martes, enero 12, 2010

Qué predice realmente la encuesta de El Mercurio. Eduardo Engel

“Piñera obtiene 52,9 y Frei 47,1” concluye la bajada del 9 de enero con que El Mercurio presentó los resultados de la encuesta que encargó a Opina S.A. Como la ficha técnica sugiere un margen de error del 2,8%, el mensaje para Frei es lapidario: en el peor de los casos Piñera saca un 50,1% (la diferencia entre 52.9 y 2.8) por lo cual, pase lo que pase, el candidato de la Alianza tiene ganada la segunda vuelta.
La encuesta El Mercurio-Opina (EM-O) cubre tres centros urbanos: el Gran Santiago, Valparaíso y Viña del Mar, Concepción y Talcahuano. En todos estos centros Marco Enríquez-Ominami obtuvo más votos que a nivel nacional (21,7, 21,4 y 23,5 vs. 20,1%). Como las posibilidades de crecimiento de Piñera respecto de la primera vuelta vienen principalmente de los votos de ME-O, esto significa que Piñera tiene más posibilidades de aumentar su votación en ciudades donde ME-O obtuvo votaciones más altas. Es decir, las ciudades que cubre la encuesta EM-O son ciudades donde es razonable suponer que Piñera aumentará su votación en mayor medida que en el resto del país.
Lo relevante es quién gana en todo Chile, no en los tres centros urbanos antes mencionados. Por lo cual es interesante extrapolar a nivel nacional lo que sugiere la encuesta EM-O. Corrigiendo por la sobrerepresentación de votantes de ME-O, la diferencia a favor de Piñera cae de 5,8 a 4,2%. Llego a esta cifra asumiendo que quienes votaron por Frei, Piñera, blanco o nulo en la primera vuelta votan de igual forma en la segunda vuelta. Y que todos los votos de Arrate van para Frei. En tal caso, si votan todos quienes votaron por ME-O, la encuesta EM-O permite inferir que un 60% de quienes apoyaron al candidato díscolo votarán por Frei y el 40% restante lo hará por Piñera. Finalmente, supongo que los porcentajes anteriores también aplican a los distritos que no fueron cubiertos por la encuesta.

Como todo set de supuestos, los que he planteado son discutibles, pero no me parecen sesgados a favor de alguna de las opciones al inferir la votación del 56% del electorado que no cubre la encuesta EM-O. Los partidarios de Frei pueden argumentar que hay muchos votos nulos y blancos en la primera vuelta que fueron votos de protesta contra los partidos de la Concertación, pero que se inclinarán por Frei el domingo que viene. Los partidarios de Piñera, por su parte, se han jugado porque el ambiente triunfalista que lograron proyectar hasta hace poco llevará a que nulos y blancos se sumen a la opción percibida como ganadora.

El margen de error de la encuesta EM-O también está mal calculado, ya que supone que quienes no respondieron tienen preferencias idénticas a las de quienes respondieron. No se requiere ser experto en estadísticas para intuir que el margen de error para quienes no responden es mayor que aquel para quienes responden. Una corrección conservadora para esta omisión lleva a un margen de error superior al 3%. A lo cual cabe agregar que los márgenes de error asociados a una encuesta no garantizan que la diferencia entre la proyección y los resultados será menor que dicho margen.

Es una pena que, a diferencia de lo que hace la Universidad Diego Portales y el CEP, Opina S.A.-El Mercurio no publica la base de datos con la ficha de los encuestados. A pesar de lo anterior, interpretando correctamente la poca información disponible, se concluye que ésta predice un 52% para Piñera y un 48% para Frei, donde las dos votaciones anteriores tienen un margen de error del 3%.

A lo anterior se agrega que después de realizada la encuesta EM-O, la campaña de Frei finalmente está haciendo las cosas bien. El trío conformado por Carolina Tohá, Claudio Orrego y Ricardo Lagos-Weber ha dado credibilidad al mensaje del cambio generacional que viene dando el candidato de la Concertación. Y la bien aceitada campaña de Piñera ha cometido el primer error de importancia, al reconocer que se repetirán el plato rostros de la dictadura en un eventual gobierno de la Alianza.

Aún para quienes pasamos años estudiando estos temas, no deja de ser sorprendente que encuestando a poco más de mil personas uno pueda predecir el resultado de una elección donde votarán más de 7 millones de chilenos. Y, claro está, nada es mágico y hay veces que no se pueden hacer predicciones confiables. Cuando la elección es estrecha, las encuestas no sirven para predecir quién va a ganar.

Todo lo anterior sugiere que la carrera presidencial está lejos de decidida y que la noche del 17 de enero puede terminar siendo una larga jornada, en que los votos se cuenten uno a uno y se conozca el ganador sólo después del último cómputo.
Este es el cuerpo del post. Aquí quedará todo el texto que deseamos aparezca al hacer click sobre el link de ´´Leer más``. Es el texto que no se ve a primera vista. [+/-] Seguir Leyendo...