Patria, al cumplir 199 años. Agustín Moncada Z.
La Patria está por cumplir 199 años de vida independiente… La Patria digo, porque decir Patria es mucho más que decir país… y estos casi dos siglos nos han llenado de clichés y frases hechas… “larga y angosta faja de tierra”, “los ingleses de Sudamérica”… “que el vino y las mujeres”… y que tantas otras características más que son parte más del mito que de la realidad… pero… ¿Qué es ser chileno realmente? ¿Porotos y empanadas? ¿Asado y cueca? Al parecer, esta pregunta era mucho más sencilla responderla hace cuarenta años.
Hoy, basta con mirar los nombres de algunos locales comerciales, o, más aún, de poner atención a lo que cotidianamente decimos para darnos cuenta de lo alejados que estamos de la esencia… si es que esta existe o existió alguna vez: Vamos al mall de shoping, hacemos un break para tomarnos un cofee… y… celebremos Haloween!!! Otros, más pudientes, hacen lobby, van a un resort, practican surf y disfrutan de las happy
hours.Hace cuarenta años el padre tomaba de la mano a su hijo, y, luego de comprarle su tenida nueva y engalanar la casa, izar la bandera y entonar la canción nacional, lo llevaba orgulloso a la parada militar, o a ver pasar a las tropas en Alameda con Ejército. Hace cuarenta años estábamos orgullosos de nuestros símbolos patrios y de nuestro ejército. Sin distingo de clases sociales ni de colores políticos, creo que teníamos un poco más claro lo que significaba ser chileno. Algo se rompió y todavía no se ha reparado, algo tan sutil como puede serlo el sentimiento, porque un día la Patria que debe cobijarnos dejó de cobijarnos a todos… más aún, nos arrebató la raíz y nos impuso un sistema de vida avasallador e individualista. Economía de mercado,
neoliberalismo… llámenlo como quieran, pero eso está acá y nos aleja de la esencia… cuanto tienes, cuanto vales… y el cuanto eres se perdió en una esquina del tiempo.
Tal vez esto ocurra en todo el planeta, tal vez la aldea global sea soledad planetaria. Hoy no me importa… quiero saber quiénes somos, quiero saber de mi Patria, quiero saber qué te pasa país… qué te pasa Chile?
No basta una Teletón para sentirnos pródigos y solidarios mientras las cámaras de televisión muestran al país nuestra magnificencia. No tenemos que necesitar cámaras para ser chilenos, porque tenemos que serlo las veinticuatro horas del dia.
Es cierto, definitivamente cierto que necesitamos una Patria buena que nos cobije, una Patria que está a un año del bicentenario y que nos cuesta definir si no es con los clichés típicos que ya nombramos. Pero no es menos cierto que existen aún rasgos nuestros que nos hacen únicos: esta tierra nuestra está en la última esquina del mundo con una cordillera por un lado y un océano por el otro. Vivimos en un país
acorralado, y esto, indudablemente, influye en nuestra forma de enfrentar la vida. Hablamos en chiquitito y en voz baja, siempre llegamos pidiendo permiso, y es por esto que siempre estamos, calculadora en mano, midiendo lo justo para entrar dónde sea… a un gol de ganar el partido, a un punto de la clasificación, y que si este
pierde y este otro empata… en una de esas, por ahí, lo logramos… es un
sino nuestro, un sino innegable.
Somos p’adentro, no nos gustan los exhibicionismos, ni los colores fuertes… es como si el gris nos calzara perfectamente… pero somos poetas, tenemos una tendencia genética hacia la poesía porque la poesía es sentimiento y el sentimiento es de adentro. Son muchos los nombres y es mundial el reconocimiento a nuestra cultura: Gabriela y Pablo, Vicente, Violeta, Víctor, Nicanor, De Rocka, Claudio, Roberto…
cuántos que han paseado el nombre de Chile por el mundo en materias tan poco útiles y prácticas, tan poco parte del sistema capitalista como el arte y la cultura.
Chile siempre cobijó arte, siempre fue una nación culta y educada y atrajo nombres importantes del desarrollo intelectual del planeta.
Aquí estuvieron y ayudaron a forjar esta tierra hombres como Andrés Bello, Rubén Darío, Claudio Gay, Mauricio Rugendas, Alonso de Ercilla… ¿Qué te pasó Chile?
Parece clara la respuesta… te empeñaron, rifaron, dividieron, remataron, repartieron… A pesar de todo estás ahí, a una vuelta de página, a un rodar de la tuerca. Estás ahí y esa debe ser nuestra labor mirando al bicentenario… Debemos recuperar nuestra Patria, debemos hacerlo cotidianamente, en nuestros hogares, en nuestra calle, en nuestro barrio. Debemos recuperar el orgullo por ser lo que sea que
somos, pero esto sea que somos es lo que nos hace únicos. Es nuestra misión tejer un futuro amable para nuestros hijos, para que a ellos no les sea tan difícil definirnos como lo es hoy para nosotros. Entonces debemos preguntar a nuestros padres… qué les pasa? A nuestros vecinos, a nuestros amigos, para que cuando le preguntemos a nuestro país sepa que responder. Solo así se abrirán las grandes alamedas, solo así abrazaremos una causa común que nos conduzca al desarrollo, solo así seremos lo que nunca debimos dejar de ser.
Celebremos estos 199 años con esperanza, con fe en un nuevo futuro, con alegría, con todas nuestras ganas, pero con la misión asumida en las mínimas tareas de los González y los Pérez, de los Juanes y Marías, que hacen y harán de este país,nuestra Patria.
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Hoy, basta con mirar los nombres de algunos locales comerciales, o, más aún, de poner atención a lo que cotidianamente decimos para darnos cuenta de lo alejados que estamos de la esencia… si es que esta existe o existió alguna vez: Vamos al mall de shoping, hacemos un break para tomarnos un cofee… y… celebremos Haloween!!! Otros, más pudientes, hacen lobby, van a un resort, practican surf y disfrutan de las happy
hours.Hace cuarenta años el padre tomaba de la mano a su hijo, y, luego de comprarle su tenida nueva y engalanar la casa, izar la bandera y entonar la canción nacional, lo llevaba orgulloso a la parada militar, o a ver pasar a las tropas en Alameda con Ejército. Hace cuarenta años estábamos orgullosos de nuestros símbolos patrios y de nuestro ejército. Sin distingo de clases sociales ni de colores políticos, creo que teníamos un poco más claro lo que significaba ser chileno. Algo se rompió y todavía no se ha reparado, algo tan sutil como puede serlo el sentimiento, porque un día la Patria que debe cobijarnos dejó de cobijarnos a todos… más aún, nos arrebató la raíz y nos impuso un sistema de vida avasallador e individualista. Economía de mercado,
neoliberalismo… llámenlo como quieran, pero eso está acá y nos aleja de la esencia… cuanto tienes, cuanto vales… y el cuanto eres se perdió en una esquina del tiempo.
Tal vez esto ocurra en todo el planeta, tal vez la aldea global sea soledad planetaria. Hoy no me importa… quiero saber quiénes somos, quiero saber de mi Patria, quiero saber qué te pasa país… qué te pasa Chile?
No basta una Teletón para sentirnos pródigos y solidarios mientras las cámaras de televisión muestran al país nuestra magnificencia. No tenemos que necesitar cámaras para ser chilenos, porque tenemos que serlo las veinticuatro horas del dia.
Es cierto, definitivamente cierto que necesitamos una Patria buena que nos cobije, una Patria que está a un año del bicentenario y que nos cuesta definir si no es con los clichés típicos que ya nombramos. Pero no es menos cierto que existen aún rasgos nuestros que nos hacen únicos: esta tierra nuestra está en la última esquina del mundo con una cordillera por un lado y un océano por el otro. Vivimos en un país
acorralado, y esto, indudablemente, influye en nuestra forma de enfrentar la vida. Hablamos en chiquitito y en voz baja, siempre llegamos pidiendo permiso, y es por esto que siempre estamos, calculadora en mano, midiendo lo justo para entrar dónde sea… a un gol de ganar el partido, a un punto de la clasificación, y que si este
pierde y este otro empata… en una de esas, por ahí, lo logramos… es un
sino nuestro, un sino innegable.
Somos p’adentro, no nos gustan los exhibicionismos, ni los colores fuertes… es como si el gris nos calzara perfectamente… pero somos poetas, tenemos una tendencia genética hacia la poesía porque la poesía es sentimiento y el sentimiento es de adentro. Son muchos los nombres y es mundial el reconocimiento a nuestra cultura: Gabriela y Pablo, Vicente, Violeta, Víctor, Nicanor, De Rocka, Claudio, Roberto…
cuántos que han paseado el nombre de Chile por el mundo en materias tan poco útiles y prácticas, tan poco parte del sistema capitalista como el arte y la cultura.
Chile siempre cobijó arte, siempre fue una nación culta y educada y atrajo nombres importantes del desarrollo intelectual del planeta.
Aquí estuvieron y ayudaron a forjar esta tierra hombres como Andrés Bello, Rubén Darío, Claudio Gay, Mauricio Rugendas, Alonso de Ercilla… ¿Qué te pasó Chile?
Parece clara la respuesta… te empeñaron, rifaron, dividieron, remataron, repartieron… A pesar de todo estás ahí, a una vuelta de página, a un rodar de la tuerca. Estás ahí y esa debe ser nuestra labor mirando al bicentenario… Debemos recuperar nuestra Patria, debemos hacerlo cotidianamente, en nuestros hogares, en nuestra calle, en nuestro barrio. Debemos recuperar el orgullo por ser lo que sea que
somos, pero esto sea que somos es lo que nos hace únicos. Es nuestra misión tejer un futuro amable para nuestros hijos, para que a ellos no les sea tan difícil definirnos como lo es hoy para nosotros. Entonces debemos preguntar a nuestros padres… qué les pasa? A nuestros vecinos, a nuestros amigos, para que cuando le preguntemos a nuestro país sepa que responder. Solo así se abrirán las grandes alamedas, solo así abrazaremos una causa común que nos conduzca al desarrollo, solo así seremos lo que nunca debimos dejar de ser.
Celebremos estos 199 años con esperanza, con fe en un nuevo futuro, con alegría, con todas nuestras ganas, pero con la misión asumida en las mínimas tareas de los González y los Pérez, de los Juanes y Marías, que hacen y harán de este país,nuestra Patria.
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