¿GANAR O NO DEJAR GANAR?. Andres Rojo
Es curiosa la forma en que se ha venido realizando la campaña presidencial en estas últimas semanas, porque de los cuatro candidatos, tres están en contra de la posibilidad de que llegue a ganar el cuarto, el de la Derecha, y ese cuarto propone como lema que no siga la Concertación en el poder.
Esto es posible porque tres candidatos vienen del mundo de la Concertación y para ellos lo peor sería que el Gobierno quede en manos de la oposición, en tanto que para el opositor se trata precisamente de eso. En resumidas cuentas, de lo que se trata es de evitar que gane el contrincante, lo cual parece muy lógico, salvo que para el ciudadano común no se ven razones para pedir el voto porque se quiere llegar a la Presidencia.
Ha habido ya algunos debates, más profusa información en los medios de prensa, entregando antecedentes no muy detallados sobre lo que harían los candidatos frente a uno u otro tema, pero todavía no se escucha a nadie diciendo por qué quiere gobernar, y eso deja un peligroso espacio en blanco para suponer que quieren alcanzar la Presidencia por razones de ambición o de ego personal, que pueden ser muy razonables pero no se pueden confesar en el nombre de lo políticamente correcto.No hay invitaciones a grandes gestas, como antaño, en que en cada elección parecía jugarse el destino del país, aunque en definitiva nada de ello ocurriera, pero la señal que se da con esta inexistencia de mística es, simplemente, que da más o menos lo mismo por quién se votan porque la marcha del país pareciera que va a seguir más o menos igual.
Estoy seguro que cada candidato y sus adherentes saben por qué quieren gobernar, y que, además de las razones del ego, tienen motivos plausibles, pero aún no se conocen.
Sólo se ha escuchado que tal o cual candidato no debe llegar al Gobierno y esa estrategia negativa de pedir el triunfo para que no lo tenga otro, no parece muy convincente ni mucho menos constructiva.
Es cierto que estamos en tiempos de pragmatismo, en que la gente quiere escuchar a alguien que le prometa más seguridad, mejores sueldos, más estabilidad, pero no sería malo conocer los grandes sueños que tienen los candidatos, el tipo de Patria que quieren construir, aunque todos sepamos que, al final, en cuatro años no se pueden hacer grandes transformaciones. Pero la posibilidad de soñar con que sí es posible haría una gran diferencia en un escenario en el que todos quieren quedarse con la pelota para que los demás no puedan jugar. [+/-] Seguir Leyendo...
Esto es posible porque tres candidatos vienen del mundo de la Concertación y para ellos lo peor sería que el Gobierno quede en manos de la oposición, en tanto que para el opositor se trata precisamente de eso. En resumidas cuentas, de lo que se trata es de evitar que gane el contrincante, lo cual parece muy lógico, salvo que para el ciudadano común no se ven razones para pedir el voto porque se quiere llegar a la Presidencia.
Ha habido ya algunos debates, más profusa información en los medios de prensa, entregando antecedentes no muy detallados sobre lo que harían los candidatos frente a uno u otro tema, pero todavía no se escucha a nadie diciendo por qué quiere gobernar, y eso deja un peligroso espacio en blanco para suponer que quieren alcanzar la Presidencia por razones de ambición o de ego personal, que pueden ser muy razonables pero no se pueden confesar en el nombre de lo políticamente correcto.No hay invitaciones a grandes gestas, como antaño, en que en cada elección parecía jugarse el destino del país, aunque en definitiva nada de ello ocurriera, pero la señal que se da con esta inexistencia de mística es, simplemente, que da más o menos lo mismo por quién se votan porque la marcha del país pareciera que va a seguir más o menos igual.
Estoy seguro que cada candidato y sus adherentes saben por qué quieren gobernar, y que, además de las razones del ego, tienen motivos plausibles, pero aún no se conocen.
Sólo se ha escuchado que tal o cual candidato no debe llegar al Gobierno y esa estrategia negativa de pedir el triunfo para que no lo tenga otro, no parece muy convincente ni mucho menos constructiva.
Es cierto que estamos en tiempos de pragmatismo, en que la gente quiere escuchar a alguien que le prometa más seguridad, mejores sueldos, más estabilidad, pero no sería malo conocer los grandes sueños que tienen los candidatos, el tipo de Patria que quieren construir, aunque todos sepamos que, al final, en cuatro años no se pueden hacer grandes transformaciones. Pero la posibilidad de soñar con que sí es posible haría una gran diferencia en un escenario en el que todos quieren quedarse con la pelota para que los demás no puedan jugar. [+/-] Seguir Leyendo...
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