martes, agosto 22, 2006

INSTITUTO JORGE AHUMADA.

Por Myriam Verdugo.



Estimados amigos y amigas:

Cuando en nuestro país todo parece estar sometido a los dictados del acomodo y el sometimiento, un grupo de profesionales hemos decidido dar cuerpo a la creación de este centro de estudios.

Creemos firmemente que el actual estado de la política nacional, así como el de nuestra convivencia, requieren de la formulación de propuestas que no sólo miren los números, curvas y estadísticas para tomar decisiones, sino también el rostro concreto de la mujer, joven, estudiante, anciano y anciana, trabajador y trabajadora, que se verán afectados por ellas.

En Chile, más que en naciones desarrolladas de Europa y el mismo Estados Unidos, parece haberse consagrado la inmutabilidad, perdurabilidad y santificación del mercado como rector no sólo de la vida económica, social y cultural de los países, sino también de la actividad política. En este último caso quien mejor “se vende”, gana.

En este escenario, casi fatalista para quienes apostamos por cambios que introduzcan elementos de justicia y de equidad en las relaciones de los chilenos, un grupo de profesionales hemos decidido levantar nuestra voz e ir contra la corriente de la renuncia, de la desidia, de la aceptación del actual esquema económico, político y social nacional como un icono sagrado e infinito.

Sabemos que vamos contra una corriente que es dominante, no por la aceptación de una mayoría, sino por la fuerza del poder económico y político, ambos bien flanqueados por una opinión pública que se construye a partir de medios de comunicación dominados por la derecha.

Decidimos arriesgarnos a poner temas, proponer cambios y provocar debates, sabiendo que habrá un contingente dispuesto no sólo a rebatirlos, sino a descalificarlos o destruirlos. Pero nosotros realmente creemos que es posible otro Chile, otro mundo y, por sobre todo, practicar otra forma de hacer política: una forma seria, tecnificada, pero también sensible, solidaria, honesta, fraterna y leal.

Ningún ámbito de la vida nacional y mundial estará ajeno a nuestro ojo escrutador ni a nuestro ánimo de contribuir con propuestas: la previsión de los chilenos; la salud a la que se accede; la calidad de la vivienda; la educación y el papel que le cabe al Estado en propiciar su universalidad y calidad; el marco legal que rige las relaciones laborales; la bioética; el papel de las religiones y su influencia en el orden mundial; las relaciones con los países vecinos. También serán temas de nuestra investigación y análisis. el papel del deporte como factor de cohesión y movilidad social; la comprensión del tema de la seguridad ciudadana -pero no desde la perspectiva de la paranoia urbana- y el análisis de la influencia de las tecnologías de la información en el cambio ya no sólo de las estructuras económicas mundiales, sino también de las relaciones interpersonales, familiares, sociales,






Fenómenos nuevos en la política internacional como el poder creciente que exhiben grupos político-religioso, político-étnico, político-medioambiental y, los más comunes, los grupos económicos transnacionales, deben ser estudiados ya que están pesando e influyendo en el devenir mundial con mucha mayor fuerza que los estados, e incluso más que comunidades de países. Debemos estar atentos a los cambios que se vivirán en el mundo producto de la creciente influencia política y económica de naciones como China e India y el anunciado declive de la influencia de Estados Unidos.

Interesante será masificar los antecedentes sobre la forma en que las mayores economías mundiales protegen a sus productores y cómo los países subdesarrollados o en vías de desarrollo se someten al tormento de las directrices de organismos internacionales que actúan como policías mundiales del manejo económico. Más proteccionismo en los países ricos, más liberalismo en las naciones pobres y todo ello protegido a través de la acción orquestada dirigida a boicotear iniciativas que buscan establecer mecanismos que tiendan a homogeneizar algunas condiciones del comercio mundial.

También es un fenómeno de gran interés para nosotros que la democracia que se practicaba en las plazas, en las ciudades, se haya trasladado a los medios de comunicación, generando que en países como el nuestro -donde el poder económico, social y político copó el mercado informativo-, simplemente se viva una democracia imperfecta ya que una corriente ideológica es la que define la agenda nacional, orienta a las masas e idiotiza a algunos sectores más vulnerables social y culturalmente.

Luego, es nuestro propósito ir con fuerza al rescate de aquella democracia verdaderamente participativa en la que el ejercicio de pensar y debatir es tanto derecho como deber y en la que todas las perspectivas son importantes para configurar un escenario en el que cabemos todos. Queremos que la “señora Juanita” y el “señor Moya” no sean más sólo un elemento retórico en el discurso de los próceres; queremos -de hoy en adelante-, oír el discurso de lo vivido y lo pensado por todas las señoras Juanita y señores Moya de la patria. Y, atención: no los estamos invitando a quedarse sólo en el “quiero”, en el “deseo” o en el “necesito”. Los estamos convocando a aportar ideas generosas, a enseñar de lo vivido, a decir “yo creo y pienso”, porque todos esos “creo” y “pienso” son necesarios y urgentes.

Dícese de la democracia, que es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Pero el voto no basta para que sea “del” y “por” pueblo; un gesto asistencialista y circunstancial no lo hace “para” el pueblo. Aquí, ahora y siempre, lo que hace a la democracia, “DEMOCRACIA” es la participación activa del pueblo: el pueblo femenino y masculino; el pueblo joven, el adulto y el anciano; el pueblo rico y el pueblo pobre; el ilustrado y el ignorante, en definitiva, el pueblo del tú, el yo y el él. El pueblo que somos NOSOTROS; todos y cada uno, hebra fundamental e imprescindible del tejido social.

Este grupo de profesionales no se conforma, como lo ha hecho una gran mayoría de políticos tanto de derecha como de izquierda, con la inamovilidad de un modelo excluyente. No aceptamos la administración de la desigualdad. No somos pupilos dóciles de los dictados de los “señores de la guerra, los señores del abuso, de los empresarios sin nación ni ley” que pretenden obligar a asumir como común, como general, un orden que sólo busca protegerles en su ambición y en su abuso.

La política nacional será, por supuesto, también objeto de nuestro interés. Participamos de una visión crítica sobre la forma en que ésta se practica tanto a nivel de partidos como de instituciones.

No vemos en la mayoría de los dirigentes políticos chilenos, un esfuerzo por aplicar coherencia en su acción; por desarrollar estrategias de corto, mediano y largo plazo; por diseñar políticas públicas visionarias. Los vemos sumergidos en el día a día, en la coyuntura banal y superficial, en las ambiciones personales que, pudiendo ser sanas, se transforman en conductas odiosas, destructoras.

Comprendemos ampliamente a los jóvenes nuevos diputados que han sido capaces de construir una amistad cívica por sobre las diferencias políticas; que miran con curiosidad y burla los anacronismos en el funcionamiento de su institución; que no aceptan todavía la falta de respeto que se tienen entre pares. Comprendemos y vemos con esperanza el gesto de un joven parlamentario, Álvaro Escobar, que tras intentar conjugar con el sistema político, haciendo gala de una honradez y sinceridad notables, renunció, no a la política, sino al sistema y a su partido.

Comprendemos y aplaudimos la explosión juvenil de mayo pasado, así como la forma responsable en que la mayoría de sus dirigentes se planteó. Echamos de menos la presencia de otros actores sociales importantes como los trabajadores, los profesionales. Echamos de menos a políticos formados en la convicción del servicio público y no en la de conservar el poder por el poder.

Pero este trabajo orientado a crear pensamiento no lo abordaremos sólo desde la intelectualidad, desde lo técnico. Habrá cabida en nuestro trabajo al aporte relevante de las personas, de actores sociales como los trabajadores, pensionados, estudiantes y mujeres.

Cada semana en nuestra página web levantaremos un par de documentos que esperamos sirvan de insumo al fortalecimiento de la sociedad civil y contribuyan a una participación ciudadana responsable e informada.

Jorge Ahumada Corbalán fue un economista relevante en la historia de nuestro país y de otras naciones del Continente en la década del 60 del siglo pasado. Por lo mismo pudiera resultar extraño para algunos el resaltar el legado de alguien que pareciera ajeno a nuestra época y a sus actuales vivencias y exigencias. Pero no es así.
En tiempos en que el diseño económico y sus técnicos chilenos son aplaudidos por el mundo entero, en el país se levantan cada día más voces pidiendo revisar algunos dogmas que alimentan la desigualdad, la desesperanza y la violencia.
En su época, Ahumada dijo que -como nunca-, estaban dadas las condiciones para una vida digna y llena de posibilidades en nuestro país, pero también decía que Chile seguía mostrando la sórdida pobreza de los desposeídos, en contraste con la ostentación orgullosa de los menos.
¿Qué diría de ver el Chile actual? ¿Qué diría de las discusiones bizantinas entre quienes se apegan a ultranza a las reglas fiscales y quienes, sin moverse del esquema, conceden algunas migajas asistencialistas?
Hoy, también existen condiciones para que Chile dé el gran salto que le permita oportunidades a todos sus hijos. Pero también como nunca, las estructuras siguen beneficiando y protegiendo a una minoría cada día más exclusivista y más insaciable, en desmedro de millones que ven pasar la modernidad y el desarrollo a través de los medios.
Sin lugar a dudas Jorge Ahumada se levantaría como una voz diferente, provocadora, pero también responsable. Como ayer vería que nuestro pueblo con una clara tendencia social, sigue entregando su confianza, demandando igualdad de oportunidades y menos diferencias, a quienes se esmeran por proteger las estructuras por sobre las personas y que, como ayer, siguen pontificando respecto a equilibrios, mesura y responsabilidad económica, desde su mundo de satisfacción y plenitud
La Corporación Jorge Ahumada, está integrada por los socios Myriam Verdugo, Hernán Bosselin, Ramón Briones, María Teresa Cortés, Guido Manríquez, Alejandra Bravo, Rafael Moreno, Gino Buzzeti, Fuad Chaín y Elizabeth Plaza, ejerciendo la secretaría técnica, Alejandro Salas.
Este grupo de profesionales se convocó con el objetivo de constituir a la Corporación en una voz que traiga al presente la necesidad de volver a trabajar y luchar por una “revolución en libertad”.
La Corporación Jorge Ahumada se abocará a la elaboración de documentos que aborden temas económicos, sociales y políticos y buscará a la vez desarrollar proyectos que vayan en beneficio de la sociedad, entregando instrumentos de promoción popular, progreso económico y cultural, e ideas para un debate serio y sólido que tenga al ser humano como centro de su quehacer.

Para que esto sea realidad es necesario promover este ejercicio de pensar y proponer en todo el país, para recoger de primera fuente el diagnóstico real de cada región y para concretar las ideas locales, que sin duda serán refrescantes en nuestro quehacer. Para ello queremos replicar en cada región esta idea, instalando oficinas locales del Instituto Jorge Ahumada.

Amigas y amigos, que la dureza de nuestro lenguaje, de nuestros planteamientos no los asusten. No hay en esta actitud ni odio, ni revancha, ni resentimiento. Si hay un agotamiento de muchos años de escuchar discursos, leer declaraciones, oír entrevistas, conocer planes y programas que prometen cambios, pero acaban manteniendo las estructuras de poder, de discriminación, de exclusión que son evidentes para todos, pero motivo de preocupación todavía de pocos.

Amigos, están todos cordialmente invitados –sin temor al error siempre posible– al hermoso desafío de pensar, y a descubrir la belleza del pensar.

1 Comments:

Blogger Gabriel De Pujadas Hermosilla said...

Excelente la idea de crear un Centro Jorge Ahumada, en la medida que eso nos pone en una dispocición de apertura hacia las nuevas corrientes del pensamiento y de las tendencias sociales y del desarrollo humano que se presentan en el escenario mundial, pero que a la vez nos hace recoger, sin temores, sin falsos orgullos, las verdades dichas en el pasado no sólo por este destacado economista democrata cristiano, sino por unas generaciopnes que marcaron nuestra ruta como partido, como acción comunitaria y como actuación personal.
Dios quioera que este primer empeño no sea abortado por la falta de fuerza, o por las malidicencias que hoy cunden en nuestra institucionalidad. Jorge Ahumada fue un hombre abierto, atento al signo de los tiempos y logró superar con sus planteamientos el estatismo generalizado que se presentaba en la época, al igual que ahora el neoliberalismo, como un bloque indiscutible, pero que al final demostró tener pies de barro. La injusticia social y la brecha entre ricos y pobres que hoy observamos en Chile es la muestra que este sistema tiene pies de barro como el estatismo de los sesenta.
Por eso un hurra por las intenciones de Miriam Verdugo y bien por todos aquellos que la acompañaremos en esta tarea.

Gabriel de Pujadas

22 agosto, 2006 19:41  

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