TEMPORADA DE CANDIDATOS. Andres Rojo.
Quienes han visto a Bugs Bunny saben de su eterna rivalidad con el Pato Lucas y su mutuo desafío con la temporada de caza de conejos o de patos. Algo similar será lo que verán los chilenos en los próximos tres a cuatro meses, con la campaña municipal que ya se inició de hecho, y que será seguida luego por la presidencial y parlamentaria que ocupará el resto del año.
Aunque no se pueden hacer afirmaciones rotundas, es evidente que ello significa que el protagonismo indiscutido del Gobierno deberá ser compartido por los candidatos, y que serán estos los que marquen buen parte de la agenda política. Es factible asimismo que incluso dentro de los postulantes de la propia Concertación habrá quienes traten de obtener ventajas poniéndose en contra de la actual administración y que sean los candidatos de la oposición los que traten de sacar provecho con conductas de caballeros (o de damas), dando respaldo a los proyectos del Ejecutivo.
Lo que está por ver es cómo reaccionará el Gobierno al inicio de la temporada de candidatos, cuando constate en los hechos que la idea de abreviar el mandato presidencial a 4 años era mala porque a la mitad del mandato ya empiezan a surgir los nombres de los eventuales sucesores y eso le resta al Gobierno el dominio de la escena política.
En este caso esta situación se ve agravada además porque las elecciones municipales inevitablemente terminan convirtiéndose en una prueba de fuerza para las posteriores candidaturas presidenciales, aunque en estricto rigor se trate de comicios de una naturaleza diferente.
Pero además esta elección municipal tendrá una característica especial, a raíz del surgimiento de nuevas fuerzas políticas, como son Chile Primero y el Partido Regionalista de los Independientes, que a juzgar por los antecedentes de que se dispone producirán una importante merma en los dos principales bloques partidarios e impedirán que se produzca un triunfo contundente de cualquiera de estos.
Si se considera que los resultados de las municipales servirán de antecedente para las siguientes elecciones, sobre todo en el ámbito parlamentario, se puede anticipar que la contienda de fines del 2009 será una de las más reñidas desde 1973 y lo único que se puede afirmar al respecto a un año plazo es que ello debería constituirse en un incentivo para la participación ciudadana y, por ende, será un aporte al fortalecimiento de una democracia como la chilena en que, por falta de competitividad, se genera la apatía de los votantes, pero cuando la sociedad comience a agitarse será inevitable también que se creen una mayor exigencia hacia la clase política. Es la temporada de candidatos que se inicia.
Aunque no se pueden hacer afirmaciones rotundas, es evidente que ello significa que el protagonismo indiscutido del Gobierno deberá ser compartido por los candidatos, y que serán estos los que marquen buen parte de la agenda política. Es factible asimismo que incluso dentro de los postulantes de la propia Concertación habrá quienes traten de obtener ventajas poniéndose en contra de la actual administración y que sean los candidatos de la oposición los que traten de sacar provecho con conductas de caballeros (o de damas), dando respaldo a los proyectos del Ejecutivo.
Lo que está por ver es cómo reaccionará el Gobierno al inicio de la temporada de candidatos, cuando constate en los hechos que la idea de abreviar el mandato presidencial a 4 años era mala porque a la mitad del mandato ya empiezan a surgir los nombres de los eventuales sucesores y eso le resta al Gobierno el dominio de la escena política.
En este caso esta situación se ve agravada además porque las elecciones municipales inevitablemente terminan convirtiéndose en una prueba de fuerza para las posteriores candidaturas presidenciales, aunque en estricto rigor se trate de comicios de una naturaleza diferente.
Pero además esta elección municipal tendrá una característica especial, a raíz del surgimiento de nuevas fuerzas políticas, como son Chile Primero y el Partido Regionalista de los Independientes, que a juzgar por los antecedentes de que se dispone producirán una importante merma en los dos principales bloques partidarios e impedirán que se produzca un triunfo contundente de cualquiera de estos.
Si se considera que los resultados de las municipales servirán de antecedente para las siguientes elecciones, sobre todo en el ámbito parlamentario, se puede anticipar que la contienda de fines del 2009 será una de las más reñidas desde 1973 y lo único que se puede afirmar al respecto a un año plazo es que ello debería constituirse en un incentivo para la participación ciudadana y, por ende, será un aporte al fortalecimiento de una democracia como la chilena en que, por falta de competitividad, se genera la apatía de los votantes, pero cuando la sociedad comience a agitarse será inevitable también que se creen una mayor exigencia hacia la clase política. Es la temporada de candidatos que se inicia.
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