Mala distribución del ingreso no observa progresos en la última década .Andres Palma.
Ex ministro de Mideplan, que realizó una presentación sobre el tema ante el Consejo Económico Social de la DC, sostiene, no obstante, que los niveles de pobreza en la actualidad son inferiores y que, además, se cuenta con políticas sociales más extensas y mejor focalizadas. Una tema que ha estado trabajando profundamente el ex ministro de Mideplan y actual director del Programa de Gerencia Social y Políticas Públicas de Flacso, Andrés Palma, es el de la distribución del ingreso en Chile y la región. De hecho, sobre este tema expuso el lunes en una exposición reservada del Consejo Económico Social de la Democracia Cristiana (DC). "Distributivamente hablando estamos mejor que hacia fines de los noventa y comienzos de esta década y mejor que durante la dictadura, pero en una situación similar que hace diez años. Claro que con niveles de pobreza muy inferiores y con políticas sociales más extensas y mejor focalizadas, lo que ayuda mucho a entender la situación", comenta el profesional, a pocas semanas de que se conozcan los resultados de la última Encuesta Casen, un instrumento clave de medición de este tipo de indicadores. - ¿Cuál es su diagnóstico respecto de la situación de distribución del ingreso en el país?- La distribución del ingreso se deterioró muchísimo en los años 70 y 80 del siglo pasado. Antes era regular, pero después de esa fecha es mala. Esto quiere decir que las diferencias crecieron mucho, y no hemos logrado revertirlas. En cifras, podemos decir que un 2% de los chilenos se apropia del 23,5% de lo que produce el país en un año, mientras que el 25% más pobre de los chilenos recibe sólo un 4% del ingreso nacional. Para mostrarlo en cifras más concretas, ese dos por ciento de chilenos más ricos (unas trescientas veinte mil personas) tiene un ingreso promedio (o ingreso per capita) anual de 93.750 dólares, es decir dos veces más que Luxemburgo (país que tiene más o menos esos mismos habitantes), en tanto que los cuatro millones de chilenos más pobres tienen un ingreso anual per capita de unos 1.225 dólares, es decir lo que tiene Bolivia. En pesos de hoy, a 520 pesos por dólar, estas cifras son más de cuatro millones de pesos mensuales por persona para los trescientos veinte mil más ricos, y solo 53.000 pesos para los cuatro millones más pobres. Ciertamente son diferencias que no pueden dejar contento a nadie. - ¿Esa situación es relativamente similar a la que hemos observado en los últimos años de democracia?- Relativamente similar es algo ambiguo. La diferencia es claramente menor que cuando recuperamos la democracia y que durante la dictadura; pero ha habido momentos mejores en los años recientes. Hay algo que es muy importante de señalar: la evidencia nos enseña que cada vez que hay una recesión en la economía las diferencias crecen, esto pasó para las grandes crisis de los años setenta y ochenta, y en una medida mucho menos importante para la crisis de fines de los noventa, pero pasó y en ese período se agrandaron también las diferencias. Sin embargo, claramente ese deterioro ya se ha superado y, distributivamente hablando estamos mejor que hacia fines de los noventa y comienzos de esta década y mejor que durante la dictadura, pero en una situación similar que hace diez años. Claro que con niveles de pobreza muy inferiores y con políticas sociales más extensas y mejor focalizadas, lo que ayuda mucho a entender la situación. - Se ha sostenido que la distribución del ingreso ha empeorado en determinados espacios de tiempo. ¿Es efectivo?. Incluso se indica que Chile tiene una de las peores distribuciones de la región...- Como señalaba, efectivamente es así. La recesión del 99 deterioró la distribución del ingreso, es decir, aumentó las diferencias que emanan del mercado. Esto siempre es así cuando crece la desocupación. Por eso insistimos tanto en que las políticas macroeconómicas son tan importantes, primero para evitar las recesiones y, si se dan, para salir rápido de ellas, eso es lo que se llama (políticas) anticíclicas. Ahora, hay estudios que dicen que es una de las peores distribuciones del ingreso de la región, y ello puede ser cierto o tal vez no. Hay temas técnicos de indicadores y de las encuestas que se usan para medir. Lo cierto es que nosotros tenemos buenas encuestas y buenos indicadores, y lo que nos muestran no es bueno. Puede que haya otros que estén peor y tengan más mala información y por eso aparezcan mejor, pero eso no nos justificaría. Seguramente estamos mejor de lo que aparecemos, pero no estamos bien. La economía es muy desigual, hay fuerte concentración del capital, de los créditos de la propiedad; hay privilegios de información y de relaciones sociales (como el colegio en que se estudió), y ello genera ya diferencias. Además hay sectores productivos muy competitivos o muy eficientes, como la minería y los sectores exportadores, y otros que son poco productivos, como muchas de las pequeñas empresas, y esa diferencia también se refleja en la distribución del ingreso, porque son todos estos activos los que generan la distribución final. - ¿Uno de los antídotos para la esta situación es el sistema de protección social que está anunciando la presente administración, en términos de protección de la infancia, reforma previsional y otras políticas?- Efectivamente la política social es un gran antídoto. Si se considera el impacto de las políticas sociales la situación de diferencias cambia mucho, y para bien. Evidentemente tenemos buenas políticas sociales en Chile, lo que no quiere decir que no haya que corregirlas, tal como está proponiendo la Presidenta Bachelet. Al ver la relación entre el 20% de mayores ingresos y el 20% de menores ingresos, lo que se llama estadísticamente "la razón de quintiles", la diferencia por efecto de las políticas sociales disminuye a la mitad, y nos dejaría con una de las mejores distribuciones del ingreso de la región. En números, para el año 2003, la razón cambia de 14,3 veces a 7,6 veces el ingreso del veinte por ciento más rico sobre el del veinte por ciento más pobre. Y ello es porque las políticas sociales están enfocadas a los más pobres; estos pasan de recibir un 3,9% de los ingresos a recibir u 6,9% de los ingresos cuando en estos se consideran las políticas sociales. - ¿Pero efectivamente estas políticas están contribuyendo en forma importante a disminuir las diferencias?- Cuando la Presidenta Bachelet nos señala que sus principales reformas van en la línea de la protección social, es porque estas políticas ayudan a disminuir las diferencias. Hoy podemos hablar de la calidad de la educación porque ya casi todos los niños y jóvenes van a la escuela. Esto es muy equitativo en el tiempo, los niños de hoy van a tener casi la misma escolaridad, independiente del ingreso de los padres, en tanto que sus padres tenían tres años menos de escolaridad si eran pobres que las personas de su misma edad que tenían mejor situación; y la diferencia entre los abuelos era de siete, ocho o diez años de estudio. Por eso, es clave ahora la calidad, y para mejorar la calidad hay que poner recursos adicionales, hay que tener mejores profesores, y hay que tener niños que puedan aprender más, y por eso es tan importante la protección de la infancia... en esos años se desarrollan todas las capacidades. Un niño que es querido desarrolla más capacidades que uno que es violentado. Y también es importante distributivamente la situación de los mayores. Cuando esté en marcha el pilar solidario, todos los mayores que sean pobres van a tener un ingreso de 75 mil pesos garantizado. Esto es un cambio fenomenal. Si son dos, van a tener 150 mil pesos garantizados. Es un gran avance en protección social y tendrá un efecto muy positivo en la distribución del ingreso. - Se ha afirmado que una reforma laboral que incluya una ampliación de la negociación colectiva es un instrumento que también debiera mejorar la distribución del ingreso, en tanto permite distribuir mejor las rentas entre empresarios y trabajadores. ¿Coincide con esa apreciación? - Yo creo que lo más importante para mejorar las rentas es la creación de empleos dignos y estables. Y hay dos cosas que hacer en esta línea. Por una parte, hacer que se respeten los derechos que se tienen, lo que es difícil cuando hay poca creación de empleos, porque es fácil despedir y contratar a otro. Por ello, la idea de una Defensoría de los Trabajadores me parece una gran idea y me alegro que la Presidenta haya acogido esta propuesta que ha realizado la senadora Alvear. Por otra parte hay que extender los beneficios que atiendan a los que transitoriamente quedan desocupados, como el seguro de desempleo. El seguro es una buena idea, pero no funciona y hay que hacer que funcione. Cuando hay condiciones de estabilidad, si el trabajador y el empresario saben que el tema no es competir entre ellos, sino colaborar, entonces las negociaciones se van a extender y van a beneficiar a más personas, y mejorará la distribución. Próxima Casen debiera mostrar mejoría - En poco tiempo más debieran conocerse los resultados de la encuesta Casen, a su juicio ¿qué debieran mostrar esas cifras?- Debieran mostrar una mejoría en todos los aspectos. Yo espero que muestren menos pobreza y menos indigencia o extrema pobreza, y también una mejoría en la distribución del ingreso en la misma línea en que nos venimos moviendo desde comienzos de esta década. - ¿Qué debe hacer Chile en términos gruesos para mejorar este problema?- Mucho de esto ya lo he señalado. Calidad de la educación, partiendo de lo preescolar, y con canales de financiamiento accesibles para la universidad. Fomento del empleo y de los sectores que pueden incrementar la productividad, que generalmente son Mipymes, y en relación a esto cambiar nuestro sistema de capacitación para que efectivamente se oriente a estas mejoras de productividad y no a reforzar a los que ya son productivos; extender y perfeccionar algunos de los sistemas de protección social; Aprobar pronto y completa la reforma previsional; corregir el seguro de desempleo; continuar con la extensión del AUGE. Y también revisar nuestro sistema tributario, al menos no disminuir los impuestos que son progresivos, como el de timbres y estampillas, el de la herencia y el de la renta.
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