sábado, abril 28, 2007

.¿Cambiar o conservar el modelo económico?....E.Tironi.

Diversos actores políticos están lanzando llamados a cambiar el modelo económico chileno. Algunos lo hacen basados en encuestas que señalan que una mayoría de la opinión pública, al ser consultada, responde que está a favor de un cambio del modelo.
El punto clave, sin embargo, es, ¿de qué cambios está hablando cada uno? No ser específico, hacer propuestas vagas o generales es muy irresponsable porque el remedio puede ser peor que la enfermedad. Al no ser preciso, cada persona o grupo tiende a interpretar las propuestas de cambio a su manera, y a creer que los demás quieren los mismos que él o ella. Entonces, podemos encontrarnos de repente con algunos postulando que hay una mayoría de la población favoreciendo un cambio generalizado o radical, cuando en realidad hay (poca) gente postulando cambios parciales y muy distintos. Cuando el empresario y ex presidente de Sofofa Felipe Lamarca plantea cambiar el modelo, seguramente está pensando en algo muy distinto del Senador Adolfo Zaldivar o del Presidente del Partido Comunista. Sin embargo algunos incautos creerán que todos están hablando de lo mismo, o que están de acuerdo en iguales cambios.
Además, esa ambigüedad o confusión puede tener consecuencias graves. Ella favorece, y por eso es estimulada por, aquellos que buscan el cambio total. Sería aprovechada por los más radicalizados oponentes al modelo. Por último, otro aspecto clave es saber si se desea cambiar el modelo por no querer sus características propias o por sus efectos. Si es por esto último, habrá que demostrar que los llamados efectos son verdaderamente situaciones causadas por el “Modelo” y no por otros factores. Eso hay que demostrarlo fehacientemente antes de actuar. Si no vamos a “botar la guagua junto con el agua de la bañera”. Convendría ser menos demagogo y más riguroso en el uso del lenguaje. Es muy distinto hablar de “Cambiar el Modelo” que “hacer cambios en el Modelo”. Analicemos el tema entonces con precisión.
Más importante que tener claro qué cambiar es saber qué conservar. Como ha demostrado nuestro destacado científico y biólogo Humberto Maturana, toda unidad o sistema (como un modelo económico) existe y se mantiene en la medida que “no entre en interacciones destructivas con su medio” (El árbol del conocimiento, Cap.V, p. 67). Hay intervenciones (cambios introducidos por un agente externo, por ej. un gobierno o parlamento) que pueden ser meras perturbaciones del modelo económico y otros que pueden ser cambios destructivos de éste. Si no somos cuidadosos en especificar lo que deseamos conservar de un sistema, entonces introduciendo cambios que parecen menores podemos terminar destruyendo el sistema. En cambio si especificamos lo que queremos, podemos permitir que todo cambie alrededor de lo que conservamos.
En el marco interpretativo de la ciencia económica neoclásica, los modelos económicos se distinguen principalmente según los modos de organizar dos variables: la propiedad de las empresas (el Estado o las personas) y la decisión de qué bienes o servicios producir (si un plan estatal o el mercado). El gobierno de la UP introdujo cambios en esos dominios mediante la intervención de empresas privadas y la fijación de precios, generando no sólo un cambio destructivo del modelo económico sino del sistema político en general.
Aterrizando. Uno; basado en la reciente y elocuente experiencia chilena de 1973, no arriesguemos empezar con frases ingeniosas como “todo tiene que cambiar”, “la tierra para el que la trabaja”, “tengamos un modelo económico al servicio de la persona”, etc. y terminar como el 73 o como Argentina. Dos; estoy muy de acuerdo que el actual modelo no es un objeto sagrado intocable. Es una construcción humana, social e histórica. Si algunos de sus efectos no los queremos - como la actual pobreza, la desigualdad o el desempleo excesivos - , entonces centrémonos en proponer medidas específicas que corrijan esos efectos. Pero cuidando de asegurar un consenso en torno a lo que deseamos conservar. Entonces seremos libres para experimentar con medidas para alcanzar lo que queremos. Adelanto que considero debemos hacer reformas importantes en nuestra economía. Primero, lograr un BancoEstado y CORFO centrados en dar servicios eficientes a las Pymes y microempresas. Pero esto no es cambiar el modelo económico, sino el modo y criterio de operación de esas empresas estatales. Segundo, bajar impuestos a Pymes y subir al doble las pensiones asistenciales Esto tampoco cambia el modelo, pero puede reducir la pobreza a la mitad. Tercero, dar en concesión mas servicios sociales públicos, como consultorios y hospitales. Eso tampoco lo considero un cambio radical al modelo. Vender 10% del capital de Codelco SA a las AFP para que éstas inviertan más en Chile que en el extranjero tampoco cambia el modelo, pero generaría ingresos suficientes para elevar la subvención escolar y darla a estudiantes de carreras técnicas para mejorar la equidad. Eso sí mejorará las condiciones de vida de la clase media.
Esos son los cambios que necesitamos. Centrémonos en ellos y no en el demagógico slogan de cambiar el modelo, para poder así efectivamente avanzar en reducir la pobreza y desigualdad en Chile