WO CHAO. Santiago Robles
Wo Chao, fue una emperatrices que gobernó China en el siglo VII, DC. Vino al mundo, en Diciembre del año 624, DC. De familia un tanto acomodada, aprendió a leer y a escribir, cosa rara en esos tiempos para una mujer. A los 14 años de edad, Wo fue vendida por su padre al emperador, para ser una concubina de quinta categoría en el palacio imperial. A esa edad, Wo era una niña de extraordinaria belleza. Su ingreso al palacio, puso a su disposición la enorme biblioteca imperial. Allí leyó todo lo que había acerca de sexo y aplicaciones prácticas sexuales, tema en el que los chinos eran expertos.
El príncipe heredero del trono, quiso conocer a las concubinas que le había dejado su padre al morir. Al conocer esto, Wo se presentó, a su turno, ataviada con un kimono de seda blanca, transparente, apretado con un lazo en la cintura, sin nada debajo. Al verla, el príncipe se enamoró de Wo, y dispuso que la condujeran a su habitación para pasar la noche con ella. Allí, Wo puso en práctica todo lo que había aprendido en la biblioteca imperial. Pasó esa noche, pasó el primer día y al terminar el segundo día, Wo pidió agua y alimentos para el príncipe y para ella. Debido a que el príncipe estaba casado y tenía una concubina principal, Wo quedó sólo como una concubina de segunda categoría.
Instalada en el palacio, al lado de su príncipe, Wo se convirtió en su consejera política y económica. Hizo desaparecer a la esposa y a la primera concubina del príncipe, que molestaban su actuar y a los familiares del príncipe, les asignó lejanas embajadas. Con el tiempo, viendo que el príncipe no le daba un hijo, se las arregló para que el joven capitán de la guardia imperial, le diera uno.
Posteriormente, se hizo nombrar la esposa del emperador, y por lo tanto, pasó a ser emperatriz, junto con su marido. Este no tomaba ninguna decisión sin consultarla, y Wo se las arreglaba, para que él viviera completamente enamorado de ella.
El imperio tuvo problemas internos con los reyezuelos lejanos a la capital. En vista de esto, Wo nombró general al padre de su hijo, y le dio instrucciones para que combatiera a los enemigos del imperio y los eliminase, logrando con esto la pacificación interna.
En el año 663, murió el emperador dejándola a ella como emperatriz, con todos los poderes del emperador. De allí en adelante, Wo se rodeó de una camarilla, que según ella le ayudaría a gobernar. La verdad fue que con estos consejeros, montó una red de espías en todo el imperio. Lo primero que hizo fue enviar al exilio a los miembros de la familia imperial. Luego comenzó a deshacerse de todos los que consideró sus enemigos. Las ejecuciones de ellos eran cosa normal. Demostró en todo eso una sangre fría y una crueldad muy grande.
Por otro lado, Wo hizo florecer las artes, la arquitectura, rodeándose de poetas, filósofos, escritores. Financió la artesanía de joyas preciosas y adornos de finas telas, llegando a atesorar una gran cantidad de vasos, jarrones y vajillas, en metales preciosos. También se preocupó de los problemas de salud y educación de la clase baja, construyendo hospitales y fundando escuelas, trayendo maestros y médicos de todas partes.
Sin embargo, tenía una gran preocupación, de tipo militar. Los reinos de Shilla, Baekje y Goguryeo, en la frontera con China, demostraban ser fáciles de anexarse. Envió a su general de confianza y le dio instrucciones de someterlos. No fue fácil. Esos reinos, tenían ejércitos de feroces guerreros y pusieron en jaque al ejército imperial. Al saber esto, Wo se movilizó ella misma al frente de batalla, con un gran ejército imperial. Antes de partir, hizo construir en su palacio, una habitación secreta donde guardó sus tesoros mas preciados. Una vez almacenados allí sus tesoros, hizo matar a todos los que construyeron la habitación, y también a los que sabían algo acerca de ella. Le fue bien en el frente de batalla, y logró anexarse esos reinos que hoy conocemos como Corea. Al volver al palacio, se dirigió inmediatamente a la habitación donde se escondían sus tesoros. Grande fue su alegría, al constatar que todo lo que almacenó allí, se encontraba en perfecto estado.
Wo Shao, gobernó China durante 50 años. Se le reconoce como una emperatriz progresista, de grandes avances y que hizo de China una gran nación, consolidando la paz en su interior; anexándose territorios limítrofes; favoreciendo la cultura; eliminando con crueldad y mano dura las intrigas palaciegas, a las que tan acostumbrados estaban los chinos. De simple concubina de quinta categoría, llegó a ser emperatriz. En el año 705, a los 81 años de edad, al momento de morir, reunió en torno a su lecho de muerte, a sus consejeros y ministros, y les dijo: “NO PERMITAN QUE NUNCA MAS, ESTE PAIS SEA GOBERNADO POR UNA MUJER”.
El mensaje de Wo Shao, podría aplicarse perfectamente en Chile, a la presidenta Bachelet. Y a la senadora Alvear. ¿Verdad?
El príncipe heredero del trono, quiso conocer a las concubinas que le había dejado su padre al morir. Al conocer esto, Wo se presentó, a su turno, ataviada con un kimono de seda blanca, transparente, apretado con un lazo en la cintura, sin nada debajo. Al verla, el príncipe se enamoró de Wo, y dispuso que la condujeran a su habitación para pasar la noche con ella. Allí, Wo puso en práctica todo lo que había aprendido en la biblioteca imperial. Pasó esa noche, pasó el primer día y al terminar el segundo día, Wo pidió agua y alimentos para el príncipe y para ella. Debido a que el príncipe estaba casado y tenía una concubina principal, Wo quedó sólo como una concubina de segunda categoría.
Instalada en el palacio, al lado de su príncipe, Wo se convirtió en su consejera política y económica. Hizo desaparecer a la esposa y a la primera concubina del príncipe, que molestaban su actuar y a los familiares del príncipe, les asignó lejanas embajadas. Con el tiempo, viendo que el príncipe no le daba un hijo, se las arregló para que el joven capitán de la guardia imperial, le diera uno.
Posteriormente, se hizo nombrar la esposa del emperador, y por lo tanto, pasó a ser emperatriz, junto con su marido. Este no tomaba ninguna decisión sin consultarla, y Wo se las arreglaba, para que él viviera completamente enamorado de ella.
El imperio tuvo problemas internos con los reyezuelos lejanos a la capital. En vista de esto, Wo nombró general al padre de su hijo, y le dio instrucciones para que combatiera a los enemigos del imperio y los eliminase, logrando con esto la pacificación interna.
En el año 663, murió el emperador dejándola a ella como emperatriz, con todos los poderes del emperador. De allí en adelante, Wo se rodeó de una camarilla, que según ella le ayudaría a gobernar. La verdad fue que con estos consejeros, montó una red de espías en todo el imperio. Lo primero que hizo fue enviar al exilio a los miembros de la familia imperial. Luego comenzó a deshacerse de todos los que consideró sus enemigos. Las ejecuciones de ellos eran cosa normal. Demostró en todo eso una sangre fría y una crueldad muy grande.
Por otro lado, Wo hizo florecer las artes, la arquitectura, rodeándose de poetas, filósofos, escritores. Financió la artesanía de joyas preciosas y adornos de finas telas, llegando a atesorar una gran cantidad de vasos, jarrones y vajillas, en metales preciosos. También se preocupó de los problemas de salud y educación de la clase baja, construyendo hospitales y fundando escuelas, trayendo maestros y médicos de todas partes.
Sin embargo, tenía una gran preocupación, de tipo militar. Los reinos de Shilla, Baekje y Goguryeo, en la frontera con China, demostraban ser fáciles de anexarse. Envió a su general de confianza y le dio instrucciones de someterlos. No fue fácil. Esos reinos, tenían ejércitos de feroces guerreros y pusieron en jaque al ejército imperial. Al saber esto, Wo se movilizó ella misma al frente de batalla, con un gran ejército imperial. Antes de partir, hizo construir en su palacio, una habitación secreta donde guardó sus tesoros mas preciados. Una vez almacenados allí sus tesoros, hizo matar a todos los que construyeron la habitación, y también a los que sabían algo acerca de ella. Le fue bien en el frente de batalla, y logró anexarse esos reinos que hoy conocemos como Corea. Al volver al palacio, se dirigió inmediatamente a la habitación donde se escondían sus tesoros. Grande fue su alegría, al constatar que todo lo que almacenó allí, se encontraba en perfecto estado.
Wo Shao, gobernó China durante 50 años. Se le reconoce como una emperatriz progresista, de grandes avances y que hizo de China una gran nación, consolidando la paz en su interior; anexándose territorios limítrofes; favoreciendo la cultura; eliminando con crueldad y mano dura las intrigas palaciegas, a las que tan acostumbrados estaban los chinos. De simple concubina de quinta categoría, llegó a ser emperatriz. En el año 705, a los 81 años de edad, al momento de morir, reunió en torno a su lecho de muerte, a sus consejeros y ministros, y les dijo: “NO PERMITAN QUE NUNCA MAS, ESTE PAIS SEA GOBERNADO POR UNA MUJER”.
El mensaje de Wo Shao, podría aplicarse perfectamente en Chile, a la presidenta Bachelet. Y a la senadora Alvear. ¿Verdad?
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