VOTO OBLIGATORIO. Juan Pablo Cárdenas.Diciembre 2008. Otro aporte para voto oblig. cespinoza

Ante tanta obligatoriedad, lo que me parecería más lógico es que nadie pueda abstenerse de ser ciudadano cuando cumpla la mayoría de edad. Es más, creo que ésta debiera bajarse a los 16 años si a esa edad los jóvenes son declarados imputables por los tribunales de justicia, es decir plenamente concientes y responsables de los delitos o faltas que cometan. Con un registro civil tan eficiente, como el que tenemos, la inscripción en el padrón debiera ser automática y que el carné respectivo llegarnos a nuestras propias casas o establecimientos escolares. Si los bancos y grandes tiendas ofrecen tarjetas de crédito a los adolescentes de forma tan expedita, no vemos porqué el Estado no podría también incorporarlos al sistema ciudadano. Así como los militares se enteran y denuncian a los que no se acantonan.
Después de ello, creo que concurrir a votar o hacerlo por Internet o correo debiera ser obligación. Lo que menos se nos puede exigir es participar en la elección de nuestros representantes. Es lo mínimo: no aleguemos nada si nos negamos a sufragar. Nuestra libertad debe garantizarse por el ofrecimiento varias opciones en la papeleta, como en la posibilidad de votar en contra de todos o dejarla inmaculada. De esta manera es que el voto blanco o nulo debe contarse entre los “validamente emitidos”, no como ahora que se restan de los porcentajes que se atribuyen caprichosamente los partidos en cada recuento.
Lo que sí sería conveniente es que a la gente no la hostiguen al momento de votar. Que el Estado al menos contrate a los integrantes de las mesas, les otorgue un bono digno y les devuelva el feriado. Tal como dispone de millonarios recursos para repartir entre los candidatos a objeto de financiar sus campañas. Que se termine, asimismo, con la segregación sexual de los recintos de votación. De tal manera (y como ocurre en otros países) que en al acto ciudadano hombres y mujeres, padres e hijos puedan concurrir juntos.
Sabemos que las reformas atemorizan a los autocomplacientes que se aferran al poder. Que es real el miedo que se le tiene a la posibilidad de que millones de chilenos concurran a votar. Sobre todo cuando son tantos jóvenes. Pero la libertad, insisto, está en sufragar, no en abstenerse. Así como la soberanía radica en que el pueblo se manifieste y decida; no en el potencial bélico controlado por los militares y que, tantas veces, ha servido para atentar justamente contra las decisiones ciudadanas. [+/-] Seguir Leyendo...
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