sábado, septiembre 30, 2006

..DISCURSO DE ADOLFO Z. ANTE LA CUENTA DEL PRESIDENTE DEL B.CENTRAL


Discurso Pronunciado por el H.Senador Adolfo Zaldívar ante la Cuenta del Presidente del Banco Central.


El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).- Señor Presidente, respecto de la cuenta o del informe o como quiera llamársele -aun cuando las cosas son lo que son y no lo que se dice que son-, ha habido una diferencia entre nosotros que no es menor.
La exposición pertinente ha sido realizada hoy por el Presidente del Banco Central, acompañado por los consejeros, todos ellos presentes en la Sala. Y, francamente, soy de los que creen que en un sistema democrático es bueno y necesario el control, condición esencial para que un país pueda funcionar bien. No tengo otro ánimo sobre el particular.
Por eso, voy a ser bien hidalgo. Noto una actitud distinta en la cuenta proporcionada. La verdad es que otras anteriores han sido más bien como un mero trámite, incluso por la forma. Y hoy, para ser sincero, escuchándola con atención -por cierto, habrá que estudiarla-, uno encuentra una disposición diferente.
Si ello sólo se logró con la indicación de algunos señores Senadores, me parece importante. Espero que se avance más en la misma dirección. Porque con estos informes no analizamos problemas menores, sino que son el reflejo bastante profundo de lo que ocurre, en nuestra sociedad, en la marcha de la economía. Y lo digo porque a la denominada "ciencia económica" -me van a perdonar quienes son formados en ella- no la veo como una disciplina exacta, como una disciplina matemática digna de considerarse como una inmutabilidad que ni las leyes del espacio pueden desentrañar o explicar. Ahora hemos recibido un informe que nos parece más cercano, aunque, por cierto, todavía falta mucho.
Celebro que el Presidente del Banco Central hable de "tendencias". Estimo que ya vamos a empezar a entendernos o que estamos al menos convergiendo en algo que nos parece importante precisar: nos encontramos ante tendencias. Y ha sido prudente y no arrogante al utilizar dicho término. Me parece que ha sido una muy buena entrada para revisar el problema de fondo, propósito justificado por la forma como se está aplicando el modelo económico.
Soy uno de los partidarios de corregir este último. Y deseo precisar que ello obedece a que sus efectos, a mi juicio, no se concilian con lo que uno entiende como una verdadera economía social de mercado. Creo que la realidad de Chile así lo muestra.
Aquí no estamos para dar un examen de economía ni para rendir una prueba ante organismos internacionales, sino para manejar la economía del país en su beneficio y en el de la gente. Y ese debería ser nuestro norte.
Por eso, para ser responsable, lo que debemos hacer con una información como la que se nos entrega es estudiarla y después pronunciarnos sobre los aspectos más importantes. Espero realizar eso en unos días más.
Sí deseo formular un par de comentarios en coincidencia con varios señores Senadores.
Lo primero es que el crecimiento, de un tiempo a esta parte, es mediocre, es malo. La verdad es que empezó a aumentar a partir de 1984, de 1985. Y quiero ser muy exacto en ello, porque no me gusta ser mezquino, lo que no lleva a ninguna parte. El cambio del sistema se hizo en el Régimen anterior. Desde allí comenzó un crecimiento al cual no estábamos acostumbrados, el cual se mantuvo durante 10 ó 12 años en la forma como se llevó adelante. Mas desde hace 7 u 8 años no se refleja. Y la tendencia -como muy bien señaló el Presidente del Banco Central- es a continuar así. Pero por ese camino no vamos a resolver los problemas de Chile.
En consecuencia, deberíamos plantearnos cómo revertir ese resultado, mediocre para nosotros, al cual no podemos conformarnos. Seguramente, para otros países, algunos de ellos desarrollados, la tasa puede ser buena; pero para Chile no lo es, si queremos un producto geográfico bruto que nos permita, en los próximos años, ser una nación desarrollada y además tener bien distribuido el ingreso nacional.
Por consiguiente, aquí lo importante es que veamos las causas de lo que observo, sobre todo con un crecimiento de 4 ó 4,5 por ciento que, de no estar el cobre en los actuales términos de precio, sería del orden de 2,5, 2 ó 1,5 por ciento. Es decir, volveríamos a la situación económica del pasado, que nadie quiere repetir.
Además, está claro que el crecimiento se halla basado fundamentalmente en lo que Chile exporta -mayoritariamente, materias primas-, condición marcada por nuestra economía desde hace más de un siglo. Y si eso va a continuar, debe corregirse.

También ocurre que gran parte del producto interno destinado a nuestro consumo o la forma en que se genera está paralizado. Y aquí se han señalado ejemplos bastantes evidentes. De ellos, las consecuencias no son meramente económicas. Tenemos una situación social explosiva, en la que ya existen síntomas claros de que la gente no acepta seguir quedando marginada de todo y de que no ve posibilidades de movilidad social ni esperanzas de un espacio.
Por eso, considero bueno y necesario que asumamos esta realidad, no como un puro análisis económico -a veces quieren llevarnos de alumnos ante determinados organismos-, y la aceptemos respecto de la situación del país.
Las cosas no están bien. Y, a nuestro juicio, no hay posibilidad de mejorarlas si no se corrige la forma como se está aplicando el modelo, más aun cuando se ve la concentración de la riqueza, ocurrida fundamentalmente durante los Gobiernos que han estado bajo nuestra responsabilidad política.
Y si alguien quiere mantener eso, debe asumir su responsabilidad. Porque los beneficios que produce el esfuerzo nacional no pueden ser para unos pocos. Y menos aún cuando sostenidamente, a través de los medios de comunicación, se quiere hacer creer a la gente que esa realidad es inmutable, natural y que incluso no conviene alterarla.
Aquí falta decisión política para dar espacio a todos los que quieran y estén en condiciones de trabajar.
Y ésa es nuestra preocupación.
Es preciso corregir la forma como se ha venido implementando el modelo económico, porque hoy día aparece beneficioso para un mínimo de grandes empresarios, que están concentrando todo el poder -no sólo económico, sino también de los medios de comunicación-, e igualmente se hallan condicionando el accionar político.
Y por vía asistencial se satisface la necesidad del sector marginado o de los pobres, al que a través de ese mecanismo, en alguna forma, se le permite sobrevivir.
Pero 70 por ciento de nuestra sociedad es clase media y se encuentra en una situación difícil, cuando no, en muchos casos, desesperada. Y es el sector que ha dado la mayor identidad a nuestro país. Gracias a la movilidad social venida desde los tiempos de Manuel Montt, de Balmaceda, de Arturo Alessandri, de los Gobiernos radicales y de Frei Montalva, fue nuestra mejor expresión.
Hoy está quedando al margen. No podrá ser actor de nada.
Ayer, gracias a la forma de entender al país, no como un negocio, sino como algo superior, esos sectores nos permitieron avanzar y consolidar la democracia.
Hoy vemos con preocupación que esta reversión pueda llevarnos incluso a enfrentar consecuencias sociales, delictuales, que representen algo más profundo que los hechos mismos que está ocurriendo en nuestra sociedad.
Existe inconformidad, falta de participación, lo que nos obliga a tener una respuesta acorde para lograr una solución efectiva.
Señor Presidente, es necesario que tomemos conciencia de la gravedad de la situación social por la cual hoy día está atravesando el país y de que la responsabilidad se halla en la forma como se ha aplicado un modelo económico que no corresponde al social de mercado, sino que es su remedo.
He dicho.

Valparaíso, 13 de Septiembre 2006.-