lunes, febrero 21, 2011

“¿Quién merece ser pillo(nario)?”. Rafael Gumucio R.

El programa de televisión animado por Sergio Lagos pretende favorecer a
chilenos o chilenas ejemplares, que luchan contra un aciago destino.
Hace casi un año, los principales candidatos a ganar los suculentos premios que
ofrecía este programa pertenecía a la fenecida Concertación: eran los “operadores políticos” y los democratacristianos y socialistas que durante veinte años succionaron la abundante “teta” del Estado, razón por la cual, el pueblo les dio una tremenda y merecida patada en el trasero.


En la actualidad, esta maldición de la corrupción, tan propia de nuestra
democracia tutelada pasó, de los operadores de la Concertación a aquellos del partido
fascista UDI; hay que reconocer que, en menos de un año, el grupete de operadores
liderados por la intendenta Van Rysselberghe supera, de lejos, a aquel de Camilo
Escalona e Ignacio Walker. La UDI y la intendenta tienen una forma especial de tratar a
los pobres como si estos fueran una especie de “inquilinos de su fundo”, su empleada
doméstica o su chofer.

El que se haya descubierto los videos que acusan a la intendenta de ofrecer,
desfachatadamente, programas habitacionales de ayuda, destinado específicamente a los
damnificados del terremoto de febrero 27, a pobladores cuyas casas no habían sufrido
ningún daño, no sólo es una mentira sino que daña, gravemente, la fe pública; aun
cuando aún no se haya comprobado ningún delito, no cabe duda de que una autoridad
que incita a los ciudadanos a burlar la norma no puede seguir detentando un cargo
público.

El populismo de la derecha, en búsqueda de votantes que le permita mantenerse
vigente, no tiene limitación ética. Como decía un embajador norteamericano, “siempre
andan en el límite de la legalidad” algo así ha ocurrido con el presidente de la UDI,
Juan Antonio Coloma, que defiende a la intendenta con uñas y dientes, bajo el falaz
argumento de la conducta de Van Rysselberghe es “una metida de pata”, movida por
su “enorme amor a los pobres”, que sólo tiene parangón con Santa Teresa de Calcuta.
Según Coloma, poco importan los medios con tal de que la UDI siga aglutinando
rebaños, a fin de convertirse en un partido popular, pero que funciona en base a
promesas engañosas y trasgrediendo las normas al servicio del objetivo político - en
caso de Concepción, consiste en quebrar el doblaje concertacionista-.

Ante la ineficiencia y el peligro del “empate inmoral” por parte de la
Concertación, al menos el Senador Alejandro Navarro ha tenido el valor de destapar la
olla de corrupción que, en menos de un año, ha aparecido en la derecha. Es evidente que
tanto la Concertación, como la Alianza actúan de forma similar: ambos conglomerados
tienen como principal objetivo asaltar el botín del Estado, a favor de operadores
políticos que, en el caso de la derecha, están al servicio de un popularismo que no es
muy diferente al que empleaba la Falange de José Antonio Primo de Rivera y, en la
actualidad, el Partido Popular español, el Uribismo colombiano e, incluso, el
fujimorismo, en Perú, para no recurrir a Nicolas Sarkozi o a Silvio Berlusconi.

El presidente Sebastián Piñera se encuentra en una encrucijada, pues lo lógico, si
quiere salvar su gobierno, sería despedir a la intendenta - haciendo caso omiso de las

presiones de la UDI, partido que cuenta con la mayoría en la Cámara de Diputados, y
constituye la base de su apoyo político – o dejarse dominar por Coloma convirtiéndose
así en un esclavo de la derecha populista y arrastrar el síndrome de dirigir un gobierno
corrupto que, al fin y al cabo, siempre el electorado chileno termina por rechazarlo.

La derecha siempre ha sido individualista y, por consiguiente, incapaz de
sostener posiciones coherentes y unitarias. El affaire Rysselberghe está provocando
un “Rififi” tanto en el gobierno, como en la UDI: la ministra de Vivienda, Magdalena
Matte, amenaza con investigar a fondo las posibles acciones dolosas y condena, como
es de suponer la desatinada conducta de la intendenta. Evelyn Matthei ataca a la
directiva de su partido, acusando a Coloma de proteger a una en desmedro de la otra –
un verdadero “mechoneo” entre mujeres furibundas. Por otra parte, el ministro del
Interior, cual Pilatos, se lava las manos diciendo “el país sabe que tengo que tomar una
decisión dura, lo hago sin temor”.

En resumen, el gobierno de derecha parece estar ganado en el concurso “quién
quiere ser Pillo (nario), lo que constituye una verdadera hazaña si consideramos los
veinte años de marasmo concertacionista; ahora, no se extrañen, pues en México,
después de muchos de decenios de corrupción del PRI, ahora, en sólo doce años ha sido
aventajado por la derecha, cuyo alcohólico presidente Calderón, denunciado por la
periodista Carmen Aristegui, sólo se atreve a censurar a la Prensa y ha convertido a
México en un Estado inviable.