda hasta el próximo lunes? Al menos el poder judicial estaba en plenas funciones, aunque sus decisiones no gusten a muchos.
Héctor Mery sabe desde ayer que, como es desde siempre, el hilo se corta por lo más delgado. Víctor Jeame Barrueto también lo sabe, al igual que conoce bien que es mejor pasar piola, permanecer calladito, por si todos olvidan al primer responsable.