martes, enero 13, 2009

Medidas gubernamentales. Cecilia Valdes.


Quedó demostrado que el Ejecutivo tiene coraje para enfrentar situaciones difíciles: más de US$ 4.000 millones a invertir confirman que el Gobierno de Bachelet ha desarrollado un buen manejo de la economía, restringiendo cuando fue necesario y soltando la mano cuando es requerido.

Andrés Velasco hizo oídos sordos a los populistas que pedían gastar cuando el precio del cobre rendía como nunca, gracias a ello existe en la ciudadanía credibilidad fiscal y esto, sin duda, ayuda a la gobernabilidad.

Así lo demuestra también la última encuesta de la Universidad Diego Portales, donde se presenta al Estado como una de las instituciones en que la ciudadanía tiene más confianza, incluso manifiestan que les gustaría que éste se hiciera cargo de administrar sus intereses, como los Fondos de Pensiones; ¡eso es demasiado!, opinarían muchos. Sin embargo, no resulta raro al ver como la empresa privada ha ido presentando un deterioro en la confianza ciudadana, tal como lo señala otro estudio de la UDP. De hecho, resulta muy notoria la postura de querer que el Estado tenga a su cargo más empresas de servicios públicos, incluso hay partidarios de tener más bancos estatales y supermercados del Fisco. Todo esto nos hace pensar que en casi 20 años se ha gobernado bien y no se ha regulado tan bien.Estos temas pendientes son una piedra en el zapato para la Concertación; me refiero a la regulación y a los problemas laborales, áreas de innegable sensibilidad pública y de importancia ciudadana.

A pesar de las medidas económicas del Gobierno, por cierto muy asertivas, nadie duda que el desempleo pasará los dos dígitos y que cuando ello ocurra, estas iniciativas perderán fuerza.

El esfuerzo no debe ser sólo fiscal, ello no es suficiente, y en tiempos modernos resulta poco eficiente.

La Asociación Público Privada, en esta crisis, es una fórmula que hay que explorar con más profundidad y voluntad, aunque el mundo privado está deuda, hay que reconocer que su tarea no es generar popularidad, pero ello no significa que no tenga un rol en el bienestar del país y en su estabilidad.
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