lunes, agosto 21, 2006

...PINTORESCO ...SI ES CIERTO....PERO SE DÁ....O..NO?.

EN LA FRATERNIDAD DEMÓCRATACRISTIANA

Esa era la salutación final que se estilaba entre los viejos democratacristianos.

Sin lugar a dudas, no era una frase vana, superflua o carente de sentido. Apuntaba, en estricto rigor, a que todos los que profesaban esa ideología pertenecían a una comunidad en la cual se compartía la doctrina, los valores del humanismo cristiano, la amistad, la honorabilidad, la lealtad a toda prueba y la responsabilidad social en función de los más desposeídos.
Varias décadas después, se sigue usando la misma frase, pero con algo un poquito distinto. Ya no son los Tomic, los Leython, los Garretón, los Frei sino que los Quijada, los Latorre y los Arellanos los que la usan.

Vaya que pequeña diferencia murmuró un Vago de la Plaza.
Hace algunas noches, Domingo Pino, militante de la Dc., llegó a la sede partidaria, aquí en Rancagua. Se encontró con el Mario Quijada a quien invita a tomarse unos tragos. El Mario, se excusa aduciendo "motivos familiares". Lo mismo hace Eugenio López cuando se niega a aceptar la invitación.

Ya se retiraba el Pino cuando de sopetón se encuentra con el Caco Latorre y la Ximenita, tan rica ella, dijo un enamorado Vago mientras apretujaba una foto de la mozuela contra su pecho y escuchaba un CD pirateado de los Galos. Una vez más el Pino cursa la invitación y por segunda vez recibe una negativa: "tenemos una importante reunión con el Intendente", le manifestó el Latorre.

Choreado el Pino se retira a su casa. Se queda un rato en ella y decide, de todas maneras, salir a tomarse un wiskacho.
En el intertanto el Caco, quien tenía programada, para esa noche, una cena con el Mario y el Eugenio decide invitar al Arellano. El molde del Alcalde se excusa también manifestando que tenía dos importantes reuniones con pobladores y su presencia allí era insustituible.

Alrededor de las 10 de la noche el Pino se deja caer en el Tomacho Parrillero. Abre la puerta, deseoso de pasar un buen rato y se encuentra a boca de jarro con el Caco, su Sra., el Mario y el Eugenio alrededor de una "bien servida y mejor regada mesa".
Indignado, el Pino, al sentirse traicionado y excluido por los que consideraba sus amigos los comienza a imprecar para desesperación de los moldes y delicia de los parroquianos que a esa hora atiborraban el local.

Los trata de cabrones, maracos no dijo por respeto a la dama. El Caco, angustiado y abochornado por el ridículo que hacían trata de calmar al Pino diciéndole: " Domingo, esto no es lo que parece" y lo invita a sentarse.
El Pino, tan digno él, lo manda a la ch...., perdón la punta del cerro y se va a la barra a tomar solo.
Recién habían pasado tan solo diez minutos cuando entran campantes al local, Arellano, el Alcalde, el Senador Letelier y el Diputado Valenzuela a cenar, para mala cueva de todos, en el mismo local.

El Caco al darse cuenta de la mariconada de su amigo y sintiéndose despreciado y ninguneado por el lindo del Arellano se para y comienza, para gozo, una vez más, de los habitués al Tomacho Parrillero, a insultar a Carlitos.

"Me habían dicho que eras un izquierdista" le espeta de entrada el Caco y luego, olvidándose de la dama presente le recuerda la parentela y especialmente le envía cariñosos saludos a la madre del Arellano.
Por cierto, todo esto en la fraternidad democratacristiana