Estimado Camarada José “Pepin” Reyes: “No comparto tu opinión, pero daría mi vida por tu derecho a expresarla” Manuel Roman
No se quien la escribió, pero lo que si importa es que este mensaje se perdió junto a nuestras raíces y para estar en un espacio de más cercanía anda tan perdida como el V Congreso. El tema de Jorge Burgos, es discutible, en lo particular no comparto su desición personal, por lo pronto, tiene todo el derecho a expresarla y ejecutar lo que le indica su conciencia. Sin embargo, actualmente y aunque sea de manera temporal es el representante máximo de la DC, lo que nos guste o no, es quien nos representa en nuestra calidad de militantes, por lo mismo sus decisiones van unidas a esta representación. Como líder de nuestra colectividad política, sus actos van unidos a su calidad de tal y cada paso que da es la DC la que esta incluida; en un momento fueron ácidos críticos de los “díscolos” acusándolos de no respetar los lineamientos partidarias y por optar en conciencia personal, su acto esta íntimamente reñido con la misma critica que el planteaba. Para nadie es desconocido que cuando un DC se equivoca o comete un error o un delito, sin ni siquiera ser dirigente, la opinión publica marca al partido como tal. El líder esta para servir, deja de ser el centro y su deber es pensar en las necesidades, crecimiento y desarrollo de su gente, deja el egoísmo, escucha a sus liderados y se pone a sus servicios. El ego y el individualismo se someten al liderazgo que tiene sobre sus hombros. Lamentablemente, estamos viviendo el mundo político de los egos exacerbados producto del mismo sistema individualista, porque una cosa es reconocer las propias capacidades, pero otra cosa es creer que son los únicos capaces de conducir, esta forma de actuar esta a la vista: expertos en todo, pasan de un cargo a otro, de un puesto a otro, como si sus capacidades nadie más las tiene y cierran las puertas porque además quieren tener el cupo para legislar; cayendo en acciones de carácter dictatorial, reñidas absolutamente con los principios democráticos que nos guían. Esta forma de actuar en política es una de las variables que nos a llevado a estar en la situación de hoy, generando un desequilibrio de tal magnitud que el rechazo a la política, los partidos políticos y los que hacen la política es mayoritario. Este estilo de hacer la política aleja a la gente, militantes y adherentes, especialmente porque pierden su identificación política con un proyecto en el cual no son actores ni se sienten incluidos, solo son llamados cuando esta pequeña “casta” requiere de los votos, para que ellos o sus clientes, estén con presencia pública. Los actuales “lideres” y dirigentes políticos, cada día caminan más solitarios, cada día están más solos, porque viven mutando para subsistir en ese mundo y ser parte de la “clase política”, en una esencia de principios y valores que dejaron en el olvido, sumergidos en el egoísmo, dejan de lado el sentido de permanencia de la colectividad porque primero esta su opción personal y particular, por sobre el trabajo colectivo y comunitario. La lucha por los objetivos pierde sentido y se abren los conflictos internos en procura de rescatar las cualidades que duermen en el recuerdo de la inmensa mayoría que no termina de visualizar, con amor y entrega, la construcción de una patria, un país y un mundo, digno, incluyente, preocupado de los problemas que afectan a las personas, solidario, comunitario, para todos y todas. Impotentes e impávidos somos testigos que aquellos que se auto impusieron ser los únicos capaces de dirigir el PDC y lo alcanzado esta a la vista, secuestrando las esperanzas y la razón de nuestro proyecto político. Por tal razón, se hace necesaria la unidad en torno a compromisos alcanzados como es el V Congreso que identifica a la militancia, el debate de ideas y propuestas debiera ser la pauta y lo más importante para elegir a quienes nos representan, seguir en la lógica de determinar en torno a desiciones personales, encerrados entre cuatro paredes, creo no es el mejor camino. De nosotros depende, esta en nosotros provocar el cambio necesario para recuperar nuestras raíces y retomar el camino. Más allá de nuestras fronteras partidarias, hay un pueblo que sueña, añora y pide a gritos participación, organización, conducción y lucha por ser parte activa de la construcción de la democracia, con más democracia.
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